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España

La sumisión química se dispara: el método que usan los violadores para eludir a la justicia

La falta de testigos y secuelas físicas, unido a un testimonio difuso, hace que muchos casos de violación con drogas terminen siendo enjuiciadas como abuso sexual

Uno de los acusados de la violación múltiple de Sabadell, llegando a la Audiencia de Barcelona.

"Estaba en una fiesta y después, lo siguiente que recuerdo es estar en una casa desconocida. Llamé a mis amigas para que vinieran a buscarme. No sé qué es lo que ha pasado". Este es uno de los numerosos testimonios que están surgiendo en los últimos meses en torno a un fenómeno que cada vez se repite más: la sumisión química. La Policía Municipal de Madrid, de forma pública, ha alertado del aumento de casos y fuentes de Mossos d'Esquadra, en conversaciones con Vozpópuli, han visto como este fenómeno también se dispara en Barcelona.

Las autoridades alertan que esta práctica es cada vez más común entre ladrones y especialmente, entre violadores, ya que inhibe la voluntad de la víctima y permite hacer con ella prácticamente lo que el agresor quiera. La más conocida es la escopolamina, popularmente conocida como burundanga, que permite quebrantar la integridad de la víctima de manera sencilla. En la inmensa mayoría de los casos, según apuntan diversos informes, estas drogas se utilizan para llevar a cabo una violación, aunque también se emplea para perpetrar robos sin que la víctima sea consciente de lo que ha pasado.

Los efectos son casi inmediatos, de manera que en muchas ocasiones, la víctima pierde la conciencia y aunque su cuerpo reaccione, hace todo lo que pide el agresor. Además, por la mañana la persona agredida sufre una amnesia que le impide recordar - al menos, de forma total- qué sucedió la noche anterior. La sumisión química aprovecha las flaquezas del procedimiento a la hora de enjuiciar el caso, ya que actualmente, en un contexto legislativo, violar a una mujer mediante este método protege al agresor, algo que no sucede en el caso de los robos. Y esto es algo que no mucha gente conoce.

Fuentes de Mossos d'Esquadra explican a Vozpópuli que según el Código Penal, una persona que sufre un robo sin que se dé cuenta se cataloga como hurto, pero si se quebranta la voluntad mediante la sumisión química, es un agravante y pasa a considerarse robo con violencia. En el caso de las violaciones, el procedimiento no está tan claro. La mayoría de violaciones realizadas con sumisión química acaban siendo juzgadas como abuso sexual.

Al no haber constancia por la parte denunciante de haber sufrido una violación a causa de la amnesia que producen los narcóticos, los jueces pierden la principal herramienta que necesitan para juzgar al agresor: el testimonio de la víctima. Recordemos que en la mayoría de casos de violación, no existen testigos, de manera que se enfrentan las declaraciones de agresor y víctima, que por lo general desarrollan versiones opuestas.

Al no haber constancia por la parte denunciante de haber sufrido una violación a causa de la amnesia que producen los narcóticos, los jueces pierden la principal herramienta que necesitan para juzgar al agresor: el testimonio de la víctima

Este es el motivo principal por el que cada vez hay más violadores que emplean este método. Otra razón es que el agresor no tiene que forzar físicamente a la persona, de manera que en el atestado policial no quedan reflejadas heridas o golpes que se aprecien a simple vista. Las únicas contusiones que hay en la mayoría de casos se encuentran en el interior de la vagina, dado que la mujer, aunque pierda su voluntad, no está físicamente preparada pero para ello es necesario que el examen lo haga un médico forense, algo que no sucede en la mayoría de ocasiones.

Según fuentes médicas, con un exudado y un examen de lesiones se podría comprobar si ha habido violación y comprobar las heridas, pero al no haber un procedimiento policial y médico claro para este tipo de casos, en comisaría se interpone una denuncia y ese examen se hace posteriormente, cuando las secuelas están en proceso de curación y no es tan fácil observar qué ha ocurrido. Según nos cuentan fuentes penalistas, cómo actúe el policía depende de la decisión del juez. Y esto también se debe a que no hay un protocolo entre los sanitarios para tratar a las víctimas.

A ello se suma otro problema y es que muchas mujeres, por inconsciencia o por estar en estado de shock, tardan más de la cuenta en denunciar y en estos casos, cada minuto es fundamental para demostrar que ha habido una agresión sexual. Según fuentes penalistas consultadas, las muestras del agresor y las secuelas físicas se desvanecen muy rápido, por lo que muchas mujeres, en el momento de la denuncia, carecen de pruebas que demuestren lo sucedido.

Además, según ha podido saber Vozpópuli, es bueno para cazar a violador que la mujer acuda con la misma ropa, que no se duche y sin hacer pis, ya que todo esto es bueno para no eliminar muestras que incriminen al agresor.

Estas fuentes recomiendan no ir a comisaría, sino acudir a un juzgado de guardia. Además, según ha podido saber Vozpópuli, es bueno para cazar a violador que la mujer acuda con la misma ropa, que no se duche y sin hacer pis, ya que todo esto es bueno para no eliminar muestras que incriminen al agresor. De esta forma es más probable que la víctima sea examinada por un forense y no por un médico de atención primaria, mucho menos especializados en este tipo de delitos. Lavarse, según fuentes médicas, es algo que hacen la mayoría de mujeres violadas, porque sufren asco por lo ocurrido, pero lo mejor es no tomar una ducha.

Si a la falta de secuelas físicas aparentes le sumamos un testimonio difuso de la víctima y la falta de testigos, la defensa del violador se refuerza y en muchas ocasiones, este sale del juicio con una sentencia por abuso sexual y no por agresión, lo que

Síntomas: protégete de la sumisión química

La amnesía casi total o absoluta sin motivo aparente es el síntoma más importante para empezar a sospechar que se ha sufrido una agresión sexual por sumisión química. Al despertar, las personas que han sido víctimas también pueden manifestar otros síntomas como sueño, náuseas, problemas de movilidad y amnesia.

Si existe la certeza de haber sufrido una agresión, lo ideal es acudir, lo más rápido posible, a una farmacia para someterse a un test de drogas. Esta prueba permitirá determinar si hay tóxicos en el organismo. Hacerlo es clave para poder interponer una denuncia, además de abrir la vía a realizar otras pruebas que permitan comprobar si ha existido una violación. Es importante que el test se haga rápido, ya que según expertos en toxicología consultados, estas drogas desaparecen del organismo de una forma muy rápida.

Si estás en un bar, mantén la copa vigilada y si sales a fumar, hazlo entre consumición y consumición para evitar tener que dejar tu vaso desprotegido en el interior del local junto con el de los demás

Los efectos desde la ingesta son casi inmediatos, de modo que no existe un momento en el que avisar a las personas que te rodean o hacer una llamada telefónica para pedir ayuda. Por eso, lo ideal es prevenir y evitar que alguien pueda manipular el vaso en el que bebes o la comida que consumes.

Si estás en un bar, mantén la copa vigilada y si sales a fumar, hazlo entre consumición y consumición para evitar tener que dejar tu vaso desprotegido en el interior del local junto con el de los demás. Al final, echar unos polvos o una pastilla en una copa es rápido, por lo que mejor no dar al agresor ni un solo segundo. Por supuesto, no cojas una copa que no es tuya, ya que no sabes qué tipo de sustancias pueden llevar.

Rechaza comida o bebida que no has solicitado. En el local de Ópera (Madrid) donde ha habido varios presuntos casos de violación por sumisión química, las víctimas aceptaron un chupito de un hombre que se hacía pasar por camarero. Evita también consumir cócteles o combinados que no has visto cómo se preparaban.

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