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Ejercicio

Reposo activo: qué es y cómo ayuda a luchar contra el sedentarismo

El reposo activo consiste en descansar de nuestro entrenamiento habitual y llevar a cabo alguna disciplina con una menor intensidad y duración

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Reposo activo: qué es y cómo ayuda a luchar contra el sedentarismo. Pixabay

El reposo activo o descanso activo es el periodo en el que descansas de tu ejercicio físico habitual pero sigues entrenando. Es ideal en épocas en las que nos sentimos más cansados o con menos energía y muy recomendable durante las semanas de vacaciones, ya sea en verano o en invierno, por ejemplo, durante las navidades.

En los últimos tiempos, el descanso activo ha ganado popularidad entre los amantes del deporte, ya que es una buena forma de seguir activos y descansar de la intensidad a la que entrenamos el resto del año.

Después de las vacaciones estivales y con la llegada del otoño, podemos vernos abocados al sedentarismo. La apatía que puede producir el final del verano y las numerosas tareas a las que nos enfrentamos con la vuelta al trabajo, podrían llevarnos a dejar de lado el ejercicio físico, fundamental para una vida más saludable y libre de posibles enfermedades.

El reposo que hagamos al volver a la rutina no debe ser absoluto. Está bien si hemos dado un respiro a nuestro cuerpo, pero no debemos caer en la vaguería o la pereza que nos llevará a un estilo de vida poco o nada saludable. 

Si no nos sentimos con fuerza para llevar a cabo entrenamientos de alta intensidad, podemos probar a seguir ejercitando el cuerpo con menor intensidad. Esto nos ayudará a que la vuelta a nuestro entrenamiento ordinario sea más llevadera física y mentalmente.

Lo que debemos realizar es un descanso o reposo activo, que consiste en adoptar unos hábitos de actividad de menor intensidad y duración a los habituales, y en su mayoría distintos a los que estamos acostumbrados. Deberían ser actividades o ejercicios de carácter general, multiarticulares, y que no ayuden a mejorar la circulación sanguínea y la oxigenación de los músculos.

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Nadar es un buena idea para llevar a cabo el reposo activo.Pixabay

Disciplinas para el reposo activo

Así pues, en esas semanas en las que no tienes tiempo o energía para ir al gym, aprovecha para entrenar de forma ligera y conseguirás así los beneficios antioxidantes que tiene el deporte, te sentirás mejor, con más energía y mucho más concentrado en el día a día.

Para ello, los expertos en el área fitness de Club Metropolitan nos ayudan con estas propuestas que revelan las mejores disciplinas con las que garantizar un descanso activo que el que combatir el sedentarismo:

- Natación. Un clásico apto para todos los públicos. Hay gente que disfruta más nadando en la piscina y otra en el mar. Ambas alternativas son válidas para nuestro planteamiento vacacional. Sin embargo, nadar en el mar es más ligero debido a la cantidad de sal del agua, ya que hace que el agua esté más densa y flotemos con mayor facilidad. Además, si nadar es considerado popularmente como uno de los deportes más completos no es porque sí. Nadando trabajamos la mayor parte de grupos musculares y ejercitamos el sistema cardiopulmonar, además de fortalecer las articulaciones y mejorar nuestra postura corporal.

- Senderismo. Andar tiene numerosos beneficios para la salud, por ejemplo, disminuye el riesgo de sufrir hipertensión, y en el caso de que se sufra esta dolencia, caminar reduce los valores de presión arterial. También ayuda a reducir el colesterol, previene la aparición de diabetes puesto que al caminar el organismo procesa el azúcar más rápido. Caminar es un ejercicio que contribuye a bajar de peso, especialmente si se le dedican entre 45 minutos y una hora diarios. 

Hay una parte de nuestros genes que son ‘promotores’ de la obesidad y los investigadores de Harvard determinaron que andar aproximadamente una hora diaria contribuye a contrarrestar a la mitad los efectos de estos genes. Si andamos en un terreno con cierto relieve, como el de una ciudad con alguna pendiente, la montaña o playa, nuestro cuerpo requiere de un mayor esfuerzo y una mayor demanda muscular, y por lo tanto cardiorrespiratoria, trabajando así su fortalecimiento a la vez que la resistencia cardiovascular. Con ello también mejora la circulación y la tonificación de los diferentes músculos del cuerpo ejercitados, como las piernas, el abdomen y los glúteos. 

Favorece además el retorno venoso. Caminar es, además, una manera muy ‘amable’ de movilizar la espalda baja y muchas de las personas con lumbalgia se sienten aliviadas tras caminar por un periodo corto de unos 15 o 20 minutos, aproximadamente.

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Practicar pilares es ideal para los días de reposo activo.Pixabay

- Yoga. Siempre se ha señalado el yoga como una de las actividades que aportan un mayor bienestar, sobre todo porque ayudan a relajar el sistema nervioso y a reducir el estrés. Gracias a esta disciplina, se trabajan ejercicios de relajación y respiración para conseguir el equilibrio perfecto entre cuerpo y mente. Para ponerlo en práctica, solo necesitas un mat o colchoneta y relajar la mente a la hora de realizar las clases ya que es una práctica que no solo te beneficia por fuera, sino también por dentro. 

Con la práctica del yoga, aumentas la flexibilidad corporal, ganas cierto tono muscular, mejoras la movilidad de músculos y articulaciones y trabajas el equilibrio de todo el cuerpo. Además, su práctica se combina con ejercicios respiratorios, que reduce el ritmo cardíaco y relaja el organismo, facilitando de esta manera calma mental, una mejora en el descanso y una mayor capacidad de concentración. Todos ellos son factores que contribuyen a la reducción del estrés.

Generalmente entendemos el yoga como una actividad muy relacionada con la relajación y la elasticidad muscular, pero es importante entender que, para aquellas personas con limitaciones de elasticidad muscular, el yoga puede ser una actividad muy exigente, por lo que en etapas iniciales puede no resultar relajante, aunque sí muy beneficiosa, una vez superada esta etapa inicial.  

- Pilates. Este método está basado en diferentes disciplinas como el yoga o la danza. Durante su práctica, se trabaja sobre todo el desarrollo de los músculos internos que ayuda a mantener el equilibrio corporal y fortalece la columna vertebral. Integrando la práctica de pilates en tus rutinas de entrenamiento, además de mejorar la postura corporal y reafirmar diferentes grupos musculares, puedes llegar a conseguir un cuerpo fuerte, flexible, armonioso y saludable. Además, en el plano emocional, el método Pilates es realmente beneficioso para alcanzar conciencia corporal.

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