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ECONOMÍA

De los ERTE covid a los ERTE por falta de insumos: la industria amenaza la economía

La falta de suministros y su encarecimiento están empezando a afectar a la producción, los precios y el empleo en España

De los ERTE covid a los ERTE por falta de suministros: la industria amenaza la economía
Fábrica de automóviles EFE

La falta de suministros a nivel mundial ha puesto en jaque a la industria española. Las compañías del sector manufacturero no tienen materias primas para producir y, cuando consiguen acceder a ellas, éstas se han disparado de precio (por el tirón de la demanda y la escasez de oferta), lo que aprieta los márgenes de beneficio y dificulta su recuperación tras la crisis de la covid-19.

Ante el parón forzoso de la actividad, muchas compañías -sobre todo del sector automovilístico- han tenido que recurrir a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), ya que no pueden mantener ocupada a su plantilla. Ahora que no hay restricciones sanitarias y se reactiva el consumo, lo que podría avivar su negocio, compañías como Renault, Ford, Nissan, Volskwagen o Seat se han visto obligadas a utilizar los ERTE para intentar contener sus costes salariales.

El impacto de este déficit de insumos en la economía se refleja también en los precios, ya que el shock de oferta de materiales contribuye a generar inflación.

Los precios en Europa han subido por distintos motivos: el encarecimiento del gas, el aumento de los costes de emisión de CO2, o la subida de precios de la energía no eléctrica y otros servicios relacionados con la interacción social (por la recuperación de la demanda frente a los ínfimos niveles de 2020 -lo que se explica por el efecto base-).

Todos estos factores llevan a los expertos a pensar que la inflación será transitoria, sin embargo, el Banco de España advierte de que la falta de materias primas podría jugar un papel clave.

"Desde finales de 2020, se han venido produciendo algunos cuellos de botella significativos en las cadenas globales de suministros que habrían limitado la capacidad de las empresas, especialmente en las manufacturas, para satisfacer, en los plazos requeridos, una creciente demanda global. El impacto de estos desajustes entre oferta y demanda se habría visto ya reflejado en un notable encarecimiento de determinados bienes intermedios", detallan.

Prueba de ello es que el Índice de Precios Industriales, que publica el Instituto Nacional de Estadística, registró en el mes de julio una subida anual del 15,3%, un incremento de precios en términos interanuales que no se registraba desde el año 1983.

"Ha habido una acusada aceleración de los precios de producción industrial en España, con especial intensidad en el caso de los precios de fabricación de algunos bienes intermedios en las ramas de la metalurgia, la química básica y la industria papelera. Estas presiones inflacionistas aún no se han visto reflejadas de forma apreciable en la evolución de los precios de la cesta de consumo. Sin embargo, la evidencia empírica disponible apuntaría a que una parte, relativamente reducida, de estas podría acabar trasladándose, con un cierto desfase, al IAPC (Índice Armonizado de Precios al Consumo", apunta el supervisor.

Lanza, además, una advertencia: "Cabe la posibilidad de que las fricciones que se han observado hasta el momento en las cadenas globales de suministros puedan acabar siendo más persistentes de lo anticipado".

Por qué no hay materias primas para la industria

La falta de materiales industriales se debe a que, tras el parón que se produjo por la pandemia, la demanda se ha recuperado a más ritmo de lo que ha podido recuperarse la oferta y, además, en algunos sectores, ha superado la demanda que existía antes de la covid.

"Las mayores necesidades de digitalización surgidas en el ámbito laboral, educativo y doméstico fomentaron la compra de dispositivos electrónicos, al tiempo que la menor movilidad y la caída del gasto en ciertos servicios -inducidas principalmente por las medidas de contención de la pandemia- derivaron en una transición del consumo privado hacia la compra de bienes, especialmente de aquellos bienes duraderos vinculados al equipamiento del hogar", apunta el Banco de España en otro informe.

Este desajuste entre oferta y demanda ha provocado que sectores como el de los semiconductores, los productos químicos, los plásticos, la madera o los metales industriales sufren importantes problemas de desabastecimiento, algo que afecta especialmente a los países europeos por ser dependientes de la importación de materias primas y bienes intermedios.

En concreto, un 40% de las empresas europeas se enfrentan a este problema, con diferencias sustanciales por países: en Alemania este porcentaje asciende al 70%, mientras que en España es del 22%.

La incidencia es especialmente grave en la industria automóvil (43% de empresas afectadas en España), en el de material y equipo eléctrico (48%), caucho y plásticos (53%), o productos metálicos excluyendo maquinaria y equipos (39%).

Consecuencias para la economía

"La falta de material o de equipo está impidiendo que las empresas manufactureras de la Unión Económica y Monetaria puedan responder plenamente a la rápida recuperación de la demanda, lo que podría lastrar el proceso de recuperación económica", advierte el Banco de España. Algo que podría agravarse si el cuello de botella acaba afectando a otras industrias como el transporte, el comercio al por mayor u otros servicios profesionales.

Por el momento, la falta de suministros está teniendo impacto en la producción -lo que se reflejará en el crecimiento del PIB industrial-, en la inflación de forma limitada -ya que la subida de precios industriales aún no se ha trasladado a los bienes al consumo- y en el empleo -ya que algunas compañías, sobre todo del sector del automóvil, han enviado a sus trabajadores al ERTE-.

CCOO ha pedido al Gobierno que "ponga en marcha medidas que permitan paliar el impacto de las paradas de producción, medidas que frenen el impacto de los posibles ERTEs que se deriven de la falta de suministro de semiconductores".

"Europa ha pasado de producir en el año 1990 el 44% de la producción mundial de semiconductores a un 10% en la actualidad, lo que ha provocado una alta dependencia de los grandes fabricantes a escala mundial ubicados principalmente en Asia. Eso, sumado al encarecimiento del transporte por vía marítima y la crisis al mismo tiempo de algunas otras materias primas, hacen que en el sector del auto en España se esté dando la tormenta perfecta”, apuntan.

Avisan además de que aunque la crisis es coyuntural, "se va a prolongar en el tiempo, como también se señala desde Bruselas estimando que la crisis puede aún durar 18 meses".

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