Mandarines es un término despectivo que surge en los círculos existencialistas de la posguerra para designar a aquellos políticos y miembros de la alta cultura que defendían, más que el

Sufrimos una clase política de pésima calidad, no sólo capaz de utilizar los resortes del Estado en pos del medro personal; también de proferir las mayores necedades. Pueden subirse al púlpito y prometer el paraíso en la tierra, para después, llevados por su afán de notoriedad, quedar como tarugos equivocando el título de un conocido libro de Kant. O, incluso, recomendar leer a tan ilustre filósofo y, a reglón seguido, admitir que ellos nunca lo han leído.