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Economía

De las mafias del aceite a las falsificaciones de semillas: el fraude también 'ahoga' a los agricultores

El fraude también existe en el campo y ahoga al sector. Ejemplo de ello son los millones que genera el mercado ilegal del aceite, el fraude con semillas o la manipulación de jamones

De las mafias del aceite a las falsificaciones de semillas: el fraude también ahoga a los agricultores
Un hombre recogiendo semillas SICPA

El mercado ilegal del aceite de oliva genera en Europa 1.500 millones de euros, exactamente la mitad que lo que genera el mercado oficial. Además, miles de agricultores sufren las consecuencias de las falsificaciones de semillas, que para sorpresa de muchos, se suceden año a año. También existen manipulaciones en los criterios de algunas DOP de jamones, en la producción del azafrán o en la comercialización de productos de carácter religioso. Todas estas realidades crean el mapa del fraude del campo que también ahoga a los agricultores.

Son muchos los ejemplos de actos fraudulentos que tienen que ver con el campo, según explican desde SICPA, la mayor multinacional de soluciones y tecnologías contra la falsificación, fraude y piratería. Uno de los ejemplos más sorprendentes es el de las falsificaciones de semillas, que según este organismo, puede tener mucho que ver con el auge de los precios, ya que afecta a productos básicos de la economía española como el cereal.

En nuestro país las diferentes variedades de semillas "se someten a pruebas intensivas y a una estricta evaluación reglamentaria antes de ser comercializadas", para ofrecer productos seguros, de calidad y que se adapten a las normativas, por lo que pensar en falsificación y fraude en este sentido no es algo a lo que se llegue con demasiada facilidad. "Sin embargo, un creciente número de falsificaciones acceden a nuestros mercados, no sólo poniendo en peligro la agricultura sostenible, sino conllevando un riesgo inaceptable para la salud humana y el medio ambiente", cuentan desde SICPA.

No es una alerta cualquiera. Según el Banco Mundial, hasta la mitad de las semillas vendidas en muchos países africanos son falsificadas, con pérdidas estimadas por la Alliance for a Green Revolution in Africa de decenas de millones de euros cada año. Muy parecido ocurre en India, China, Ucrania, México o Colombia. En estos dos últimos países se sabe que por el uso de semillas falsas o no certificadas se pierden 92 y 70 millones de euros anuales, respectivamente.

Por desgracia, no se trata de algo lejano, que no cruza nuestras fronteras. De hecho, en 2023 surgieron en España muchos casos de venta fraudulenta de semillas de cereal en Valladolid, y dos años antes en Córdoba, con semillas de girasol. "Este fraude puede ser debido a una manipulación incorrecta del producto, a la venta de un producto de menor calidad indicando que es otro de mayor calidad o por no pagar los cánones correspondientes", desarrollan los expertos. No tienen todavía datos concretos del impacto económico real en Europa, pero calculan, en base a su experiencia, que debe rondar el 12% de la producción total.

Esta realidad no solo afecta a los trabajadores del campo; afecta también directamente a los consumidores, pues lo que nos comemos, ya sea de origen vegetal o animal, depende directamente de las semillas. "Estas semillas de baja calidad producen rendimientos más bajos y están más expuestas a sufrir enfermedades", explica Fabián Torres, director de desarrollo de SICPA.

Los expertos lo tienen claro. Estas falsificaciones de las semillas suponen un problema "tremendamente lesivo" para la credibilidad y la economía de agricultores y distribuidores europeos, "expuestos a la compra involuntaria de falsificaciones que cada vez imitan mejor la apariencia exterior de los envases originales".

"Por eso, mejorar la trazabilidad de las semillas, que infunde confianza no sólo en la base de clientes, sino también en toda la cadena alimentaria, es de gran importancia para el campo, especialmente en estos momentos delicados de huelgas en todo el sector agrícola", continúa el experto, y añade que aunque los agricultores tienen un papel crucial para ayudar a detener la propagación de semillas falsificadas en toda la Unión Europea, se necesita una estrecha cooperación de las autoridades, aduanas y fuerzas del orden, además de otras iniciativas como algunas que promueven desde el propio organismo.

Más allá de la falsificación de semillas

Otro de los ejemplos de cómo el fraude también afecta al campo tiene que ver con el aceite, como ya contamos hace unos meses en Vozpópuli. Este producto es más oro líquido que nunca, por los desorbitados precios que ha alcanzado. Y en este contexto, la 'mafia del aceite' está creciendo casi en la misma proporción. Según los datos de EUIPO, en Europa el mercado legal de este producto genera 3.000 millones de euros y el ilegal 1.500 millones, exactamente la mitad. 

Entonces, Fabián Torres explicó a este periódico en qué consiste este problema. "La escalada del precio ha creado el escenario perfecto para introducir en los mercados productos adulterados o de procedencia dudosa, que no sólo ponen en riesgo la credibilidad de las empresas y la salud de los consumidores, sino que también degradan la imagen exterior de la Marca España".

Cabe destacar que España es uno de los países que peor parado sale en aumento del tráfico ilegal en el mercado de la alimentación: según los datos de EIT Food, organización alimentaria no gubernamental que cuenta con el apoyo de la Unión Europea, España es el país comunitario con más fraude alimentario en sus productos de origen, por delante de Italia y Países Bajos.

Torres explica que también existen otros casos de fraudes, falsificaciones y manipulaciones en el sector primario. Por ejemplo, manipulaciones en las normativas de algunos jamones para poder vender como ibérico lo que no lo es; adulteraciones en el azafrán para poder ahorrar gastos; o fraudes con las comidas de carácter religioso como la kosher o la halal. Se crea un verdadero 'mapa del fraude' del campo que perjudica al campo y se suma a todas las tensiones que ahogan al sector desde hace años.

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  • L
    Leonidas

    Para escribir de algo, hay que saber. Falsificación y mafia, dice. El problema del aceite es que a los agricultores les están robando las aceitunas y tienen que contratar guardería para vigilar sus olivos, luego se suma otto coste más, pero nadie controla quién entrega esas aceitunas a la almazara para que quién la roba no la pueda vender. Y en cuanto a la semilla certificada, que también ha subido de precio, debería saber que los primeros que venden la semilla no certificada son los que la producen, y que guardan en otros almacenes diferentes y venden los fines de semana, que es cuando el funcionario de turno no trabaja en la inspección. Suponiendo que lo haga alguna vez o esté ocupado, por orden superior, en visitar a los pequeños que maquilan semilla no certificada por denuncia de los de la certificada. Así es España. Una cloaca de corrupción amparada por gobiernos corruptos.