Opinión

Almeida: quién te ha visto y quién te ve...

José Luis Martínez Almeida ha pasado en menos de un año de valor seguro del PP al que no le hacía mella en su imagen ni la pandemia ni la gestión de Filomena a bajarse del barco de Casado en el último momento, no tener un papel en el futuro PP de Madrid de Ayuso y ser objeto de caza mayor por la oposición tras el escándalo de las mascarillas

Ayuso y Almeida, en un acto el pasado día 4. Ep

Definitivamente, la estrella de José Luis Martínez Almeida se apaga. Los que le conocen dicen que ha perdido hasta el sentido del humor, que sus chistes ya no hacen gracia y que ese punto de chulería castiza de la que hacía gala poco tiempo atrás se ha convertido en melancolía por lo que pudo haber sido y no fue y que, aseguran en el nuevo PP, “ya no volverá”.

En apenas un año, el hombre que aparecía como el número tres de Génova desde la Portavocía Nacional del partido y al frente de la primera ciudad y capital de España, ha pasado a quedar señalado en el PP de Feijóo, a no tener un papel orgánico en la formación regional y a estar acorralado por la oposición –que huele a sangre- en el ayuntamiento de Madrid por el intento de espionaje a Isabel Díaz Ayuso y por la estafa del material sanitario comprado por el consistorio en plena pandemia. Un feo asunto en el que, sin embargo, no hay ningún cargo del ayuntamiento señalado. “Pepe cada vez ríe menos”, insisten en el Atyuntamiento.

Almeida –que antes caminaba entre la pandemia, la criticada gestión de Filomena o su permanente comparación con Ayuso sin que le rozaran las balas- lleva meses acribillado desde todos los flancos.

Almeida y el PP de Madrid

En su competencia con Ayuso por controlar el PP de Madrid, el alcalde siempre negó cualquier aspiración a presidirlo pero durante meses –y a través de su polémica ex mano derecha, Ángel Carromero, a la sazón expresidente también del comité electoral del PP regional- aprovechó que Ayuso estaba demasiado ocupada en su guerra con Pedro Sánchez durante la pandemia para colocar a sus peones en las agrupaciones de cara al futuro congreso regional.

El 4-M lo cambió todo: Ayuso arrasó, se quitó de encima a Ciudadanos (y a Pablo Iglesias de la política) y anunció su decisión –como en el resto de Comunidades Autónomas- de que la presidenta regional debía encabezar también el partido. Almeida nunca se postuló pero tampoco se descartó: se dejó querer como pieza clave del enfrentamiento que iba alimentándose entre García Egea y Miguel Ángel Rodríguez, entre Pablo Casado y Ayuso.

Igual que hizo cuando aceptó el cargo de portavoz nacional del PP: desde el entorno del alcalde siempre se aseguró que “él no lo pidió, pero no tuvo más remedio”. En fuentes cercanas a la ya defenestrada cúpula de Casado, se asegura que aceptó el puesto “con entusiasmo”. Y que “él mismo se postuló” ante el entonces presidente como rival de Ayuso.

Esas mismas fuentes afirman que el comportamiento del alcalde “ha sido especialmente amargo” para Casado durante el fin de semana previo a la caída del ya ex líder del PP. En la noche del domingo previo a la renuncia, en el domicilio de uno de los colaboradores de Casado y tras la manifestación ‘espontánea’ ante Génova, Almeida hizo una encendida defensa del comportamiento de Casado en esas horas y una promesa de lealtad que “conmovió a Pablo casi hasta las lágrimas”.

Terminada esa reunión, “alguien” filtraba a ABC que Almeida presentaría al día siguiente su dimisión como portavoz nacional de la dirección de Casado. Y así fue, para sorpresa de Casado...

Esa noche, tras la manifestación en Génova, Almeida hizo una encendida defensa de Casado y una promesa de lealtad que “conmovió a Pablo casi hasta las lágrimas”. Horas después dimitía como portavoz nacional

El alcalde se bajaba de un barco que se hundía en gran medida por un escándalo de espionaje urdido, según todas las sospechas, por su mano derecha, Carromero. La filtración del mismo precipitó la caída de Casado y la llegada de Alberto Núñez Feijóo. Ayuso “indultó” a Almeida en público: “Él me ha dicho que no sabía nada y yo le creo”. Otras fuentes no son tan indulgentes y aseguran que es “muy difícil” pensar que el espionaje lo llevara Carromero directamente por orden de García Egea sin que el alcalde “supiera nada”.

Con la estrella definitivamente menguante del alcalde, ha tenido lugar el último (por el momento) episodio que pone a Almeida al borde del precipicio: la compra durante la pandemia de material sanitario en su mayoría defectuoso que enriqueció a un supuesto empresario, Alberto Luceño, y al hijo de Naty Abascal, Luis Medina, hasta ser denunciados por Anticorrpución. Una presunta estafa que les permitió embolsarse 6 millones de los 11 que pagó el Ayuntamiento y comprarse un yate, rólex, coches de lujo... con el dinero ganado mientras cientos de personas morían a diario en la capital.

La oposición y sus terminales mediáticas han mordido en Almeida y no sueltan presa. Por mucho que el Ayuntamiento insista en que no hay nadie del consistorio investigado y que el alcalde es una víctima -ya se ha personado el consistorio en la causa y, al contrario que en el caso del megacontrato del Gobierno de Sánchez y Salvador Illa no hay ningún cargo imputado- el asunto es tan poco ético que salpica necesariamente la imagen de un Almeida en horas bajas.

Si en el partido, Almeida ha quedado en manos de Ayuso, en el ayuntamiento queda en manos de otra mujer: Begoña Villacís. La vicealcaldesa, de momento, "no está en eso”, dicen en su entorno. Pero ven con asombro cómo se suceden los casos que ponen en cuestión a Almeida, ya no se fían en que no sigan apareciendo “más cosas” y coinciden en que “su buena estrella se apaga”.

La nueva dirección del PP ha mostrado claramente su apuesta por Ayuso, que presidirá el partido en el inminente congreso regional con “vía libre” para conformar su ejecutiva. Ella decidirá el papel que quiere darle a Almeida, aunque todas las fuentes consultadas aseguran que “si entra, será meramente decorativo”.

El alcalde tuvo que oír en Sevilla cómo Feijóo le anunciaba en su Junta Directiva, y lo recalcaba,  “a propuesta de Isabel”. Almeida, atlético y cholista convencido, dice ir “partido a partido”. El del PP con Ayuso lo ha perdido; el de Feijóo, también. Ahora falta saber cómo terminará el tiempo reglamentario en el ayuntamiento.

Tras un año atrapado entre Génova y Sol, ahora Almeida “debe centrarse en los muchos problemas que tiene en la Alcaldía, solucionarlo, gestionar y llegar a las elecciones del año que viene dejando atrás este año maldito para él”, insiste un miembro del PP madrileño que conoce bien al alcalde. “De momento, no hay nadie de más garantías para el partido que él como candidato”, insiste. De momento…

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