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Opinión

Sánchez, Iglesias, Redondo y la 'izquierdita' cobarde

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Comité Federal del PSOE

Ha pasado solo un año -y parece un lustro- de las elecciones del 10-N. Desde esa fecha, la política desarrollada por el ganador de los comicios, y presidente del Gobierno, ha estado marcada por la deficiente gestión de la pandemia y el incumplimiento del principal compromiso adquirido con el electorado durante la campaña. Dicho de otro modo, por la sorpresiva formación de un Gobierno de coalición con aquellos que solo unos días antes, según propia confesión, provocaban pesadillas al líder socialista.

Lo que viene a continuación es el relato abreviado de las opiniones que en este período han ido construyendo personas vinculadas al PSOE y al Gobierno acerca de los tres personajes cuyas decisiones han tenido un gran impacto en la vida de los españoles (Pedro Sánchez, Pablo Iglesias e Iván Redondo), y que, en estos meses, han transitado desde la incomodidad a la estupefacción a causa de las controvertidas decisiones impuestas por Moncloa -varias de ellas de gran calado político- eludiendo sistemáticamente la opinión de los órganos de dirección del partido. También dedico el último punto (La izquierdita cobarde) a compendiar en muy pocas líneas la opinión que a esas mismas personas les merece la que conocemos como “vieja guardia” y las escasas figuras que, siendo benévolos, podríamos considerar la oposición interna a eso que hemos dado en llamar el “sanchismo”.

Mas no se hagan ilusiones. Ya se dijo aquí hace tiempo (y ahora lo repetimos): el PSOE que conocimos ya no existe, y los que aún mantienen vivo aquel espíritu de partido transversal, de instrumento útil para los ciudadanos, únicamente levantan la voz en privado, o a lo sumo apaciguan en público su conciencia con metáforas acoquinadas para que no se les caiga del todo la cara de vergüenza. Estéril proceder que solo sirve para alargar la agonía de un modo de hacer política -de decisiones colectivas e intenso debate interno- cuya defunción hace tiempo que fue decretada por la actual, y en buena parte inane, dirigencia socialista.

Calvo, Ábalos y Lastra intentaron neutralizar a Redondo tras el ‘fracaso’ del 10-N: buen intento que se frustró tras negociar éste con Iglesias el Gobierno de coalición

1.- Iván Redondo: “No lo dudes: después de Sánchez es el que manda. Con la diferencia de que el presidente no llega a todo y Redondo, con su legión de colaboradores, sí. Es más, hay papeles importantes que no le llegan a Sánchez porque así lo decide su jefe de Gabinete. Los autores a veces protestan, pero siempre en voz baja. Tiene además una red extraoficial que cubre casi todos los ministerios. Desde luego, los más importantes. Tras convencer a Sánchez en abril de repetir las elecciones, y después del mal resultado de noviembre, a Redondo se le dio por muerto. Te voy a contar un episodio que muy poca gente conoce. A los dos días del raquítico resultado obtenido el 10-N, Carmen Calvo, José Luis Ábalos, Cristina Narbona y Adriana Lastra citan a Iván Redondo en Ferraz. Le transmiten su enfado y le dicen que saque sus manos del partido, que no es quién para intervenir en ninguna negociación para formar gobierno y que se centre en atender al presidente. Tenías que ver la cara de los cuatro, Calvo, Ábalos, Narbona y Lastra, cuando se enteraron de que Redondo había cerrado con Pablo Iglesias un pacto para formar gobierno con Podemos. Desde entonces, Redondo es dios. En el Gobierno y en el partido. De hecho, lo de situar a José Cepeda como número 2 del ‘blandengue’ Gabilondo es una decisión estratégica que se toma en Moncloa al margen de la ejecutiva del PSOE madrileño. Por poner solo un ejemplo. Pero eso ya lo sabes. Hay más: quita y pone tertulianos, decide qué ministro o ministra concede una entrevista y a quién, se ha convertido en interlocutor privilegiado del Ibex 35… La única que podría ganarle un pulso, ‘el pulso’, es Nadia Calviño, pero no lo va a hacer. Nadia no es del PSOE. Juega en otra división, y su futuro pasa por Europa, su lugar natural, o representando a España en algún organismo internacional de peso. Y probablemente con el apoyo del PP. Y Redondo, cuando esta legislatura termine, tomará distancia, explotará sus contactos en Iberoamérica. Recuerda el desmesurado protagonismo que tuvo en la gira que Sánchez realizó por varios países de la región en agosto de 2018. Por ahí van los tiros. La plataforma de apoyo ya la tiene. Y no te extrañe que en la aventura, de uno u otro modo, le acabe acompañando Iglesias”.

