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Economía

El precio de los alimentos escala al nivel más alto en 28 años y los carburantes suben un 29%

El INE confirma que el IPC subió un 8,7% en mayo, impulsado fundamentalmente por estos dos componentes

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Una mujer realiza la compra en un supermercado Clara Rodríguez

Los precios siguen subiendo más allá de la electricidad, principal motor de la inflación durante los últimos meses. En concreto, los alimentos y bebidas no alcohólicas se encarecieron un 11% en mayo en términos interanuales, la tasa más alta desde 1994. También destaca el repunte que sufrieron los carburantes, todavía un 29% más caros que hace un año absorbiendo gran parte de la subvención de 20 céntimos/litro aprobada por el Gobierno para paliar los efectos de la guerra en Ucrania y en vigor desde abril.

En concreto, tras las bajadas intermensuales de abril, en mayo la gasolina volvió a subir un 8,6% respecto al mes anterior, mientras que el diésel se encareció un 3,8%. Con todo, la gasolina siguió siendo un 23,5% más cara que un año antes (abril de 2021) y el gasóleo, un 33,9%, según refleja el Índice de Precios de Consumo (IPC) que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE).

En la alimentación, las mayores subidas interanuales se perciben en el aceite de oliva (un 36,5% más caro que hace un año), pastas (27,9%), harinas y cereales (25,5%), huevos (25,3%), salsas y condimentos (18,8%), otros productos de panadería (18,2%), mantequilla (17,6%), leche desnatada (17,3%), leche entera (16,7%), alimentos de bebé (15,5%), yogures (14,8%) y patatas chips (14,8%). En el lado de las bebidas, el café, té y cacao repuntaron un 11%; y el agua mineral, refrescos y zumos, un 6,2%. De esta forma, los alimentos y bebidas no alcohólicas registraron la subida más acusada en 28 años.

Asimismo, el precio de la electricidad sigue siendo un 30,2% superior al registrado hace un año. No obstante, sin tener en cuenta las rebajas tributarias del Gobierno para reducir la factura de la luz, el incremento sería del 49%, casi 20 puntos más. Además, la variación interanual es algo más moderada que en abril, cuando los precios eran todavía un 35% más caros. Finalmente, destaca también la variación de precios en hoteles, cafés y restaurantes, que aumentaron un 6,3% respecto a mayo de 2021. Esta es la subida más alta desde agosto de 2001, es decir, en casi 21 años.

La inflación cierra mayo en el 8,7%

Por esta razón, el IPC creció un 8,7% en mayo en términos interanuales, unos niveles superiores en cuatro décimas a los registrados en abril (cuando repuntó un 8,3%). De esta forma, la inflación recuperó la senda ascendente en mayo tras la bajada lograda en abril respecto a la tasa del mes anterior con las medidas adoptadas por el Gobierno para controlar el precio de la energía. En cualquier caso, a impuestos constantes, es decir, sin las ayudas del Ejecutivo, la inflación habría alcanzado el 9,6%.

También está por ver el impacto que tendrá el tope al precio del gas en la factura de la luz, que los economistas calculan que reducirá en un punto la inflación media del año. Esto se debe a que el INE sólo tiene en cuenta los contratos de la tarifa regulada (que son, precisamente, los que notarán más inmediatamente el límite al gas) y no los del mercado libre.

Como consecuencia del traslado de la subida de precios en la electricidad a otros productos y servicios, también repunta con fuerza la inflación subyacente, menos volátil al excluir la energía y los alimentos frescos. Este indicador alcanzó en mayo el 4,9%, cinco décimas más que en abril y la tasa más elevada desde octubre de 1995. El crecimiento de la inflación subyacente preocupa a los economistas por su carácter más persistente y por su impacto negativo en la competitividad de las exportaciones españolas. 

Por esta razón, analistas y expertos están rebajando sus expectativas de crecimiento económico y elevando la inflación media prevista para este año y el próximo.  El último en hacerlo ha sido la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que estima una inflación media del 8,1%, frente al 3,2% que pronosticaba hace seis meses. Si se cumplen las nuevas previsiones del organismo, esta variación de los precios estará sólo siete décimas por debajo de la media de la OCDE (8,8%) y más de un punto por encima de la media de la Eurozona (7%).

 De hecho, España acabará el año con la inflación más alta de las grandes economías del euro, por delante de Alemania (7,2%), Italia (6,3%) y Francia (5,2%). Para 2023, la OCDE prevé que España continuará con una inflación del 4,8%, frente al 1,5% que auguraba hace seis meses. De hecho, entre las grandes economías del euro, seguirá siendo la más afectada por la subida de precios. Para atajarla, este jueves el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado la primera subida de tipos para julio y una adicional en septiembre.

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