Las estadísticas notariales ilustran a la perfección las dimensiones del desplome que ha sufrido el mercado inmobiliario español. En 2012, el número de operaciones de compra-venta de viviendas registradas en España ascendió a poco más de 373.000, casi medio millón menos que la cifra correspondiente a 2007, el último ejercicio antes de que comenzaran a dejarse sentir los efectos de la crisis.