Las ideas son reflejo de la tierra. En las montañas que dibujan los niños siempre hay una casita con chimenea por donde sale humo. Ese humo es la esencia de un pueblo. Es la cocina donde se cocina con pucheros y a fuego lento. Es la chimenea donde se ponen las manos pegadas al pantalón para entrar en calor y, aunque eso no se dibuja, es el calor humano de la gente de las montañas, que por encima de modas y temporadas viven todo el año manteniendo la montaña. Los pueblos de Lleida son el reflejo de oficios y actividades perfectos para el invierno.

Olvídese de andar amodorrado bajo el sol a la caza de una furtiva sombra. También en nuestra geografía existen bellos rincones donde en verano la chaqueta no estorba, las noches transcurren bajo manta y el aire acondicionado es un fenómeno marciano. Rincones tocados por la altura, los vientos frescos de las cumbres o una naturaleza lluviosa donde el sopor encuentra tregua. Para dar esquinazo al achicharramiento estival éstos son algunos pueblos de España en los que el mercurio no explota.

Decía un gran viajero como Ernest Hemingway que la mejor forma de conocer cualquier rincón del mundo es recorriéndolo en bicicleta. De entre todas las razones, ahí van dos de ellas: al placer de observar todo desde la altura del sillín se suma el ir descubriendo paisajes y estampas a la velocidad justa, sin prisa pero sin pausa. El resultado de la combinación es un completo que resulta especialmente agradecido en una provincia como Lleida, plagada de joyas naturales y gastronómicas que merece la pena conocer. El único inconveniente es que no resulta tan sencillo trazar una ruta con la que atravesar lo mejor de Lleida sin dejarse nada por el camino. Y ahí es donde Pedales del Mundo echa una mano a los amantes del turismo sobre dos ruedas creando algunas de las mejores rutas para disfrutar de naturaleza, patrimonio cultural y turismo gastronómico en las que no falta de nada. Os proponemos cuatro que no decepcionan ni a los más exigentes. Palabra de cicloturista.