Quantcast

Economía

La crisis del 'container' que ahoga al comercio: "No queda otra que asumir costes"

El tapón comercial en las aguas asiáticas ha encarecido el transporte marítimo y obligado a las industrias a recurrir también a otras vías comerciales para solventar la demanda

La paradoja de la eficiencia
Contenedores apilados en la terminal de Yangshan, en el puerto de Shanghái (China). Xu Congjun / DPA / Europa Press

No hay barcos de mercancías ni contenedores para todos. El caos del transporte marítimo que se vive en Asia desde principios de verano está asfixiando al comercio y ha disparado los precios de los 'containers'. Aunque no les "queda otra que asumir costes", las industrias también se están buscando la vida para capear el cuello de botella y traer en tiempo y forma su mercancía a España.

El tapón en los puertos asiáticos comenzó a formarse en junio y en julio. No hay una única razón que explique por qué el precio del transporte marítimo se ha disparado. Más bien coincidieron una serie de circunstancias en el peor momento posible: entre junio y julio, cuando Europa y Estados Unidos se abastecen de productos para el Black Friday y las Navidades.

"Es la suma de cuatro problemas", explica Francisco Aranda, presidente de la Organización Empresarial de Logística y Transporte (ONO). "En primer lugar, que tenemos una hiperdependencia de China. Al mismo tiempo, la demanda de comercio electrónico ha crecido de una manera espectacular en todo el mundo. Faltan contenedores y hay limitaciones de personal en los puertos de China", resume. En los últimos meses, el país asiático ha sufrido casos de coronavirus que han ralentizado la actividad en algunos de sus puertos.

La urgencia es tal que nos consta que se están perdiendo contenedores por el camino y que incluso los capitanes de barco, cuando tienen temporal, en vez de evitarlo tomando una ruta alterativa y tardando más, lo afrontan"Francisco Aranda, presidente de la Organización Empresarial de Logística y Transporte (ONO)

Como la demanda comercial supera a la oferta, los precios para cargar un contenedor se han disparado. "Quien más pague es al que le transportan o al que le facilitan los contenedores", dice Aranda. Antes de la pandemia, cargar un contenedor en China para traerlo a puertos europeos costaba alrededor de 1.000 euros. En pleno verano, según Aranda, se ha llegado a pagar entre 13.000 y 15.000 euros. Para llevar uno de 40 pies a Los Ángeles, en Estados Unidos, la tarifa ha llegado a superar los 15.000 dólares.

La escasez del acero para fabricar contenedores y de los palés de carga han puesto la guinda a esta situación. "La urgencia es tal que nos consta que se están perdiendo contenedores por el camino y que incluso los capitanes de barco, cuando tienen temporal, en vez de evitarlo tomando una ruta alterativa y tardando más, lo afrontan", cuenta el presidente de la patronal logística. Según el Financial Times, las tarifas para llevar un contenedor desde China a Estados Unidos se han reducido a la mitad entre septiembre y octubre gracias a los brotes de coronavirus y la crisis energética que sufre el país. Aun así, los precios siguen siendo mucho más altos que una situación normal.

En avión y tren

El tapón comercial en Asia-Pacífico por la falta de contenedores ha retrasado toda la cadena logística. A las cuatro semanas que tarda un naviero en llegar desde China a España, ahora hay que sumarle otras ocho de planificación para garantizar que los productos llegan por mar.

A la industria no le ha quedado otra que asumir los costes del transporte marítimo, pero también han optado por el avión y el tren para traer sus artículos. Tradicionalmente, el transporte aéreo siempre ha sido el más caro. "En el avión hay mucho menos hueco y frecuencia", señala Eduardo Zamácola, presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos (Acotex), la patronal textil en España.

Las industrias están apostando por el avión y el tren para traerse a España sus mercancías y relocalizando fábricas para acortar trayectos

El sector ha tratado de afrontar la congestión relocalizando su producción, es decir, fabricando productos en países más cercanos, como Turquía, Marruecos, Portugal y también en España. "Tapas un agujero, pero las cantidades que se producen en el sudeste asiático son mucho mayores", aclara Zamácola.

Las consecuencias de este cuello de botella se han notado en España. La industria ha tenido que adelantar pedidos En Ikea, por ejemplo, el caos marítimo en Asia ha retrasado productos y provocado situaciones de desabastecimiento. "La oferta de contenedores es limitada y por eso los estamos priorizando para transportar los productos más demandados por nuestros clientes", explican fuentes de la empresa.

Para aplacar el temporal, la compañía sueca ha recurrido al tren para traer a España sus artículos y está "en plena búsqueda" para aumentar el número de proveedores europeos y nacionales para evitar "situaciones similares en el futuro".

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.