Mi padre me hizo periodista. Y hay que reconocer que le salió bien la jugada. Crecí con la melodía de 'Protagonistas' en la radio y rodeado de periódicos manchados de mantequilla. Lo otro, lo de la obsesión por la política, también es cosa suya. Así que no me quedó más remedio que pasar mis días en el Congreso, en el Senado, en La Moncloa, en las sedes de los partidos y en cualquier sitio donde haya un político, incluido el campo con vacas cuando hay campaña. Sigo la información del Gobierno, del PSOE y de Sumar. Antes me curtí en el Canal 24 horas de TVE, en EL PAÍS, donde me formé en la Escuela del periódico, y en El HuffPost.