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Política

Las críticas internas hacen recular a Ferraz: "Hay que compatibilizar la voz propia con estar dentro del PSOE"

El secretario general, Pedro Sánchez, intenta evitar que se propague un incendio en el partido, molesto por la falta de reflexión acerca de la sangría en las elecciones autonómicas

Pedro Sánchez, en una reunión de la ejecutiva del PSOE.
Pedro Sánchez, en una reunión de la ejecutiva del PSOE. PSOE / POOL

Un fantasma recorre el PSOE: el fantasma de nacionalismo. Comienzan a surgir voces críticas en Ferraz por la supuesta entrega de los socialistas a los partidos regionalistas e independentistas que son los que están rentabilizando el voto de izquierdas en las elecciones autonómicas. La dirección del partido es consciente de ese efecto, según reconoce una fuente de la ejecutiva a este diario.

Por eso, para intentar calmar la contestación interna, enarbolada por el único gran barón socialista que todavía gobierna, el castellanomanchego Emiliano García Page, pero también por el madrileño Juan Lobato, Ferraz está empezando a virar para marcar el camino a la posible disidencia, preocupada por la sangría del partido en cada elección autonómica. Fuentes de la dirección aceptan el criterio particular de sus federaciones, pero siempre dentro de los límites de la lealtad a Pedro Sánchez: "Hay que compatibilizar la voz propia con estar dentro del PSOE".

Lo cierto es que Ferraz está viendo que las críticas no solo vienen de Page, tradicional 'coco' socialista junto al aragonés Javier Lambán. El runrún interno existe desde hace tiempo. Y el que se manifiesta en público, tras lo ocurrido en Galicia, también comienza a crecer. La entrevista este martes del líder del PSOE en la Comunidad de Madrid, Juan Lobato, fue muy comentada en círculos socialistas. Lobato no sólo pide una reflexión interna por el batacazo del pasado domingo, sino que también demanda que el PSOE recupere la ambición de gobernar para la “mayoría de la sociedad” y no sólo para pequeños “nichos o tribus”.

La postura de Lobato

Las palabras de Lobato, según ha sabido este diario, han sido un soplo de aire fresco para los críticos habituales y, sobre todo, para la vieja guardia del PSOE: Alfonso Guerra, Felipe González y otros veteranos, que quieren que su partido recupere la ambición de ser un partido que aglutine entorno a su papeleta a amplias mayorías. “Ha habido cruce de mensajes por la entrevista de Lobato donde Alsina”, dicen estas fuentes. “Se ha comentado que era una de las reflexiones más inteligentes que se ha escuchado de miembros en activo del partido en los últimos meses”.

El problema es que es una línea difícil, porque fuentes del oficialismo socialista apuntan que España tiene una realidad plurinacional que hay que atender y que eso implica tener un discurso regionalista, pegado al territorio. Y eso implica abrir huecos por el que se pueden colar los mensajes de los partidos regionalistas e independentistas. Estas fuentes, de hecho, ven esas voces críticas como un ejemplo más de posturas propias que obedecen a los intereses de sus territorios, donde también opera otro nacionalismo: el español. Un claro dardo a los dos dirigentes socialistas más contestatarios, los referidos Page y Lobato.

En cualquier caso, el entorno del presidente de Castilla-La Mancha, en conversación con Vozpópuli, explica: "El PSOE, en sus 145 años de historia, siempre ha sido un partido donde de ha podido expresar uno con libertad. La unidad no es uniformidad. Nosotros respetamos el criterio de la mayoría y muestra de ello que no hicimos juego alguno cuando se nos reclamó un 'tamayazo'. Pero de la misma forma reclamamos poder expresarnos siempre con respeto, pero mostrar nuestros criterios y nuestras valoraciones propias".

  • El factor nacionalista

Mientras se suceden las voces críticas, el partido evita explicar en qué consiste la autocrítica, que asegura, se hizo este lunes en la reunión de la ejecutiva, presidida por el propio Pedro Sánchez. Ferraz insiste en que la amnistía no ha afectado al resultado en las urnas gallegas, donde los socialistas de José Ramón Gómez Besteiro se dejaron cinco asientos en el Parlamento al pasar de 14 a 9. La portavoz, Esther Peña, recurrió al argumento de que el BNG -un partido proamnistía- tuvo un fuerte crecimiento.

El problema de esa tesis es que el BNG no está identificado por los españoles como el partido promotor de la medida de gracia. Ese papel le corresponde al PSOE casi en exclusiva, puesto que el fue el partido firmante de la ley cuando aterrizó en el Congreso. Para la planta noble de Ferraz, el "mal resultado" del pasado domingo se debe, entre otros factores, a la falta de rodaje del candidato. Ese es el motivo por el que desde ya la cúpula del PSOE blinda a Besteiro y le pone la alfombra roja para suceder al actual secretario general del PSdeG, Valentín González Formoso. En Ferraz no temen que produzcan movimientos en contra de Besteiro, quien cuenta con todas las bendiciones de Sánchez. Pero ahora intentan frenar los conatos que quieren poner en duda la política de Sánchez, quien se abrió a potenciar liderazgos autonómicos que transciendan la propia marca socialista.

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  • J
    Jmb

    Toda esta patulea se revuelve (ahora) porque...se les está reduciendo drásticamente el negociete... España les importa una cagarruta de cabra.

  • O
    Oberheim

    El titular parece indicar una voluntad de cambio en Sánchez, aceptar la crítica y al que opina diferente, pero cuando sigues leyendo, hasta el final y llegas a "siempre dentro de los límites de la lealtad a Sánchez", es cuando te entra la risa.

  • E
    Eduardo-0

    El entorno de Page dirá lo que quiera, pero en sus 145 años de historia, el PSOE ha tenido ocasión de provocar una revolución y la peor guerra civil de la historia de España, además de organizar un terrorismo de estado y la peor corrupción vivida en el país. Solo por lo primero debería de seguir siendo ilegal y por lo segundo ilegalizado. Si a esto se suma el intento actual de destruir la unidad nacional pactando con golpistas y con potencias extranjeras, es que ya no hay páginas para tanto currículo. Lo mejor que le puede pasar a España es que no llegue el 146.