Un grupo de investigadores desarrolla un sistema miniaturizado que podría utilizarse para tratar enfermedades neurológicas que afectan a regiones específicas del cerebro. El sistema también podría medir los efectos de los medicamentos sobre grupos de neuronas.

Los intentos de los autodenominados “biohackers” de alterar la información genética de sus células han hecho saltar las alarmas entre las autoridades sanitarias y los expertos en bioética. Estas prácticas abren el debate sobre si existe el derecho a modificar nuestro organismo a la carta y qué consecuencias tendría.

Científicos españoles utilizan las técnicas CRISPR de edición genética para crear “ratones avatar” con mutaciones idénticas a las de personas concretas. Esta técnica permite experimentar nuevas terapias y multiplica las posibilidades de comprender mejor decenas de enfermedades raras.

La técnica de corta-pega genético CRISPR-Cas9 está viendo limitadas sus aplicaciones terapéuticas por un problema de licencias y patentes, según denuncia un artículo en la revista Science. Al delegar sus creadores en pequeñas empresas privadas, se está formando un cuello de botella que limita el desarrollo de aplicaciones para enfermedades raras o con incidencia en países pobres.