Diez años se cumplen, estos días, de uno de los arrepentimientos que permanece intacto en el imaginario español

Escribo hoy de un personaje con apodo de bandolero, El Campechano, que durante cuatro décadas reinó en España con inteligencia emocional suficiente como para ganar de calle, una y otra

La Corona, tras la estúpida y vergonzante salida del rey emérito, queda disminuida en funciones, tocada irremisiblemente en su imagen pública