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Los nuevos límites de velocidad en ciudad: más averías, más contaminación, más multas

Los nuevos límites de velocidad en ciudad generan todo tipo de controversias. Además de resultar complicado circular tan despacio, los coches pueden sufrir más averías y las ciudades más contaminación.

Circular a 20 o 30 km/h en ciudad va a suponer un aumento de averías y contaminación.

La velocidad ha sido desde siempre un argumento esgrimido por las autoridades para justificar las más diversas medidas, muchas de ellas relacionadas con las multas y los ingresos que de ellas se derivan. La última decisión de rebajar el límite de velocidad en ciudad a 20 km/h en busca de reducir los índices de atropellos va a condicionar mucho la circulación urbana, una velocidad realmente complicada de mantener sobre todo en los millones de turismos con cambio manual que siguen circulando por todo el territorio nacional. Pero también va a hacer condicionar los propios turismos y las ciudades, que además de mayores niveles de atascos van a tener que soportar mayores niveles de contaminación.

Y a ello hay que añadir la mayor facilidad que van a tener los ayuntamientos para recaudar multas por exceso de velocidad, pues mantener los 20 ó 30 km/h no es sencillo, sobre todo en los coches con cambio manual, en los que esa velocidad supone en la mayoría de los casos muchas revoluciones en el motor circulando en primera y una cierta dificultad para mantenerla en segunda. Y es que el tipo de vehículo, de motor, el número de relaciones de cambio o la simple forma de tratar el acelerador pueden variar los resultados de una velocidad más baja a otra más alta.

Porque en el caso de los coches con cambio manual, el embrague es uno de los elementos que más castigo y más desgaste puede sufrir en una conducción a tan baja velocidad, en la que pisar el pedal del embrague para regular la velocidad va a suponer al cabo del tiempo un desgaste de los discos que acaba por una avería y no precisamente económica. Un gasto que puede suponer para el bolsillo un coste muy por encima de los mil euros en función de la marca y modelo.

Pero no solo el embrague, la conducción a menor velocidad por los entornos urbanos provocará que esta se realice con el motor girando a revoluciones más bajas, evitando la limpieza del motor que se realiza a ritmos más elevados, lo que provoca entre otros daños que el filtro de partículas, situado en el tubo de escape y que requiere elevadas temperaturas, sufra y se obstruya, no eliminando el hollín que genera el motor. Tampoco es barato este elemento, que puede suponer un coste por encima de los 600 euros. Por ello, para quienes realicen muchos trayectos a estas bajas velocidades en ciudad resulta más que recomendable salir a carretera y usar así marchas más largas para lograr que el motor pueda limpiarse.

Efecto negativo en el medioambiente

Uno nuevos y más bajos límites de velocidad que si bien tienen por objetivo reducir la siniestralidad, puede llevar a lograr un efecto negativo medioambiental, ya que al vernos obligados a circular en marchas más bajas los niveles de consumo y contaminación suben en gran medida respecto a si lo hacemos en marchas más largas a bajas revoluciones. Por ejemplo, en el caso de un coche de cilindrada pequeña, el consumo puede ser de alrededor de un 10% mayor si va en tercera marcha en vez de en cuarta, tratando de mantener la velocidad lo más uniformemente posible.

Algo similar sucede en carretera, donde la DGT ya "amenaza" con rebajar el límite de velocidad en los trazados secundarios de un carril por sentido de 90 a 70 km/h. Una medida que también conllevaría un aumento del consumo en carretera, pues ya las pruebas de homologación de consumo que se hacían hasta 1990, que contemplaban experiencias en carretera y no en laboratorio, mostraban que los mejores resultados se lograban a los 90 km/h. Casi todos los turismos pueden circular en su relación de cambio más larga a esa velocidad, logrando muy bajos registros de consumo, pero no todos pueden mantener esa última relación de cambio a sólo 70 km/h, lo que obliga a una marcha más corta y a un régimen superior de giro que conlleva más consumo y más emisiones.

Y al igual que en ciudad, esa posible bajada del límite de velocidad favorecería un notable incremento de las sanciones, pues al igual que resulta complicado mantener en ciudad los 20 km/h, en carretera moverse a 70 km/h requiere mucha atención, sobre todo con los modernos turismos, cada vez más silenciosos y mejor aislados y que a esa velocidad en carretera se mueven de manera forzada.

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