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Opinión

Gracias, Isabel

Fachada del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).
Fachada del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). EFE

Se habló mucho estos días de respeto. De su falta, más bien. Se habló mucho estos días de la ausencia de humanidad en la política. Y en la calle -añadiría yo- que no es más que un reflejo de lo que ocurre, semana tras semana, en la Cámara Baja y viceversa. Se nos llenó la boca estos días de términos como “empatía” y nos sacudimos todos de golpe cualquier insulto que pudiéramos haber escupido alguna vez, como santos reconvertidos sin rastro en nuestros arcos de flechas lanzadas a lo más íntimo del contrario.

Agitó los árboles la carta del actual líder del país -aparentemente vulnerable y dolido- y consiguió incluso zarandear el enfangado bosque político y mediático español contaminado en exceso de un aire sucio y cargado de referencias centradas en lo personal. Porque nos hemos malacostumbrado a inhalar desdén, discordia, desacuerdo… Nos hemos habituado tanto a alimentar, en general, el ataque, la humillación, esa polarización que llegó a ser palabra del año 2023 según la RAE, que sólo una brizna de compasión y sentimiento, de buen trato, puede llegar a remover hasta el más sólido y firme paraje boscoso.

Eso es lo que ha conseguido una simple misiva. Y no, no me voy a referir más a continuación a esos cuatro folios firmados por el todavía -veremos qué dice el lunes- presidente del Gobierno y de los que mucho se ha hablado y se hablará. Yo me voy a detener en otra misiva escrita -en este caso- por una magistrada de Barcelona de nombre Isabel Giménez y dirigida a una niña de apenas nueve años.

Quiero dar las gracias a Isabel -como reza el título de esta columna- por devolvernos la fe, si algún día la perdimos, en una justicia justa y comprensiva

Quiero dar las gracias a Isabel -como reza el título de esta columna- por devolvernos la fe, si algún día la perdimos, en una justicia justa y comprensiva. Por utilizar las palabras precisas, necesarias para contarle y explicarle a una pequeña su decisión de imponer una orden de alejamiento entre ella y su padre. Por tirar del cariño. Qué importante el cariño tan escaso en estos tiempos. Por espolvorear a lo largo de toda esa sentencia pionera un perfume aterciopelado para suavizar un drama que, desgraciadamente, sufren muchos menores: el de la violencia machista en unos hogares, demasiados, que deberían ser refugio del mundo y no cárcel. “Lo primero que quiero decirte es que no te preocupes, que seguirás viviendo con tu mamá (…) que no tienes que ver ni hablar con el señor que le hizo daño (…) y que él tampoco puede acercarse a ti (…) para que puedas salir a la calle o ir al colegio tranquila y sin miedo”.

Pocos fallos judiciales recuerdo a lo largo de mi carrera periodística que me hayan conmovido y revuelto tanto las tripas. Habitualmente suelen ser páginas y páginas cargadas de tecnicismos incomprensibles para el grueso de los mortales e incluso para algún que otro profesional. Por eso, encontrarte de repente con unas líneas meditadas y escritas ex profeso para ser leídas por su destinataria, es de agradecer. “Has sido muy valiente (…) Sé que has tenido que contestar a muchas preguntas y seguro que ha sido muy cansado y doloroso, te pido disculpas, pero necesitábamos hacerlo (…) para que puedas vivir tranquila y sin temores al lado de tu mamá”.

Apuntan diversas informaciones a que los partes psicológicos realizados a la pequeña revelaban que había experimentado una pérdida de apetito y un aumento de sus temores desde que se propuso que debía reanudar las visitas al que es su progenitor y que se ha convertido para ella, sin embargo, en uno de esos monstruos malvados que no aparecen siquiera en los dibujos animados y que maltrata y hace daño a su madre. Unos partes que han sido determinantes para que esta magistrada haya decidido priorizar su bienestar sobre cualquier otra cosa. “Los jueces tenemos que decidir teniendo en cuenta qué es lo mejor para ti”.

Y en esa frase se resume todo. Se debería resumir todo en la vida y también en la justicia, que tendría que volcarse siempre en proteger a las víctimas cuando todavía están vivas para que, después, no sea demasiado tarde. Y hoy más que nunca, además, en la política, que debería basarse de una vez por todas en el respeto al contrincante y no como decía recientemente Miguel Ángel Rodríguez en una entrevista en el “a un insulto, devuelvo dos”.

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  • S
    Sidney Carton

    "en la política, que debería basarse de una vez por todas en el respeto al contrincante"

    Doña Ane, la historia de España es la que es, es cainita por naturaleza, a veces sanguinaria y cruel y a pesar de todo hermosa, bella.

    Qué es la derecha? lo que odia la izquierda , qué es la izquierda?, lo que odia la derecha. Cuando un español nace ya viene con el gen de odio incorporado, de serie, también su retoño, todos, no hay quién se libre.

