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Nutrición

Dieta flexitariana: claves de la alimentación que pisa fuerte

Lo que propone la dieta flexitariana es una dieta vegetariana con un bajo consumo de productos de origen animal siempre de crianza ecológica y pesca sostenible

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Dieta flexitariana: claves de la alimentación que pisa fuerte. Pixabay

La dieta flexitariana está en boca de muchos en los últimos tiempos y son muchos los que han optado por seguir este tipo de alimentación saludable que si bien es similar a la dieta vegetariana o al veganismo, encontramos algunas diferencias que la hacen adecuada para muchas personas. La palabra flexitariana proviene de la unión de dos vocablos: flexible y vegetariano, de aquí que muchos no sepan diferenciar estos dos tipos de dietas. 

A rasgos generales, podemos decir que la dieta flexitariana es aquella en la que se permite la ingesta de alimentos de origen vegetal pero también de algunos de origen animal pero con unas características y unas cantidades muy concretas y detalladas. Esta es una dieta mediterránea pero con una reducción del consumo de carnes y pescados. Fue en los años 90 cuando la chef Helga Morath utilizó por primera vez este término para definir el menú de su restaurante Acorn Café en Estados Unidos.

Podemos empezar a hablar de los beneficios de la dieta flexitariana sin hablar directamente de los beneficios que tiene en el organismo del ser humano. El primer gran beneficio es con el medio ambiente, una preocupación que hace que muchas personas se planteen comer menos carne y pescado o incluso eliminarlo de su alimentación diaria. Una reducción en el consumo de carne, sin abandonarlo al cien por cien, puede suponer un impacto positivo en el ecosistema. 

Según un informe de la Universidad de Oxford, se deduce que si toda la población mundial adoptara una dieta basada principalmente en productos vegetales y menos carne, se podrían salvar más de ocho millones de vidas de aquí a 2050. Además, se reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero dos terceras partes, con un ahorro de 1,5 millones de dólares a nivel de medioambiente y de salud.

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La fruta, los lácteos y los cereales están permitidos en la dieta flexitariana.Pixabay

Beneficios de la dieta flexitariana

Pero además de esos beneficios ‘externos’, la dieta flexitariana también es positiva para la salud. Al contener un buen número de frutas y vegetales en la planificación de la alimentación diaria, esto supone que se ingieren muchos antioxidantes, fibra y otros fitonutrientes, todos buenos para proteger órganos tan importantes como el corazón o el sistema digestivo. Además, el escaso aporte de azúcar, ácidos grasos saturados y colesterol de este tipo de alimentos repercute directamente en la salud cardiovascular y en la regulación de la presión sanguínea.

Además, la fibra de esos ingredientes y su escaso azúcar añadido favorece la prevención de la diabetes gracias a un mejor control de la glucosa en sangre y ayuda a evitar enfermedades del aparato digestivo como la enfermedad de Crohn, relacionada con una inflamación del intestino.

Por si esto fuera poco, también es una buena dieta para aquellos que están buscando adelgazar, ya que cuando se establece la dieta flexitariana a medio y largo plazo se produce una mayor saciedad y una reducción en la ingesta de calorías así como un aumento del gasto calórico total. Uno de los motivos es que se reduce el aporte de carbohidratos gracias a alimentos como las legumbres, las frutas o los cereales integrales, lo que hace que haya una reducción de grasa corporal. 

Por supuesto, como en cualquier tipo de dieta, antes de comenzar una dieta flexitariana es recomendable consultar con un nutricionista para evitar carencias nutricionales, como puede pasar en el caso del veganismo con la vitamina B12, que suele requerir de suplementos nutricionales.

Qué se come en la dieta flexitariana

Una buena forma de definir esta dieta es decir que estaría indicada para personas que se consideran omnívoras pero que desean comer de una forma más saludable. Se limita el consumo de carne y pescado pero no está prohibida su ingesta y se fomenta el consumo de alimentos de origen vegetal como la fruta, las verduras, las legumbres y los cereales integrales. Las bases de la dieta flexitariana se centran en un 80 por ciento de alimentos propios de una dieta vegetariana y un 20 por ciento de alimentos que no están incluidos en ese tipo de dietas, como la carne y el pescado, de los que se puede tomar una pequeña porción durante toda la semana.

Esto hace que haya una ingesta adecuada de proteína animal, necesaria para el correcto funcionamiento del cuerpo humano. 

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La dieta flexitariana se basa sobre todo en frutas, verduras y cereales.Pixabay

Debemos saber que no es una dieta vegana, puesto que sí se permiten alimentos de origen animal como son los huevos, los lácteos o la miel. Igual que en la dieta mediterránea, se pueden hacer cinco comidas al día de forma general y esto hará que se evite tener hambre antes de las comidas principales y que la digestión sea más fácil y rápida.

En cuanto a la carne, se prioriza el consumo de carne blanca, como el pollo o el pavo, por encima de la carne blanca, y siempre se recomienda que sea carne ecológica y local. En el caso del pescado, será siempre de pesca sostenible. También se incluyen en esta dieta la pasta, el arroz, los frutos secos, las semillas y los tubérculos. Se evitan los productos precocinados y las harinas refinadas y también los ultraprocesados (aquellos que en su etiqueta incluyen más de cinco ingredientes suelen serlo).

A la hora de comer, se puede aplicar también el plato de Harvard, el que se considera más saludable, para saber qué proporciones incluir en cada comida. En el caso de la dieta flexitariana también sería la mitad del plato de verduras y hortalizas, un cuarto de cereales (arroz, pasta… y mejor integrales) y un cuarto de proteína, que en esta dieta será de forma prioritaria de origen vegetal, como las legumbres, y como excepción de carne o pescado.

Diferencias entre ser vegano y flexitariano

La principal diferencia es que un flexitariano puede tomar carne o pescado de forma moderada (generalmente una vez a la semana) y el vegano nunca come este tipo de alimentos de origen animal. Además, en la dieta vegana quedan fuera todos los productos que tengan que ver con un proceso animal, como los lácteos, la miel o los huevos. Se puede decir que el veganismo va más allá de la alimentación y es una filosofía de vida en la que se respeta al máximo a los animales y el medio ambiente, llevando este objetivo también a la forma de moverse por la ciudad o de vestir.

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