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Economía

MOTOR

Inglaterra ralentiza el coche eléctrico y aplaza el veto a los motores de combustión

El Gobierno británico da un giro a su política ambiental y aplaza el veto a vehículos diésel y gasolina. Podrán seguir vendiéndose, al menos, cinco años más de lo acordado

Un vehículo con motor de combustión circula por una carretera de Reino Unido.

Son muchas las voces que en los últimos meses señalan que cumplir las previsiones entorno al coche eléctrico y su implantación en Europa no va resultar fácil en los plazos marcados. Tras las presiones de países como Alemania para poder vender coches de combustión con combustibles sintéticos a partir de 2035 o el reciente anuncio del aplazamiento de la entrada en vigor de la norma Euro 7 de emisiones, ahora ha sido Inglaterra la que anuncia un pequeño freno al coche eléctrico.

Ha sido el primer ministro británico, Rishi Sunak, quien ha anunciado un "nuevo enfoque" en las políticas del Reino Unido contra la crisis climática, que incluye medidas concretas como aplazar hasta 2035 el veto a la venta de vehículos de gasolina y diésel. En este nuevo enfoque se incluyen medidas para reducir o retrasar algunos de sus objetivos para rebajar las emisiones en los próximos años.

El Gobierno aplazará en cinco años, hasta 2035, el veto a la venta de vehículos de gasolina y diésel, ofrecerá "mucho más tiempo" para cambiar los calentadores de gas en los hogares, y eliminará los planes para impulsar el uso de coches compartidos y el reciclaje, entre otras medidas.

"Podemos adoptar una postura más pragmática, proporcionada y realista para llegar a cumplir el cero neto en emisiones, que alivie las cargas sobre las personas trabajadoras", declaró Sunak en un discurso que pronunció desde Downing Street, su residencia oficial en Londres.

El primer ministro anunció que no vetará nuevas prospecciones de crudo y gas en el mar del Norte –"algo que simplemente nos haría dependientes de energía cara importada de dictadores extranjeros como el presidente ruso, Vladímir Putin", apuntó–, y descartó cualquier impuesto para desincentivar los viajes en avión.

Su Gobierno tampoco dará pasos para cambiar la "dieta" de los ciudadanos ni "dañará a los granjeros británicos poniendo tasas sobre la carne", dijo Sunak, que asumió la jefatura de Gobierno en octubre de 2022, tras el descalabro de Liz Truss, y afronta unas elecciones generales, previsiblemente el próximo año, en las que el Partido Laborista parte como favorito.

Cero emisiones en 2050

"El debate sobre cómo vamos a alcanzar el cero neto ha introducido una serie de propuestas preocupantes, y hoy quiero confirmar que, bajo este Gobierno, nunca ocurrirán", declaró el primer ministro, que subrayó al mismo tiempo que no tiene intención de abandonar el compromiso de avanzar hacia las cero emisiones en 2050.

"Soy categórico en que cumpliremos nuestros acuerdos internacionales, incluidas las promesas clave hechas en París y Glasgow para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados", recalcó Sunak, que insistió en que el Reino Unido continúa siendo un "líder global" en cuanto a objetivos medioambientales.

El mandatario británico afirmó que su país ha sido el que más rápido ha reducido sus emisiones en el G7, con un descenso de "casi el 50 % desde 1990", mientras que "Francia (ha reducido) un 22%, Estados Unidos no ha cambiado y China ha incrementado (las emisiones) un 300%".

"¿Cómo puede ser eso correcto, que los ciudadanos británicos tengan que sacrificar más que los demás?", se preguntó Sunak, que advirtió de que "si continuamos por este camino, corremos el riesgo de perder el consentimiento de los británicos".

Sus medidas han provocado ya el rechazo de fabricantes de automóviles como Ford, que ha alertado de que retrasar cinco años el veto a los motores de combustión puede "minar" las inversiones que ya ha hecho para preparar el camino de cara a 2030.

Otros fabricantes como el grupo Stellantis, propietario de Opel, Peugot, Fiat y otras marcas, y Jaguar Land Rover, han pedido "claridad" y "certidumbre" sobre la regulación medioambiental

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  • O
    Orencio

    Pedir claridad y certidumbre a la política ambiental de nuestros días es como pedir peras al olmo, que queda más sostenible.