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Economía

Enrique Tomás, el Amancio Ortega de los jamones: "Si eres empresario en España te sientes muy solo"

Enrique Tomás, el rey de los jamones, charla con Vozpópuli sobre su nuevo libro, su trayectoria profesional, su visión sobre la empresa en España y sobre el hueco del jamón en el mundo

Enrique Tomás
El empresario del jamón Enrique Tomás Cedida

Pocas cosas hay más españolas que un bocata de jamón con tomate. Y en el mundo del jamón, el rey es Enrique Tomás. Con sus puestos de comida en los puntos más emblemáticos, ha llevado sus ibéricos a todos los rincones de España, y ya desde hace años ha dado el salto internacional, llevando el producto más español a todos los rincones de la tierra.

Enrique Tomás, que se define irónicamente como el Amancio Ortega o el Rafa Nadal de los jamones, acaba de publicar un libro, titulado '¡Vamos!: De 100 a 1.000 millones en 10 años', en el que el empresario narra su experiencia tras más de 40 años dedicado a construir su negocio desde una charcutería local hasta convertirse en la cadena de jamonerías más grande del mundo. En este contexto, Enrique Tomás, amante de los ibéricos como nadie, charla con Vozpópuli sobre su libro, su trayectoria profesional, su visión sobre la empresa en España, y sobre el hueco del jamón en el mundo.

Enrique Tomás charla con Vozpópuli

Pregunta: ¿Por qué este libro ahora?

Respuesta: Muy sencillo. En el año 2022 estaba en San Telmo estudiando en la Alta Dirección de la Cadena Alimentaria (ADECA) y me pidieron que escribiera el caso de Enrique Tomás; ya me lo habían pedido en 2015, pero entonces dije que no. Sin embargo, en el 2022, tras la crisis de la covid, sí que pensé que tenía interés contar cómo nos hicimos más fuertes con algo que tanto daño hizo.

El título original era de 'crac a crack' y quería contar cómo a finales del año 2020 yo llegué a pensar que se acababa todo, que el covid terminaba conmigo y con mi empresa como con otros cientos más. Y ahora, gracias a una serie de decisiones más o menos acertadas, hemos conseguido llegar a una situación privilegiada.

El libro habla más de fracasos que de aciertos, de la cultura del esfuerzo y habla de que la suerte también influye, porque hay muchas empresas que se quedaron por el camino y no por tomar malas decisiones. Así que fui contando todo eso con partes de la historia de la compañía, con sus errores, con sus aciertos... En definitiva, el libro tiene más que ver con la emprendiduría que con el jamón

P: ¿Quién es Enrique Tomás? ¿Y se lanza a hacer jamones?

R: Enrique Tomás es hoy un chico de 57 años, que cuando empezó era un chico de 8 años. Mis padres son de Orihuela, (Alicante), y, buscándose la vida, llegaron a Barcelona, donde se casan y tienen 11 hijos. Cuando iban por el tercero, el salario de mi padre no daba para tanto, así que montaron una lechería de la época. Les fue más o menos bien y pudieron tres o cuatro tiendecillas.

A los 8 años yo ya echaba una mano en mi casa y en las tiendecitas de mis padres. Con 16 monto mi primera tienda; ya tenía experiencia suficiente. Y es ahí cuando nace mi historia de amor por el jamón. Rápidamente empecé a detectar que algo no iba del todo bien. Los clientes me decían "Enrique, que no me salga el jamón salado, eh", "oye, no me cueles, dame jamón del bueno"... Entonces me empecé a preguntar que cómo era esto posible, cómo era posible que hubiera tanta inseguridad a la hora de comprar jamón.

Básicamente, detecté una necesidad y traté de darle una solución, había espacio para crear una marca de confianza. Todavía queda mucho por hacer a día de hoy, porque nadie entiende que el jamón que más se venda sea el prosciutto, cuando realmente el jamón ibérico está muy por encima...

Desde entonces no he parado de trabajar, aprender, aprender y trabajar. Y de luchar en pos de poner el jamón en su sitio.

El ego malentendido te lleva a sufrir por cosas que no deberíamos sufrir. Por eso digo que el libro habla mucho más de fracasos, porque del éxito no se aprende prácticamente nada y del fracaso se aprende todo

P: Ha comentado que el libro habla más de fracasos que de aciertos. ¿Pero la empresa y la historia de Enrique Tomás?

R: También habla más de fracasos que de aciertos, porque al final, cuando una tienda va bien te roba muy poca energía. Me explico. El ser humano hace mucho más esfuerzo por no sufrir que por obtener placer.

