A pesar del caos abrumador con que estamos inaugurando el año, creo que van estando claras ya algunas cosas en este berenjenal. Una, que malamente debe respirar el alto mando para no ver otro remedio que resucitar a Franco y pasearlo por media España como doña Juana paseó a Felipe o los fascistas al Ausente a la luz de las antorchas. Otra, verse en la precisión de desplumar al Gobierno, ¡con la que está cayendo!, para revestir al indio de las autonomías perdidas. ¿O no es eso lo que sugiere echar a palos a la propia vicepresidenta para que recomponga el juguete no sólo roto sino destrozado que es hoy el PSOE andaluz? Hay que conocer muy poco esa castigada comunidad para devolverle de esa manera a la misma que se fue por pies a Madrid después de haber maltratado a la sanidad regional y tras pasarse luego años vociferando –sí, porque ya entonces también vociferaba—contra el Gobierno conservador reclamándole hasta desgañitarse lo que no está en los escritos. ¿La famosa “deuda histórica”? Ca, lo de esa deuda era ya por entonces cuento pasado, mientras que lo que ella exigía ahora –porque ésa era la palabra, “exigir”)-- era justo lo contrario de lo que, desde el Ministerio, viene denegando ahora a cara de perro a la administración andaluza.
En fin, ya veremos, No son pocos los que creen que este recurso extremo tiene garantizado el fracaso de la vocinglera mutante frente a un tipo tan tranquilo como Juanma Moreno. Ya veremos digo, aunque, hombre, haya que reconocer que peor que con el defenestrado Juan Espadas será tan difícil como probable que le vaya peor. Pero, en todo caso, una barbiana arrabalera como ella no parece probable que vaya a encajar bien en su nuevo destino ahora que en esta tierra parece que funciona, por fin, el discreto encanto de la política sosegada, una vez superado a duras penas el bochinche de las corrupciones anteriores. A más a más, como dirían sus amigos catalanes, ya me dirán cómo han de mirar a esa candidata los sufridos andaluces que reconocerán en sus meneos y rapapolvos a la misma que acaba de urdir la “financiación singular” que le exigen sus imprescindibles e insaciables socios catalanes pero que acabará de discriminar a los demás españoles quitándoles hasta lo que no tenían. ¿Conseguirá maquillarse esa figura que se propone federalizar la Hacienda a cambio de un puñado de votos en perjuicio, entre otros, de una región que arrastra graves desigualdades sin duda heredadas del largo régimen anterior en el que ella trajinó hasta ganarse el ascenso a Madrid? No resulta verosímil, qué quieren que les diga, y menos ahora que, desde la serenidad y el buen sentido, apenas hay indicador –el paro, la inversión…-- que no aparezca revitalizado.
¿Podrá una segundona cuestionada como pocos reparar tantos daños bajo una bandera a la que dan la espalda desolados los propios creadores de su partido?
Mal deben de andar las cosas cuando en el Gobierno no han tenido a mano alguien más a propósito que esa farandulera para hacerle el boca a boca a un partido en caída libre como el PSOE andaluz, seriamente cuestionado por sus dirigentes históricos y, más que dividido, realmente desconcertado internamente. Poco tendrá que hacer en ese intento, posiblemente, una ménade gesticulante y vocinglera que ha logrado ganar fama de “palmera” del colmao monclovita y que es muestra definitiva de la crisis que devora al partido que ella cogobierna. ¿Podrá una segundona cuestionada como pocos reparar tantos daños bajo una bandera a la que dan la espalda desolados los propios creadores de su partido? Tampoco parece verosímil, y menos aún contando con una dirigencia progresivamente venida a menos que ha llegado a la insignificancia si se la compara con la que hizo posible la generación anterior. No hay más que oírla declamar su improvisado repertorio –que incluye hasta el triste “no pasarán” en su mediocre retórica—para entrever las duquitas negras que la esperan frente al previsible sosiego de un Juanma Moreno venido arriba sobre una mayoría absoluta que, según todas las previsiones, parece continuar creciendo.
Bajarse a Andalucía como quien se baja al moro predicando la monserga del “borrado” de los ERE lo más que puede provocar es que se caiga en la cuenta de que ella fue durante años, al fin y al cabo, la responsable de Hacienda ciega y sorda ante el disparate que supuso aquel supremo saqueo que todavía coleaban en las numerosas condenas a altos cargos y “conseguidores” que anteayer mismo dictó contra altos cargos y “conseguidores” la Audiencia de Sevilla. Montero es una política sobrevenida –cuentan que, sin arraigo en el partido, procede de las organizaciones parroquiales católicas—encaramada con entusiasmo al Poder y deudora exclusiva de su demostrada capacidad de adaptación. Como tantos, como tantas, en esta confusa política. Pero vuelve a Andalucía con un abultado saldo en contra que es más que probable que la convierta en cómodo adversario para un contrincante como el que la espera. Vicepresidenta de un Gobierno asediado y número 2 de un partido en caída libre al que amenaza una casi inevitable decadencia, no le faltaba más que el precipitado encargo de resucitar un desnaturalizado proyecto político que no es ni sombra de lo que fue según confirman a porfía sus muy acreditados antecesores. La tolerancia de la política suele tener un límite y demasiados motivos sugieren que Montero va a comprobarlo más pronto que tarde.
antoniocrespomovella
11/01/2025 11:42
Uno de los mayores enigmas de la España contemporánea es como esta lerda e iletrada, meme de sí misma, ha llegado a sus puestos políticos, La única lógica es el ínfimo nivel de los votontos que la apoyan. No me puedo explicar como alguien con la que está cayendo pueda aun defender esta autocracia cleptocrática nepotica. Se puede ser socialista, tengo amigos socialistas honestos, ¿Pero tragar con estos sapos, con esta pléyade de corruptos?, todo por un FATUO PATÁN, que sea cargado al propio partido, NO ME LO EXPLICO.