Hará algún tiempo les hablaba servidor de esos anuncios de colonias que son más crípticos que las cuartetas de Nostradamus. Y es que la publicidad me atrae mucho, porque viene a ser el resumen de la moral, estética y ética de cada época, de cada país, de cada modelo de sociedad. Así pues, debo hacer una confesión al hilo de lo dicho: estoy hasta los nenúfares del anuncio en el que un señor dentro de un automóvil, con la misma cara de alguien a quien se le apareciese la Santísima, exclama “¡Antonio Lobato!” y, efectivamente, el bueno de Lobato aparece. Ese Antonio Lobato dicho con reluctancia, con un staccato en la última sílaba y más exageración que Tezanos anula al propio Antonio y al producto. No podemos acusar al spot de pretensiones intelectuales, que no las tiene, pero sí de esconder lo que pretende vender. Pasaba lo mismo con el anuncio de un limpiador en el que un orondo mayordomo decía aquello de “El algodón no engaña”, del que la gente hablaba pero no todos recordaban la marca. No crean que se trata de ser originales. Carglass lleva empleando un jingle más años que la Tana en el que unas voces femeninas entonan “Carglass cambia, Carglass repara”. La tonadilla – me gusta más que jingle - es pegadiza, nombra la marca y deja claro lo que ofrecen: arreglarte o cambiar las lunas de tu automóvil.
Lo que pasa es que este es un mundo en el que, aunque parezca mentira, lo más difícil es lograr la sencillez. Lo dijo en cierta ocasión Lord Brummel al salir de una recepción “Hoy no he debido ir tan elegante, porque algunos han alabado el corte de mi levita”. Y esa simplicidad a la que aludo no se fundamenta en cosas elevadas. El “Cuate, aquí hay tomate”, “¡Anda, la cartera!”, “Los limones salvajes del Caribe” y otros eslóganes que hicieron fortuna en su tiempo no es que fuesen comentarios dignos de Aristóteles, pero cumplían con su finalidad, dar una imagen de marca divertida, alegre y positiva. Mucho me temo que el anuncio de Lobato – ojalá me equivoque porque me cae fenomenal y no tengo nada en contra del anunciante, ni siquiera poseo automóvil – tenga un efecto disuasorio.
Llegados aquí, hago una propuesta: ¿por qué no crear un canal temático de spots? Tendría importancia histórica, ahora que están tan obsesionados los del gobierno con ella, más que nada para cambiarla
Por eso considero la profesión de publicista como una de las más complicadas. Han de convencer al público de que el producto que anuncian es el mejor. Y el público anda corto de billetera y harto de vendedores de crecepelo con cartera ministerial. Que los medios que no dependemos de ese cliente oneroso y terrible que es el gobierno, el principal anunciante, mimemos al que decide promover su producto es lógico. Que en ocasiones es mucho más interesante el bloque de anuncios que el programa en el que va inserto, también. Llegados aquí, hago una propuesta: ¿por qué no crear un canal temático de spots? Tendría importancia histórica, ahora que están tan obsesionados los del gobierno con ella, más que nada para cambiarla. Con buenos historiadores, publicistas y sociólogos debatiendo acerca de esos anuncios que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas podría conseguirse un formato divertido y pedagógico. Podría complementarse con un concurso en el que se midieran los conocimientos en esa materia. ¿Qué bebida se promocionaba como la más famosa en el mundo entero? ¿Quién era Lily y que pretendía vender a las señoras? ¿Quiénes caminaban hacia el portal? ¿Qué limpiador era el más poderoso? ¿Quién dijo aquello de “Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo”? ¿Qué maravillosa artista folclórica fue imagen de marca de la Philips?
Puede parecer trivial, pero sólo lo trivial puede sacarnos de esa indigestión de falsa solemnidad política, de esa impostación al pronunciar la palabra democracia, de ese vender motos sin ruedas. Y conste que si alguien saca un formato como el descrito aquí, le pondré pleito. No va a venir de un juicio.
Bluesman
23/01/2025 09:12
Sí, me gusta la idea del canal temático y del concurso (siempre que este no esté amañado, como los que hoy se retransmiten en la tele). En otros temas, sugiero que ese que habla "con la misma cara de alguien a quien se le apareciese la Santísima" protagonice el 'spot' de la lotería de Navidad de este año. Podría exclamar "¡Te ha tocado!" con el mismo "staccato en la última sílaba y más exageración" para que nos creamos que la lotería no está amañada.
watt
23/01/2025 22:07
Maestro, George Beau Brumell no era Lord ni tenía títulos nobiliarios.