Te lo explico de otra forma. Cuando uno tiene una tienda que va bien, imagínate, gana 10, pues a lo mejor con un esfuerzo de equipo podría ganar 20. Pero cuando uno tiene una tienda que pierde uno, necesita el mismo esfuerzo para dejar de perderlo. Tú en una ganas 10 y en otra pierdes uno. Y en vez de centrarte en la que ganas 10 para ganar 20, te centras en la que pierdes uno para dejar de perderlo. Y yo explico que hay que ser práctico, que realmente, a veces, a veces por el motivo que sea, si te has equivocado, no pasa nada. Cierra, rectifica y punto. Pero es el ego.

Precisamente hablo mucho del ego, que es nuestro mayor enemigo. El ego malentendido te lleva a sufrir por cosas que no deberíamos sufrir. Por eso digo que el libro habla mucho más de fracasos, porque del éxito no se aprende prácticamente nada y del fracaso se aprende todo.

P: Susana Griso te definió como el Steve Jobs del jamón. ¿Usted se considera así?

R: No, (se ríe). Eso son cosas de periodistas, que os gustan los grandes titulares. Yo me considero el trabajador y el persistente del jamón, porque me empeciné en que algo podría hacer en el mundo del ibérico. Algunos me han llamado el Amancio Ortega de los jamones, que me hace mucha gracia y me cae mejor. Si me tengo que comparar con alguien, te diría Rafa Nadal, que no se da nunca por vencido, que no da un punto por perdido. La mayoría de las cosas grandes que yo he hecho en la vida es porque he dado un pasito más.

P: Con tantos años trabajando en el mundo empresarial, conocerá el sector perfectamente... ¿Es difícil ser empresario en España?

R: Para lo que tengo potencia de hablar es para ser emprendedor, porque empresario es más amplio. Y te puedo decir que cuando empiezas desde abajo es muy duro, mucho, sobre todo porque sientes mucha soledad... No es que no creas en ti, es que tienes que convencer hasta a tu pareja, a tus padres, a tus amigos, a los bancos, a los proveedores, a los clientes... Llega un momento en que no te cree nadie. Solo lo empiezan a hacer cuando ya facturas un millón.

No es que no creas en ti, es que tienes que convencer hasta a tu pareja, a tus padres, a tus amigos, a los bancos, a los proveedores, a los clientes

P: Muchos empresarios critican que las administraciones ahogan mucho al emprendedor...

R: Bueno, yo creo que no está tan mal. Durante el covid, el único país que bajo mi punto de vista lo hizo mejor que España fue Estados Unidos. En España tuvimos los ICOs y los ERTE. A mí en Londres no me ayudaron en nada. En Latinoamérica es un 'si te he visto no me acuerdo'. Y, sin embargo, en Estados Unidos, confían en el emprendedor con los ojos cerrados.

Eso sí, te puedo decir que por mucho que alerten de los países latinoamericanos, "cuidado con la mordida, cuidado con la mordida...", dicen, las cosas funcionan bien más o menos bien. Pero cuando tú juntas todas esas mordidas juntas, (esas casi extorsiones que te hacen cuando quieren comerciar un producto en Latam), pagamos casi lo mismo que en España, porque aquí pagamos tres veces más impuestos.

P: Volviendo a hablar del jamón, ¿cómo se vende el jamón fuera de nuestras fronteras?

R: El jamón, cuando la gente lo conoce, lo valora muchísimo. El problema que tiene el jamón es que cuando alguien no lo ha probado y no tiene cultura del jamón, no sabe bien qué es. Pero cuando alguien ha viajado y ha probado el jamón la valora muchísimo.

P: ¿Pero quién lo valora más: los españoles o los extranjeros?

R: (risas) La realidad, lo valoran más los españoles, cuando nos vamos, todos echamos de menos el jamón. La gente de fuera lo valora, pero no lo tiene y no está tan acostumbrado.

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  • U
    Urenga

    "...las cosas funcionan bien más o menos bien [...] cuando tú juntas todas esas mordidas juntas [...] pagamos casi lo mismo que en España, porque aquí pagamos tres veces más impuestos."

    ¿Funcionar bien? Depende de para quién.

    Allí ese sustituto de los impuestos sabes que acaba siempre y al 100% en manos de corruptos.

    Aquí, los impuestos ni siempre ni, por supuesto, al 100% acaban en manos de los corruptos, y aunque haberlos haylos como los de los titulares recientes, eso marca la diferencia entre un país relativamente próspero y otro que nunca podrá salir de sus miserias.