Opinión

¿Por qué lo mercados siguen fascinados con Trump?

El principal motivo de preocupación es el miedo a unos tipos de interés más altos porque una financiación más cara en un mundo tan endeudado es una mala notici

  • Donald Trump -

La volatilidad con la que ha empezado 2025 en bolsas y criptomonedas y el fuerte repunte de la rentabilidad de la deuda estadounidense, han llevado la duda a muchos tras la euforia vivida los días posteriores a la victoria electoral de Trump en noviembre. ¿Hemos visto el típico “comprar con el rumor y vender con la noticia” (siendo la noticia la investidura oficial el 20 de enero), una corrección ante un movimiento quizás demasiado rápido o hay algo más? Como suele ocurrir la inmensa mayoría de las veces, nunca hay un solo motivo que explique todo lo que pasa, aunque sí es cierto que hubo un “efecto Trump” en los mercados justo tras su victoria, y no ha desaparecido, sólo se está digiriendo. Es cierto que la semana pasada llegó Wall Street, justo antes del dato de IPC estadounidense que las hizo rebotar, a diluir toda la subida post-Trump pero también es cierto que las bolsas europeas que bajaron entonces, hoy disfrutan de los máximos históricos del Dax alemán. Siempre hay un factor que a tener en cuenta: la irracionalidad de los mercados en el corto plazo. Para ejemplo podemos ver que BBVA bajó por debajo de los 9 euros tras la victoria de Trump por “su alta exposición a México” y ahora que Trump va a ser investido y mantiene el mismo discurso respecto a México, las acciones del banco español cotizan más de un 15% por encima.

El efecto de la victoria de Trump llevó a bolsas y a criptos a nuevos máximos históricos. También a una apreciación del dólar que ha llevado a que muchos activos en dólares se vieran fortalecidos, uno de ellos el crudo. Y, quizás este es el factor clave, ha habido un fuerte repunte de la rentabilidad de la deuda a pesar de la bajada de tipos de la Fed de diciembre. El bitcoin cotizaba en 68,000$ cuando ganó Trump (en septiembre llegó a 54,000), y en diciembre marcó máximos históricos en 108,000$, por lo que el que ahora ronde los 100,000$ sigue mostrando que es el activo más beneficiado. La bolsa sube y baja, y quién sabe si con la victoria de Harris no hubiera pasado lo mismo, lo que tampoco tiene sentido es que suba y suba sin parar, por lo que el que se haya desinflado algo Wall Street tras la subida posterior a la victoria de Trump no cambia nada. El 41% de los ingresos del S&P 500 provienen del exterior, por lo que el que le vaya mal a las economías china y europea no le viene bien a las grandes cotizadas estadounidenses, y ese motivo podría pesar más. E cierto que Trump, con una retórica verbal agresiva como si todavía fuera candidato, no ayuda a rebajar la volatilidad en los mercados pero lo que lleva la duda a los inversores es el repunte de los tipos de la deuda y que cada vez hay menos motivos para abaratar el coste del dinero por parte de la Reserva Federal.

La política prudente de la Fed encarece la financiación del Tesoro estadounidense, de las grandes empresas, de los consumidores etc. generando además un grave problema a los inversores, ya que en 2025 podría ser que dieran pérdidas tanto la renta variable como la renta fija, dejando pocas alternativas

Si hacemos historia, recordaremos que la Fed de Bernanke se sacó de la manga tras la Gran Recesión de 2008 una masiva compra de bonos (llamado Quantitative Easing) que disparó la liquidez en los mercados propiciando el auge de las criptomonedas y de las bolsas. En 2013 aceleró aún más este experimento monetario que intentó frenar Powell, cuando fue elegido, con el “tapering” pero llegó la pandemia y lo tuvo que estirar más: de 2020 a 2022 se duplicó el balance de la Fed. Powell lleva desde el fin de la pandemia y el auge de la inflación, intentando poner cordura a todo esto, y con bastante éxito puesto que ha conseguido reducir algo el balance de la Fed, y que ni la economía ni los mercados se resientan por ello. Y por eso se descuenta que no habrá más bajadas de tipos y que incluso los subirá si los datos lo apoyan, ya que ha optado por volver a la ortodoxia monetaria. Trump no quiere eso ya que, como todos los gobernantes sean del signo que sean, desean tipos bajos y liquidez abundante para que la economía crezca, da igual si se provoca inflación o desequilibrios monetarios. La política prudente de la Fed encarece la financiación del Tesoro estadounidense, de las grandes empresas, de los consumidores etc. generando además un grave problema a los inversores, ya que en 2025 podría ser que dieran pérdidas tanto la renta variable como la renta fija, dejando pocas alternativas. Teóricamente esto también debería ser bajista para las criptos (que han subido más cuando la política monetaria ha sido más laxa) que suelen moverse en paralelo al Nasdaq (índice muy sensible a los tipos de interés puesto que muchas de sus cotizadas están muy endeudadas), y fortalece más al dólar frente a monedas de países con una economía con menor crecimiento y necesidad de tipos de interés más bajos, como la eurozonera.

Nuevos aranceles

A todo esto hay que sumar uno de los mayores riesgos económicos y para los mercados financieros: la geopolítica, aunque no todo es malo como acabamos de ver con la tregua entre Israel y Hamás. Nuevas sanciones a Rusia o las tensiones con Irán han llevado a que el crudo haya repuntado más de un 10% los dos últimos meses. Como los demás lo compramos en dólares más caros, estamos pagando aún más por esta materia prima energética, encareciendo nuestros costes. Algo que sólo está empezando, ya que en cuanto Trump sea presidente, empezará a aplicar más aranceles, y las empresas de los países afectados serán menos competitivas porque venderán más caro a los Estados Unidos y los consumidores de allí acabarán pagando más, lo que presionará al alza la inflación, Y si la guerra de aranceles se expande globalmente, el proceso se multiplica.

En resumen, hay motivos para que los mercados financieros recelen de lo que pueda hacer o no el nuevo presidente pero el principal motivo de preocupación es el miedo a unos tipos de interés más altos porque una financiación más cara en un mundo tan endeudado es una mala noticia. Y ya está aquí.

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