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Cultura

Alex de la Iglesia, un novelista a lo bestia

Una imagen del director bilbaino Alex de la Iglesia (gtres)

La escribió durante las largas noches de insomnio que le ocasionaba la búsqueda de financiación para Las Brujas de Zugarramurdi. Al igual que su primera novela, Payasos en la lavadora, que también completó mientras rodaba El día de la bestia, Recuérdame que te odie (Planeta) comparte con esta mucho más que el método: en sus páginas el cineasta Alex de La Iglesia recupera algunos personajes y vuelve, delirante, con su humor gamberro y exagerado.

Rubén Ondarra, un editor de cómics se lanza tras la búsqueda del famoso dibujante Bruno Kosowsky. Le ha dado un jugoso adelanto. Pero Kosowsky se ha marchado sin entregar ni una página. Dispuesto a recuperar a toda costa el dinero y a Kosowsky, Ondarra tratará de meterse en la mente del dibujante a través de los objetos que halla en su abandonada casa.  Organizadaq a través del delirante periplo de Ondarra por Madrid, el lector recorre una historia en la que los porteros de edificios se transforman en alienígenas o charcos de agua que se convierten en el río Aqueronte.

Convencido de que escribir es mucho más divertido y más barato que hacer cine –solo necesita una libreta o un ordenador y no un equipo de producción-, en esta novela De La Iglesia hace una potente y exagerada mezcla: desde la cultura Pop –De Starbucks a Mickey Mouse- hasta citas a Spinoza o a San Juan de la Cruz, ramalazo literario de la carrera que estudió antes de dedicarse al cine:  filosofía.

Justamente por esos rasgos, para muchos Recuérdame que te odie guarda ecos de Payasos en la lavadora, la novela con la que debutó hace ya 17 años y de la que además retoma uno de los personajes, el poeta y gastrónomo Satrústegui, autor de títulos absurdos como Psiquiátricos con encanto o Sorprende a tus amigos con las sobras de la nevera. "Es curioso que en películas no he hecho nunca secuelas, pero en novela sí. Me lo pasé muy bien escribiendo la otra y llevaba un par de años dándole vueltas a esta", dijo el cineasta en un encuentro con la prensa la semana pasada.

Ácida y muy irónica, acaso también autocrítica y mordaz, para el cineasta bilbaíno esta novela era la oportunidad perfecta para reírse de sí mismo. La vida, está convencido, es un guión delirante. Y en este libro se aplica a fondo para demostrarlo. Eso sí: el director no se detiene. Después del éxito discreto pero contundente de los Goya con Las Brujas de Zugarramurdi y de culminar el documental sobre Leo Messi rodado en Rosario, ahora prepara un musical del que ha adelantado que4 se trata de una comedia con intención.

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