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Gourmet

Croquetas: 10 templos de la bechamel en Madrid

Las croquetas es un plato que nos apetecerá siempre (Jonathan Pincas | imagen con licencia CC BY-2.0)

El rebozado, la bechamel y el jamón forman la Santísima Trinidad de la cocina ibérica, un tótem que pasa de generación en generación, una bola de felicidad y calorías cuyo súmmum llega de la mano de tu madre. Por desgracia las madres no son omnipresentes y el apetito croquetero es una constante en la vida. Por ello, a continuación recomendamos una serie de templos dónde rendir culto a la bechamel.

Taberna Arzábal (Menéndez Pelayo, 13)

Croquetas 100% artesanales, cocinadas con leche de oveja latxa, que al ser más grasa que la de vaca hace que utilicen menos harina, lo que fomenta un sabor más intenso y cremoso. De jamón ibérico y de boletus.

Bar Casa Manolo (Princesa, 83)

En Moncloa, al lado del Ejército del Aire, hay un bar de barrio que lleva casi 100 años sirviendo croquetas sin descanso porque las demanda todo el barrio. Croquetas sin pretensiones, de jamón serrano, con mucho tropezón, una bechamel consistente y un rebozado clásico de pan rallado fino. De jamón o bacalao.

Melo’s (Ave María, 44)

Son famosas y con razón. De lacón, tamaño XXL, crujiente rebozado y con una bechamel única y líquida, tanto que al partirla casi casi se resbala por los dedos. Una delicia en un abarrotado bar de Lavapiés. Las zapatillas (pan gallego, lacón y queso de tetilla fundido) son su otro gran trofeo.

La Tasquita de Enfrente (Ballesta, 6)

Un restaurante de bien, dónde Juanjo López ofrece alta cocina de mercado y prepara una de las mejores croquetas de la capital. Casi como un buñuelo, de rebozado finísimo casi transparente, bechamel liquida, y tamaño pequeño, la delicadeza hecha croqueta.

Bodegas La Ardosa (Colón, 13)

Esta mítica taberna de Malasaña nacida en 1982 sigue manteniendo su solera, además de servir una tortilla y unas croquetas dignas de una estrella Michelin. De cabrales, cecina, carabineros, jamón y bacalao, es imposible decidirse por una, todas son perfectas en tamaño bechamel y sabor.

El quinto vino (Hernani, 48)

Doña Esperanza elabora en su casa croquetas caseras, de tamaño XXL, cremosas y sabrosas, que vende su amigo Luis Roldán en El quinto vino. Fritas en buen aceite, las croquetas de Esperanza son la delicia del barrio de Tetuán.

AskuaBarra (Arlabán, 7)

Los hermanos Gadea, al frente de este restaurante procedente de Valencia, ofrecen cocina de mercado y unas croquetas muy originales: de rabo de toro, pollo y curry. Con un rebozado extra crujiente gracias al panko (pan rallado japonés), textura suave y un marcado sabor a curry, están exquisitas. Tienen otras de queso Idiazábal, muy buenas, aunque más convencionales.

Viavélez (General Perón, 10)

Paco Ron traslada la tradición de la cocina asturiana y la exquisitez de una estrella Michelín a Madrid, y ofrece croquetas de jamón, de tamaño mediano, cremosas por dentro y crujientes por fuera.

La Gastrocroquetería de Chema (Barco, 7)

No son las croquetas más impresionantes de la capital, pero destacan por su variedad y originalidad. Chema Soler ha creado un templo croquetero con infinitas posibilidades, desde puerro con queso de cabra y pimientos, perrito caliente, sepia en su tinta gratinada hasta de sobrasada con chocolate. Y de postre: ¡croquetas también! De chocolate con leche acompañadas de cuajada de chocolate  blanco, de tarta de queso con arándanos y de galletas María con leche y Cola Cao. Lo mejor: una fondue de queso al curry con croquetitas de pollo.

Oído Cocina Gourmet (A domicilio)

Cristina Comenge regentó durante cinco años su restaurante Oven 180, cuyas croquetas alcanzaron una merecida fama. Cerró, montó una firma de croquetas congeladas y venta online, y ahora vende a muchos restaurantes y a particulares, una suerte para lo más perezosos y caseros. Con una bechamel muy buena y empanadas con panko, es posible encargar desde casa seis tipos diferentes: jamón ibérico, boletus, puerro confitado, chistorra, queso azul y pollo al curry. Atentos: 22 piezas por 9 euros en 48 horas. 

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