Con su apuesta por destruir el actual modelo de Estado, en connivencia con Esquerra y Bildu, Iglesias está jibarizando a Podemos, pero puede dejar muy tocado al PSOE

2.- Pablo Iglesias: “También tiene echado el ojo a Iberoamérica [véase su perfomance boliviana; esto lo digo yo]. Sabe que aquí, cuando salga del Gobierno, no hay mucho que hacer. Y hay que seguir alimentando a la prole. Que Podemos ya es poco y acabará siendo nada. Su relación con Redondo es excelente. ‘Los líderes del Gobierno’. Así se ha referido Redondo a Sánchez e Iglesias en alguna reunión interna. Hablan mucho, coordinan estrategias de comunicación, se reparten cuotas de pantalla, pactan tertulianos, hasta llegan a avisarse mutuamente si alguien trama algo a sus espaldas. Las últimas decisiones llevan el sello de ambos. El control de la información es una vieja obsesión de Iglesias, y lo de eliminar el castellano como lengua vehicular, una provocación para echar a Ciudadanos del terreno de juego. Alucinante lo del castellano, un asunto de extraordinaria profundidad política que no ha sido discutido en los órganos del partido. Siquiera a puerta cerrada. Un acuerdo infumable cocinado por el más independentista de Podemos, Jaume Asens, y Rufián. Acojonante. Y luego está lo del cuestionamiento de la monarquía y la utilización del rey emérito como comodín cada vez que necesitan tapar algo en los medios, mientras nosotros miramos para otro lado. Con su apuesta por destruir el modelo de democracia que nos hemos dado, en connivencia con Esquerra y Bildu, Iglesias está jibarizando a Podemos, pero puede dejar irreversiblemente tocado al PSOE”.

La agenda de Sánchez es una enmienda a la totalidad del PSOE de Iglesias (el tipógrafo), Prieto, Besteiro o Rubial. Curioso comprobar cómo entre los más entusiastas sanchistas hay mucho antiguo PCE

3.- Pedro Sánchez: “No os equivoquéis, Pedro no es una marioneta en manos de nadie. Otra cosa es que a veces le convenga aparentar cierta orfandad. Pero es falso. Si algo le preocupa no deja ningún cabo suelto. Puede ser de una arrogancia insultante, pero cuando le conviene tira de mano izquierda como nadie. Eso sí, el partido solo le interesa como necesaria marca electoral; una engorrosa formalidad. El PSOE está muerto, en Ferraz apenas quedan restos de vida inteligente, no hay debates, solo un aparato al servicio de, ¿cómo le llamaste una vez?; eso, ‘Napoleoncito’. Está centrado en su proyección internacional, porque refuerza su perfil de líder superior. No cree en la transparencia ni en los contrapesos. Menosprecia el Parlamento, intenta someter al Poder Judicial, coloca a la ministra de Justicia como fiscal general del Estado, un escándalo sin precedentes, y ahí sigue. Decide el acercamiento de presos de ETA al País Vasco y el tanto no se lo apunta la generosidad de la democracia española, sino Bildu. Pasará lo mismo con el indulto a Junqueras y compañía. Ya está diseñada la fórmula, y el tanto se lo apuntará Esquerra. El objetivo es la reedición del tripartito en Cataluña. ¿El acercamiento a Ciudadanos? Pura pose. Como mucho un ‘plan B’ por si Junqueras se ponía demasiado estupendo. Nunca ha habido voluntad real de romper con el nacionalismo, y a Arrimadas acabará por expulsarla de un posible acuerdo para aprobar los presupuestos, saboteando el regreso al centro del partido naranja y blindando el papel decisivo en el Congreso (la vieja y costosa bisagra de toda la vida) de nacionalistas e independentistas. En definitiva, la agenda de Sánchez es una enmienda a la totalidad del PSOE de Pablo Iglesias (el tipógrafo), Prieto, Besteiro o Rubial. Curioso comprobar cómo entre los más entusiastas sanchistas hay mucho antiguo PCE. Pero no hay nada que hacer. El paraguas de Europa es mucho paraguas, y los líderes de la UE han decidido que a España no se la puede dejar caer. Habrá dinero de sobra y menos controles de los que se anuncian. Con los Presupuestos aprobados, Sánchez tiene como poco dos años por delante para aplicar políticas expansivas que mitiguen la contestación en la calle y convocar elecciones cuando más le convenga. Hay Sánchez para rato”.    

4.- La izquierdita cobarde: “El único que de vez en cuando dice lo que muchos pensamos y le echa un par es Javier Lambán. Page mide más sus palabras, aunque piensa lo mismo que Lambán, y Guillermo [Fernández Vara] es un camaleón. Claro que hay cuadros y segundos niveles en el partido que hace tiempo que no se miran al espejo, pero dependen tanto de “la” PSOE que no osarán alzar la voz. Mira si no lo que pasa en el Parlamento: el peor y más gregario grupo parlamentario de la historia. Una pena. ¿Y el viejo PSOE? No tiene recorrido. Cada vez que los medios de la derecha aplauden a Felipe, refuerzan a Sánchez. Cada noticia que se publica sobre los dineros ocultos de Juan Carlos I hunde un poco más a la generación de la Transición. Lo que dejó escrito Esopo ya no cuenta: ‘Solo los cobardes insultan al Rey muerto’. Una pena, pero es lo que hay”.

Amén.

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