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Opinión

Almeida y Villacís se divorcian... por celos

En la casa de los Almeida-Villacís, el 'matrimonio político' que parecía tan bien avenido frente a otros que se tiraban los trastos a la cabeza, han surgido las primeras grietas con los celos y las estrategias como protagonistas

El alcalde y la vicealcaldesa, en una imagen de este verano. Ep

“Begoña Villacís es la esposa política que no tengo en la vida real”, bromeaba el pasado marzo el alcalde de Madrid en una entrevista con Vozpópuli. Era la época de vino y rosas con la vicealcaldesa. El ‘matrimonio’ Almeida-Villacís era la envidia de todos los vecinos, sobre todo de los que vivían en Sol y aledaños, el de los Ayuso-Aguado que estaba a punto de saltar por los aires en un estruendoso divorcio después de un año y medio de tirarse los trastos a la cabeza.

La pareja de Cibeles era todo lo contrario: ni el uno ni la otra mostraban reparo alguno en lanzarse flores en público… pero como en todos los matrimonios, lo que ocurre de puertas para adentro tiene muchos matices. “Almeida y Villacís han estado dirigiendo dos ayuntamientos paralelos desde 2019 –cuentan fuentes independientes del consistorio madrileño- . Tenían una muy buena relación entre ellos y un acuerdo tácito de ‘no pisarse la manguera’, pero esto ha ido cambiando en los últimos meses”.

Las mismas fuentes aseguran que el alcalde –presionado con su papel de portavoz nacional de Génova a la vez que regidor de la primera ciudad de España que le obliga casi a un desdoblamiento de personalidad diario- y en plena guerra para intentar frenar la inevitable llegada de Isabel Díaz Ayuso a la presidencia del PP madrileño, empezó a no ver con buenos ojos tanto protagonismo de Villacís en los medios.

La vicealcaldesa, y su equipo de comunicación, cuentan con su propia red de contactos a los que recurren para filtrar o promocionar lo que le interesa a Villacís. Lo mismo que hace el alcalde. “Y lo que antes no molestaba, ahora empezaba a sentar mal”, dicen las fuentes conocedoras del funcionamiento intramuros de Correos.

Villacís potencia su figura

Además, la líder de Ciudadanos en la Comunidad siente la necesidad de potenciar su figura a medida que se acerca 2023, el año electoral, en el que la marca Cs tiene un futuro negro pero la vicealcaldesa está convencida de que ella es un activo político de primer orden capaz de conseguir representación. Desde antes del verano, Villacís –según cuentan en la parte ‘azul’ del ayuntamiento- se sumaba a actos con el alcalde “a los que no se la esperaba”. Villacís quiere –dicen en el PP- “engrandecer” su figura en estos dos años que quedan hasta las elecciones. Y  los celos fueron carcomiendo una relación ‘modelo’.

Esta semana tuvieron lugar dos acontecimientos, uno público y otro en los despachos del Ayuntamiento, que muestran bien a las claras que la relación Almeida-Villacís no pasa ni mucho menos por su mejor momento (aunque, insisten todos los consultados, dista mucho del “infierno” de la relación Ayuso-Aguado, porque el alcalde y su número dos, de momento, se siguen llevando bien y guardando las formas).

El primero, el incidente público, fue el anuncio de Villacís en una entrevista en la radio en la noche del martes de que Madrid prepara una candidatura olímpica para 2036. La vicealcaldesa fue inmediatamente desmentida por fuentes oficiales del alcalde. “Buenas tardes, ante el aluvión de preguntas que estamos recibiendo, os aclaramos que desde Alcaldía desmentimos que Madrid esté en estos momentos aspirando a presentarse a los Juegos Olímpicos de 2036. Muchas gracias”.

Era la primera gran bronca pública entre ambos. Para la ‘familia’ Almeida, la culpa era de los Villacís, que se “habían equivocado. Les avisamos y no rectificaron y luego se ofenden porque lo desmentimos”. Para los Villacís, “no dijimos nunca nada distinto de lo que hemos dicho otras veces, que se está trabajando”, pero el desmentido lo consideran “una ofensa innecesaria y un antes y un después” en la relación con Almeida.

¿Habrá divorcio? Los Almeida insisten en que la otra parte “está sobreactuando” y en que la sangre no llegará al río de la ruptura. “Podía haber hecho ‘un Maroto’ –en referencia a la rectificación de la ministra tras decir que las imágenes del volcán arrasando La Palma eran un “espectáculo” que podía atraer el turismo- pero siguió insistiendo”.

Y aseguran que el propio presidente del COE, Alejandro Blanco, solicitó al alcalde montar una reunión al día siguiente “para zanjar” la polémica. Reunión que para los Villacís estaría en el origen del desmentido: el encuentro estaba ya previsto y la vicealcaldesa le habría pisado el anuncio al alcalde. Otra vez los celos.

Horas después de la bronca por los JJOO Almeida visitaba el Zoo a las 10.30 de la mañana. En el calendario conjunto de PP y Cs 'brotaron' a esa misma hora cuatro actos de Villacís y tres de sus concejales que 'pisaban' la visita del alcalde. Seguía la guerra.

Pero el segundo incidente tuvo lugar solo unas horas después del desmentido y muestra hasta qué punto está enrarecida la relación. El Ayuntamiento de Madrid mantiene una agenda/calendario común para que los concejales no se pisen los actos unos a otros y los escalonen para que puedan tener cobertura en los medios.

Ese miércoles –después de la bronca pública por los JJOO- Almeida tenía previsto visitar el Zoo a las 10.30 de la mañana. En el calendario conjunto de PP y Cs, de la noche a la mañana, a esa misma hora aparecieron cuatro actos de Villacís con tres de sus concejales ‘naranjas’ que pisaban totalmente la visita del alcalde. Un detalle que ha sido interpretado en la parte de Almeida como que la guerra sigue abierta.

¿Habrá reconciliación o la relación Almeida-Villacís acabará como ‘La Guerra de los Rose’? De momento, los ‘cerebros’ del alcalde ya han dado orden desde hace unas semanas de que se potencie su figura desde todas las concejalías ante la ‘ofensiva’ de imagen de Villacís. Y ésta, como dijo en su última entrevista en Vozpópuli, sigue pensando que Almeida no es su jefe. Y cuanto más se acerquen las elecciones, más crecerán los celos. Puede ser cuestión de tiempo que el alcalde se quede soltero también políticamente.

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