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Cultura

¿Dónde y cómo trabajan los arquitectos?

Se ha publicado mucho sobre las oficinas de Foster + Partners frente al río Támesis en Londres, o el espectacular estudio-vivienda de Ricardo Bofill en Barcelona, pero veamos algunos ejemplos menos conocidos:

Daiken-Met

En Japón es difícil y caro encontrar oficinas en alquiler, y más aún si se pretende que sean un espacio de inspiración para grandes proyectos. Daiken-Met no daba con el espacio adecuado, así que de forma provisional, decidieron alquilar una parcela vacía y crear una oficina temporal con contenedores de transporte marítimo reutilizados. Parece que por ahora se quedan ahí, pero mientras tanto trabajan en este espacio innovador que, de ser necesario, podría trasladarse a cualquier otra parcela y volver a instalarse de nuevo.

Hassell

La oficina de Brisbane del estudio Hassell ocupa los 2.170 metros cuadrados de la antigua fábrica de pan Keating’s Bread Factory. El principal reto para este estudio fue adaptar el espacio industrial existente al espacio abierto y permeable que tenían en mente. El local se articula en torno a un gran patio central que sirve como zona de relax, reunión, para exposiciones temporales y, de vez en cuando, fiestas o celebraciones. El claustro alrededor del patio es el nexo entre la historia del edificio y su rehabilitación, y tiene vida propia gracias a los múltiples juegos de luz y sombras que en él se crean a lo largo del día.

Mansaram Architects en Bangalore

El estudio Mansaram Architects se ha especializado en la construcción de edificios usando recursos naturales y, últimamente, el bambú en particular. El Bamboo Symphony es un edificio en Bangalore en el que han establecido su propio estudio de arquitectura y que está construido en parte con bloques de adobe fabricados in-situ con barro del mismo solar. Una fina y orgánica lámina de hormigón sirve de cubierta, y el edificio se termina con celosías y columnas de tronco de bambú. La cubierta de hormigón, además, esta armada con fibras de bambú, en lugar del tradicional acero corrugado, aligerándola considerablemente. La madera del suelo es también del mismo material, intercalado en algunas zonas con piedra reciclada de un edificio próximo.

El edificio se ha diseñado en torno a un lago del que el edificio toma el agua que necesita, filtrándola previamente. El agua de lluvia se recoge y deposita en el mismo lago. Los paneles solares producen el 100% de la energía que el edificio consume, haciéndolo totalmente autosuficiente aunque, confiesan los arquitectos, está conectado a los suministros de luz y agua municipales, por si acaso.

FFKR Architects

Cuando se construyó en 1904, el edificio Bogue en Salt Lake City era un almacén de una empresa de suministros y reparaciones de maquinaria para la industria minera. El inmueble pertenece al archivo nacional de edificios con protección histórica, lo que compromete mucho su uso y posibilidades de rehabilitación. El reto gustó al equipo de FFKR, que hizo de su sede una muestra de su preocupación por las rehabilitaciones sensibles y el ahorro energético, conservando gran parte del carácter original del edificio y empleando estrategias energéticas que le han otorgado la categoría Plata de la certificación LEED para lugares de trabajo.

El edificio fue abandonado en 1998, FFKR lo compro en 2001 y tardo un año en terminar la rehabilitación.

Está construido con muros de ladrillo, estructura de acero y una cubierta ligera con lucernarios que han sido conservados aunque mejorados para cumplir con la normativa sísmica. Se ha añadido una entreplanta para incrementar la superficie de zonas de trabajo, así como para mejorar la estabilidad estructural del edificio. Las vigas originales de madera se han restaurado y conservado. El diseño original potenció la ventilación natural cruzada, lo que ha permitido prescindir del aire acondicionado en su rehabilitación.

Belzberg Architects

Este proyecto en Santa Mónica alberga la sede del estudio de arquitectura Belzberg, además de otras dos empresas de diseño. Todas muy comprometidas con el medio ambiente, como puede apreciarse en el diseño que hacen para sus propias oficinas.

Una cubierta ajardinada con especies autóctonas que se adaptan mejor al clima, y un sistema de riego de alta eficiencia que se alimenta de agua de lluvia filtrada a través del pavimento de las zonas exteriores, y almacenada después, junto a una cubierta solar fotovoltaica, ayudan a obtener la certificación LEED Oro.

Usan su propia oficina para mostrar a los clientes las estrategias de diseño que pueden aplicar en sus proyectos para lograr ahorros, como es su caso, de un 30% frente a un edificio de similares características.

Se pretende fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte al trabajo, por lo que los empleados cuentan con parking de bicis y vestuarios para ducharse y cambiarse antes de empezar la jornada. En el aparcamiento de vehículos, los coches híbridos/eléctricos y los coches compartidos tienen acceso a plazas prioritarias reservadas para ellos.

El 85% del deshecho de obra ha sido reciclado, y el 30% del material de construcción era ya reciclado en su origen. Desde que se terminara en 2009, el edificio ha sido galardonado con 4 de los más prestigiosos premios de arquitectura sostenible en Estados Unidos.

Aunque podríamos citar muchos otros ejemplos, hoy destacamos estos cinco casos en que los arquitectos han volcado todo su ingenio y talento en reflejar su estilo arquitectónico y compromiso con el medio ambiente a través de su propio estudio de arquitectura.

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