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Opinión

Pedro Sánchez, suicidio en las urnas

El aroma a adelanto electoral sobrevoló el ambiente de Moncloa, pero la realidad se impone: Sánchez no se va a inmolar. Las encuestas y el retraso en la recuperación le obligan a resistir para sobrevivir

El 'dedazo' del Gobierno al nombrar a la jefa de Protección de Datos incumple la ley
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

“Cuando ganas las elecciones en Cataluña se produce una expansión, un efecto nacional, pero también cuando las pierdes en Madrid [sobre todo si las pierdes por goleada]. A partir de la primavera del año que viene, va a haber movimientos, y en política tienes que ser anticipado". Sánchez está avisado.

El caído Iván Redondo, el hombre que susurraba a Su Sanchidad hasta que quiso volar demasiado alto a lomos de los Fondos UE y con una Secretaría de Estado para gestionarlos, ha dejado claro que –si él siguiera en Moncloa- aconsejaría ir preparando las elecciones anticipadas. Pero Redondo ya ha perdido el favor de Pedro Sánchez y nadie de Moncloa ni del PSOE –“¿dónde está el aparato?”, clamaba Raúl del Pozo- acudió a la presentación de su biografía autorizada el miércoles en Madrid.

En el PSOE son muchos los que comparten la visión del exrasputín de Moncloa. “Las cosas solo van a ir a peor”, te cuentan en voz queda. “Los cálculos económicos no han salido como se pensaba antes del verano, y la recuperación, en vez de llegar como un Ferrari, parece ir a ritmo de un diésel…”, insisten.

Los cálculos optimistas del Gobierno y del equipo de Calviño siguen recibiendo las bofetadas del INE, del Banco de España, el BBVA o el Santander. El FMI ha sido el último: el miércoles pasado se sumaba a la oleada de revisiones a la baja del crecimiento de España con un recorte de siete décimas del PIB: del 6,4% que vaticinaba en abril al 5,7%, el mayor tijeretazo de toda la UE.

"¡Resiste, Pedro Sánchez!"

Pero quienes aconsejan a Sánchez no adelantar esgrimen precisamente que esos mismos informes hablan de una gran recuperación en 2022: el PIB crecerá un 6,4% frente al 4,7% que estimaba en primavera. “Tenemos que resistir, Pedro”, le insisten.

Además, ¿cómo adelantar elecciones, si las encuestas, una tras otra –salvo el CIS del desimputado Tezanos- y las propias que maneja el Gobierno hablan de una mayoría absoluta del PP con Vox? “Sería un suicidio” zanjan esas fuentes.

Así que el inquilino de Moncloa se dispone a seguir la máxima de Rajoy: “El que resiste, gana”, y a poner una vela a dios –el pacto de 'renovación' con el PP de los órganos constitucionales- y otra al diablo –los presupuestos con el apoyo de ERC, Bildu y todos aquellos con los que “nunca, nunca” iba pactar-.

En esta estrategia para ganar tiempo, Sánchez juega a dos barajas. Por un lado, pactos con el PP después de un congreso en el que ha recuperado a los socialdemócratas “de toda la vida”, como Óscar López o Antonio Hernando, marginando la radicalidad de Adriana Lastra o de quienes presumían de tener una interlocución fluida con los más duros de Podemos como José Luis Ábalos o el propio Iván Redondo.

Pero, a la vez, el presidente cautiva el apoyo de rufianes y otegis y éste se empeñe en dejar bien claro que el apoyo a las cuentas de Sánchez tienen precio: 200 presos etarras.

¿Y con Yolanda, “qué hacemos”, se preguntan en el PSOE? Es el gran peligro para Sánchez. Iván Redondo le pone ojitos –“solo hay tres personas que pueden llegar a Moncloa: Sánchez, Casado y Yolanda Díaz”- y la etiqueta como la favorita entre el electorado menor de 40 años. Pero sin Yolanda y su ‘frente amplio’, ‘plataforma’ o como quiera que acabe llamándose –cualquier cosa, menos Podemos, que ahora la marca morada es un baldón electoral ‘gracias’ al ya tertuliano Pablo Iglesias y su papelón el 4-M en Madrid ante Ayuso-, el PSOE no podrá volver a gobernar.

“El PSOE necesita que la ‘marca’ de Díaz no pierda fuelle. Vamos a necesitar sus escaños sean cuando sean las elecciones”, dice una fuente del socialismo madrileño. Y es que, citemos otra vez a Redondo, “el bipartidismo no va a volver, que se lo meta todo el mundo en la cabeza. Si el PP gana las elecciones gobernará con Vox, como el PSOE ha acabado gobernando con Podemos”.

El exgurú de Moncloa también tiene claro que "es imprescindible que crezca Yolanda Díaz para que Pedro Sánchez sea presidente". Pero en el PSOE no se fían, “a ver si va a crecer demasiado”. Y Su Sanchidad tampoco: por ello metió por sorpresa en los Presupuestos medidas de la izquierda como el cheque joven del alquiler o el cheque cultural para que no solo Díaz pueda explotar las medidas 'sociales'.

Sánchez sabe sobrevivir. Mejor que nadie. Su biografía (y las ‘cabezas de sus amigos y enemigos en la chimenea’, como dice Casado, lo demuestran). Que le pregunten a Iván Redondo...

Sánchez lo tiene muy difícil. Pacta a su derecha con el PP y con el PNV –la modificación del decretazo eléctrico es una cesión a los nacionalistas vascos- y, con ello, enfurece a su socio –Podemos pregunta en el Congreso esta semana al propio Gobierno por las “puertas giratorias” del PNV con las eléctricas-. Y, por si fuera poco, los morados le montan un incendio en cuanto Calviño intenta calmar a Bruselas con la reforma laboral…

Las encuestas y el retraso de la recuperación aconsejan a Sánchez esperar y no convocar elecciones. No le queda otra. El PP, mientras tanto, quiere que sus barones en Andalucía y Castilla y León convoquen en primavera para que se visualice un nuevo castigo en las urnas al PSOE.

Los roces en la coalición de Gobierno se multiplicarán, y Sánchez intentará seguir sobreviviendo con guiños a su izquierda y su derecha. Otra cosa no, pero Sánchez sabe sobrevivir. Mejor que nadie. Su biografía (y las ‘cabezas de sus amigos y enemigos en la chimenea’, como dice Casado, lo demuestran). Que le pregunten a Iván Redondo.  

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