Ángel de Cabo, el liquidador de las empresas de Gerardo Díaz Ferrán, tenía en una 'moleskine' y otros documentos el nombre de diez empresas en concurso de acreedores a las que había puesto en su punto de mira para expoliarlas.

La apertura de las cuentas -una a su nombre y otra al de su mujer- tuvo lugar el 29 de abril de 2011, menos de un año después de la adquisición de Marsans, en la oficina del BBVA de Zúrich (Suiza), pero antes De Cabo tuvo que cumplimentar un formulario, denominado "Verificación de clientes", en el que debía responder a cuestiones sobre su "riqueza y fuentes de riqueza".

José Ramón Blanco Balín, uno de los imputados en la 'trama Gürtel' y relacionado con otros casos de presunto blanqueo de capitales, ha asumido recientemente el control de dos sociedades instrumentales que estaban en la órbita de Ángel de Cabo, actualmente en prisión por el saqueo de Marsans en el marco de la ‘operación Crucero’. Se da la circunstancia de que Blanco se acogió recientemente a la amnistía fiscal para la regularización de algo más de medio millón de euros que poseía en el exterior. 

El auto del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco afirma que el expresidente de la CEOE realizó una "actividad delictiva dolosa" con la ocultación de su patrimonio. El empresario ha dejado a 10.000 acreedores sin cobrar. Díaz Ferrán niega que tenga bienes en el extranjero ni cuentas en paraísos fiscales y culpa a su exsocio, Gonzalo Pascual, fallecido en junio.