    En cuanto a qué todos vivamos en paz y armonía, bueno, ya sabe no todo puede ser SUIZA.

    https://www.youtube.com/watch?v=1QCFblYg4vw&t=8s

    Acabo de preparar un bacalao gratinado con alioli y compota de tomate y zanahoria que me ha quedado de rechupete jeje. Ya quisieran los suizos jajaja

    • N
      None

      … Vamos, vamos, vamos con ese bacalao.
      Mira, a ver qué te parece. No es una cosa genética es más cosa de sentido común, (tienes, por ejemplo, la trayectoria político-personal de, por ejemplo, Jiménez Losantos), pero… creo que este te va a gustar (no llega a cuatro minutos).

      https://youtu.be/_Y9hsNPDH6U?feature=shared

      Un saludo sincero :-)

  • W
    Wesly

    Dice Dña. Ane que la política debería basarse en el respeto al contrincante.

    De acuerdo, aunque también, si es que pretendemos identificarnos como demócratas, debería basarse en la rendición de cuentas, en la transparencia, en la inexistencia de arbitrariedad, prohibida por el artículo 9 de la Constitución, en la inexistencia de impunidad selectiva, prohibida por el artículo 14 de la Constitución.

    Quien tiene la principal responsabilidad de velar por todo ello, incluido el respeto al contrincante, es el presidente del gobierno. Y es precisamente el presidente del gobierno quien, en lugar de responder a las preguntas que la oposición le formula en el Parlamento, se dedica a insultar a la oposición, a levantar muros contra la oposición, a indultar, amnistiar y colmar de privilegios (a cambio de sus votos) a quienes manifiestamente están contra la convivencia en paz e igualdad, a los que incluye sin rubor en su "banda" (como acertadamente calificó Albert Ribera a la mayoría Frankenstein).

    Es precisamente Pedro Sánchez, éste que ahora pretende presentarse como víctima, el principal culpable de la crispación que vivimos.

  • V
    vallecas

    Mire Dª Silvia, dicen ser periodistas pero en realidad son activistas, pero activistas fanatizados que responderían "hail" si el caudillo Sánchez gritara "sieg". Escriben cartas de apoyo al líder y estoy convencido que dirían exactamente LO CONTRARIO si se tratase de la esposa de Feijóo.
    Son ustedes Dª Silvia, miembros domesticados del "partido" que se atreve a finalizar su columna nombrando a M.A. Rodríguez cuando en sus filas tienen a una hiena llamada Óscar Puente.

  • N
    None

    … Buenas lluvias sean, Ane Ibarzabal
    Escribes muy bonito,. Aunque a veces haya que escribir sobre cosas no bonitas o simplemente feas, ¿verdad?

    “… no como decía recientemente Miguel Ángel Rodríguez en una entrevista en el “a un insulto, devuelvo dos”.

    No sé, Ane Ibarzabal, pero creo que todos tenemos claro de qué va, por de dónde viene y hacia dónde pretende ir, este precocinado ambiente tan hostil.

    No es ningún secreto que el Covid se extendió premeditadamente. Ni es ningún secreto qué es la Agenda 2030. Ni qué hay tras la masacre del 7-9-23 en Israel. Ni que pinta, o sea: dibuja y colorea, Rusia en el independentismo catalán.

    No es ningún secreto quién es quien.a estas alturas de la película
    No es ningún secreto quién ha iniciado un ataque y quién trata de defenderse.

    Miguel Ángel Rodriguez no habla de atacar, habla de defenderse. Pedro Sánchez sí habla abiertamente de atacar. Por eso usa el rol de víctima… como todo el mundo sabe. Yo no te creo, hermano lobo.

    Seguir con gaitas templadas ante una serie de personas que no tienen la más mínima intención de convivir con quienes no piensan como ellos, o en el caso de los fundamentalistas islámicos directamente no ser como ellos, es una acción, más bien inacción, suicida.

    No se trata de insultar o no. Se trata de poder seguir escribiendo libremente y tan bonito como haces tú, por ejemplo, aunque sea sobre cosas feas. Feas como todo lo que rodea a Pedro Sánchez y que incluye los miserables ataques a Isabel Natividad o las falsarias lágrimas de cocodrilo en nombre de su mujer, esposa, cómplice y socia.


    Igual que a un maltratador hay que tratar a Pedro Sánchez.
    Ha tenido seis años y el Poder suficiente para hacer las cosas bien o, al menos, no tan mal y… no ha querido.

    Porque el lobo es lobo , Ibarzabal y en tu bonito espíritu él ve jugosa presa.
    Eso es así.

    Muchas gracias. Un gusto leerte.
    Muchas gracias, una vez más, Vozpópuli.