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Economía

Los mercados piden un rearme del FMI o "se llevarán una decepción"

Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional.

Excesivo. Irracional. Una masacre. Así calificaban ayer algunos expertos el castigo de los inversores internacionales a la Bolsa española que se dejó en el camino un 4%. El pánico se ha instalado en los mercados y, ante semejante panorama, los inversores esperan como un maná caído del cielo el apoyo institucional: un rearme del Fondo Monetario Internacional (FMI) en los 400.000 millones de dólares prometidos por su directora gerente, Christine Lagarde. De no lograrse un notable incremento en los recursos del Fondo, “el mercado se llevará un decepción”, apuntan fuentes del sector.

Del encuentro entre los ministros del G20 –que arranca hoy– y de las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial, los mercados esperan una señal. “Todo lo que sea reforzar los mecanismos del FMI será positivo ya que servirá para tranquilizar a los mercados que están excesivamente nerviosos”, apunta con un tono de prudencia Natalia Aguirre, directora de Análisis y Estrategia de Renta4. Con rearme o sin él, los expertos subrayan lo “excesivo” de la punición en los mercados, especialmente a la Bolsa española, que es la que peor se está comportando de todo el mundo. “No puede ir a peor”, concluye José Luis Martínez Campuzano, de Citi. A juicio del experto, podrían buscarse también alternativas al refuerzo del Fondo como préstamos bilaterales. Pero otros expertos van más allá: "Si no se consigue un acuerdo con un tamaño incremento de los recursos del FMI, el mercado se llevara una decepción", afirman fuentes del sector.   

Quién pone el dinero

“La propia Europa parece dispuesta a aportar 200.000 millones de dólares extras”, siguen fuentes del sector. El punto sensible es quien aflojará el bolsillo para reforzar la potencia de fuego del FMI. “El problema es que otros países podrían pensar que Europa no ha hecho bien los deberes, y que el Mecanismo de Estabilidad Europeo debería aumentar su tamaño antes que el Fondo aporte sus ayudas. Brasil, pero sobre todo Canadá y Estados Unidos, mantienen una actitud bastante escéptica y con pocas ganas de incrementar su cuota”, remachan las mismas fuentes.

Todo tiene un precio y, posiblemente, la crisis de deuda soberana no sea la excepción. Desde dentro de los mercados se apunta que algunos países emergentes, especialmente China, podrían estar dispuestos a aumentar su aportación. Pero a cambio de su dinero reclamarían, lógicamente, ver aumentada su cuota de votos en la misma proporción.

Y en estos tiempos de crisis, algunos países europeos han llegado a ponerse exiquisitos y se han mostrado abiertamente contrarios a “ver diluida su capacidad de voto en el Consejo del FMI”, afirman fuentes del sector. El escollo en la reunión será, por tanto, el eterno tira y afloja del poder que se resiste a los nuevos tiempos en el que las naciones emergentes reclaman su nuevo lugar en el mundo.

Los países se juegan el dinero

En toda negociación internacional hay algo de partidas de póquer, dicen los que saben. Más cierto si cabe cuando se trata de poner dinero sobre la mesa. Algunos analistas incluso se atreven hacer apuestas en lo que se refiere a las aportaciones de las naciones dispuestas a rascarse el bolsillo.

Así, fuentes del sector apuntan que quien tiene más probabilidad de realizar una aportación adicional al Fondo será la más interesada: 200.000 millones de dólares por parte de la Unión Europea. Posiblemente, Australia haga también una aportación adicional de 20.000 millones de dólares. 

Entre los futuribles, los expertos apuntan con el dedo a los emergentes, especialmente a China. El gigante asiático podría hacer una aportación extra de 50.000 millones de dólares de lograr una contrapartida en forma de capacidad de votos. Podría seguirle en cuantía Arabia Saudí. Por detrás, México podría contribuir con otros 20.000 millones dólares. Mientras, en el banquillo quedarían otros importantes emergentes como Brasil, India o Rusia que, sin duda, condicionarán su ayuda a un incremento de su cuota de influencia en la institución.

Por el momento, estas mismas fuentes del sector han ganado sus apuestas con Japón: el martes, el país se comprometió con 60.000 millones de dólares adicionales. Aunque no sin peros. El ministro de Finanzas nipón aseguró que “Europa no ha realizado un esfuerzo suficiente”. 

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