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Economía

Criteria Caixa encarga al nuevo consejero delegado apaciguar el consejo de Naturgy

Ángel Simón utilizará sus buenas relaciones con Francisco Reynés para calmar los ánimos entre los dueños de la gasista. La gobernanza de Naturgy es prioritaria para Criteria

Los fondos de Naturgy dan cuatro años más a Reynés sin división de la compañía a la vista
Junta General de Accionistas de Naturgy Naturgy

Ángel Simón es desde este jueves el nuevo consejero de Criteria Caixa. Una función ejecutiva que le otorga Isidro Fainé y que busca, entre otros aspectos, bajar la tensión que se vive en el consejo de administración Naturgy, la segunda mayor fuente de ingresos del holding después de Caixabank. 

Según explican fuentes cercanas al holding, la relación entre Ángel Simón y Francisco Reynés es muy cercana. Son dos ejecutivos que han desarrollado su carrera profesional en el entorno de Fainé y que se conocen personalmente. Esto permitirá que el consejero delegado del máximo accionista de Naturgy y su presidente ejecutivo calmen un consejo en el que los fondos CVC, IFM y GIP llevan cerca de dos años 'remando' para diferentes lados. 

La tensión entre los cuatro dueños de Naturgy ha sido habitual en los cinco años de Marcelino Armenter como consejero delegado de Criteria, aunque Armenter sólo duró dos años sentado en la mesa de gobierno de Naturgy. Marcelino Armenter abandonó su silla en plena OPA del fondo IFM por la gasista española para centrarse en su liderazgo del holding, una OPA donde Criteria Caixa apostó por aumentar su participación en la energética española del 20 al 26% en plena oferta de IFM. 

Criteria, a diferencia de CVC y GIP, no adjuntó ninguna carta a la CNMV para informar que no vendía parte de sus acciones en la controvertida ‘OPA australiana’ por Naturgy. Y meses después, en plena rumorología, anunció al mercado su intención de ampliar su participación. Desde entonces el consejo de Naturgy ha vivido un choque de ‘bandos’ con CVC y GIP, por un lado, y el holding que lideraba Marcelino Armenter con IFM como nuevo ‘socio’, por otro. 

Una tensión que no ha ayudado para el debate de asuntos estratégicos para el futuro de la compañía que preside Francisco Reynés. La crisis de contratos de gas con Argelia, la separación de la compañía en dos, un negocio regulado y otro liberalizado, y el nombramiento de un consejero delegado, que a punto estuvo de cerrarse con el nombramiento del banquero Ignacio Gutiérrez Orrantia pero que esta división en el consejo terminó torpedeando.

Una nueva etapa en Naturgy

Simón tiene en su mano abrir un nuevo período en Naturgy, una compañía que generó en sus últimas cuentas un total de 440 millones de los 1.199 millones totales de beneficio y donde su participación tiene un valor de 6.350 millones en el mercado. Esta etapa también estará marcada por el aterrizaje de BlackRock en la compañía, después de la compra de GIP por 11.400 millones.

BlackRock se espera que sea más amigable y largoplacista que su predecesor. Los dos consejeros que heredarán, frente a los tres que tiene Criteria, son uno de los grandes interrogantes, ya que no cuentan con ninguno en sus participadas del Ibex, y su participación del 20% es también muy superior a ese 5 u 8% que maneja en compañías como Iberdrola, BBVA o Repsol.

Unas dudas que no se resolverán pronto. La digestión de BlackRock de GIP durará meses, mientras los organismo de competencia en Estados Unidos y otros países como España revisan cada detalle.

Un futuro en paralelo

Simón, como cara visible del principal accionista, y Reynés, como máximo ejecutivo, compartirán esta nueva etapa en paralelo. El mandato del consejero delegado de Criteria dura hasta 2028 y el presidente de Naturgy renovó el pasado año hasta 2027 al frente de la compañía.

Los conocedores de Ángel Simón también le definen como un ejecutivo "trasversal", que mantiene buenas relaciones con todas las instituciones y formaciones políticas. Una virtud que también será clave en la senda de transición ecológica que afronta Naturgy y en una etapa donde el choque con la clase política limita el margen de maniobras a las grandes compañías del sector.

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