De Nevenka Fernández a Irene Pardo: cuando en el PP no creen a la víctima

"Es absolutamente falso. En ningún momento existió acoso de ningún tipo". El alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez, se defendió con estas palabras cuando conoció que su concejal de Hacienda, Nevenka Fernández, le había denunciado. Lo mismo hizo el 'número cuatro' del PP catalán, Alberto Fernández Saltiveri, cuando la presidenta de Nuevas Generaciones en Cataluña, Irene Pardo, relató hace unos meses a personas de la máxima confianza del líder del PP catalán, Alejandro Fernández, el maltrato físico y psicológico que sufría presuntamente por parte de su expareja desde 2018. Las afirmaciones de la joven dirigente eran "falsas", repitió Saltiveri una y otra vez.

El PP castellanoleonés no se atrevió hace veinte años a quitarle el bastón de mando a Álvarez. Le suspendió de militancia en marzo de 2001 mientras se dirimía la denuncia de Nevenka en los tribunales, pero le permitió seguir al frente del Ayuntamiento. Solo tras la sentencia condenatoria del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León en mayo de 2002 se le apartó del poder.

A Nevenka no se la creyó en su momento desde el PP, donde dieron más valor a las palabras exculpatorias del alcalde señalado en la denuncia. Todos sus compañeros de corporación, inclusive las mujeres, se pusieron del lado del alcalde. Irene Pardo ha visto cómo le ocurría lo mismo en los últimos meses tras denunciar el presunto maltrato que sufría.

En su caso, desde la cúpula del PP catalán, que sabía desde hace más de un año de la existencia de un parte médico de lesiones y una serie de mensajes que comprometían a su 'número cuatro'. Y no hizo nada. Solo las noticias sobre la denuncia presentada ante los juzgados de instrucción de Barcelona, adelantadas por Ara y Vozpópuli, provocaron la destitución fulminante de Saltiveri de sus cargos orgánicos.

Después de que saliese a la luz la demanda, Irene ha recibido numerosas llamadas de apoyo de compañeros de las juventudes 'populares', así como de personas próximas a Pablo Casado y Teodoro García Egea, quienes la animaron a seguir en el partido, pues se planteaba dimitir de su cargo en NNGG y darse de baja como afiliada ante la soledad que había sentido. Pero ninguna de esas llamadas ha sido del PP catalán, advierten fuentes próximas a la dirigente catalana.

Irene trasladó a lo largo de 2020 a la dirección de su partido en Cataluña las pruebas que había reunido contra Saltiveri, vicesecretario de Comunicación y Electoral hasta el pasado sábado. En noviembre se produjo una reunión clave con dos de los 'hombres de confianza' de Alejandro Fernández, en la que ella se derrumbó al comprobar que sus interlocutores no daban valor a su testimonio mientras no hubiese una denuncia de por medio.

Irene Pardo pasó de número tres en la lista de las generales con Cayetana Álvarez de Toledo a caer al puesto 11 en la papeleta de Alejandro Fernández tras relatar su calvario personal al PP catalán

En un momento dado, al ver que ella lloraba por esa situación, uno de sus interlocutores le sugirió que se diese de baja del PP para no tener que coincidir en reuniones y actos políticos con su expareja. "Si te va a minar la salud, mejor apártate", le soltó una de las personas de confianza de Fernández ante su sorpresa.

No se quedó ahí la cosa. Irene Pardo había ido en 2019 de número tres por Barcelona en la lista que encabezó Cayetana Álvarez de Toledo para las generales. Después de relatar su calvario personal a los dirigentes del PP catalán, cayó al puesto 11 en la papeleta de Alejandra Fernández sin que nadie le explicase los motivos de ello.

En enero de este año, a unos días del inicio de la campaña electoral del 14-F, saltó la noticia de que estaba abierta una investigación judicial contra Daniel Serrano, hasta entonces 'mano derecha' de Alejandro Fernández, por una presunta agresión sexual contra una compañera del PP. Este hecho obligó a Génova a tener que reaccionar con rapidez anunciando la dimisión de Serrano de todos sus cargos dentro del partido.

La dirección del PP catalán sabía de esta investigación desde dos meses antes pues el secretario general había tenido que ir a declarar a la sede judicial por ello. Lejos de guardar distancias con él, Fernández colocó a Serrano de número cuatro en la lista por Barcelona por detrás de las independientes Lorena Roldán y Eva Parera.

Tras la 'bomba', Fernández no pudo sacarle de las listas del 14-F al ser demasiado tarde. Así que a Génova no le quedó más remedio que anunciar el compromiso de Serrano de no recoger el acta si salía elegido, extremo que finalmente no ocurrió ya que el PP sólo obtuvo tres escaños.

El PP catalán defiende a Serrano

El candidato del PP a los comicios del 14-F criticó en febrero, en una reunión del equipo de campaña, que se hubiese filtrado la noticia de Serrano desde dentro de la formación. El propio Saltiveri tomó la palabra para cargar contra la afiliada. También deseó que la demanda fuese archivada e hizo un alegato sobre la presunta inocencia de Serrano.

Vozpópuli ha tenido acceso a mensajes internos del PP catalán en los que se acredita que tanto Fernández como su jefe de Gabinete, Eduardo Bolaños, conocían los detalles del caso de Irene Pardo antes de que se presentase la demanda el 1 de marzo.

Por ejemplo, el 25 de febrero hubo una reunión entre Bolaños y Saltiveri en la que el primero le indicó que debía presentar su dimisión de forma "inmediata". El vicesecretario de Comunicación se negó a ello porque consideraba que las manifestaciones de Pardo eran "falsas". Al día siguiente se produjo otra reunión entre Bolaños y Saltiveri en la que el jefe de Gabinete de Fernández le volvió a pedir que dimitiese "inmediatamente" o, en caso contrario, se procedería a su cese "de forma inmediata". Pero esto último no ocurrió, algo que Génova reprochó a su líder en Cataluña.

La intención de Fernández era esperar a la imputación de Saltiveri para apartarle de sus cargos. Sin embargo, podían faltar varias semanas para ello debido a los trámites de la justicia. Un tiempo que no se podía asumir en Génova, desde donde se impuso al presidente del PP catalán la destitución de su 'número cuatro'.

La dirección nacional sabía que Irene Pardo había esperado a que pasasen las elecciones catalanas para poner su denuncia y así no perjudicar al PP, de ahí que desde Génova se presionase al líder del PP en Cataluña con la necesidad de cesar a Saltiveri para no dañar la imagen del partido. Pero Fernández no se atrevió a cortar con él. Primó la amistad de muchos años y luego, cuando saltó la noticia, ya fue tarde.