En un mundo con una tendencia tan acusada a la grandilocuencia como el del rock, no es de extrañar que se usen sentencias cercanas en muchas ocasiones al ámbito religioso. Así, que Black Sabbath, Led Zeppelin y Deep Purple sean considerados como la santísima trinidad (o no tan santa, en su caso) del hard-rock británico encaja perfectamente con ese imaginario.

Hay que reconocer en Jose María Sanz, Loquillo, la virtud de la supervivencia. Más allá de las filias y fobias que pudiera despertar, debemos colegir que su perseverancia pocas veces se ha visto en el panorama rock español.