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Política

La entrevista de Otegi atasca la 'vía Frankenstein' para la investidura de Sánchez

Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu.

Pretendían 'blanquear a Bildu', como ha denunciado con insistencia la oposición y asociaciones de víctimas, y les ha salido el tiro por la culata. La entrevista en TVE con Arnaldo Otegi, líder de la formación filoetarra, ha provocado una ola de rechazos en amplios sectores políticos y sociales. PP, Cs y Vox salieron en tromba contra la utilización de la televisión pública para estos menesteres. Consideran que se trató de una zafia estrategia de Moncloa para blanquear la imagen de Bildu, paso previo a conseguir su respaldo a la designación de Sánchez. La emisión de la entrevista tuvo lugar la víspera del acto en favor de las víctimas del terrorismo celebrado en el Congreso. Algunas asociaciones rechazaron estar presentes en este acto ante la magnitud de la infamia. 

El cariz de la comparecencia televisiva fue tan 'infame y odioso', como lo han calificado en fuentes de las víctimas, que, en el caso de que se tratara de una operación urdida desde el Gobierno, el resultado ha sido contraproducente. Hay también voces en el PSOE que consideran que es preciso que alejarse 'miles de millas' de la gente de Bildu. También meten en el paquete a ERC, cuyos dirigentes acogieron obsequiosamente este viernes a Otegi y sus lugartenientes.

Una fotografía inoportuna

Una fotografía, la de Otegi y Rufián juntos con sus respectivas cúpulas, se suma a esta reacción de rechazo. Todo cuadraba. Otegi, en la tele. Al día siguiente, un diputado de Bildu, en el Congreso en el homanaje a las víctimas. Y, al siguiente, el encuentro de los gerifaltes de Bildu y ERC, los futuros avalistas de Sánchez. La interviú televisiva ha hecho zozobrar el proyecto.

Otegi se reunió, en efecto, con el partido de Junqueras para ratificar que otorgarían su abstención en la ceremonia de investidura de Sánchez. Ambas formaciones, Bildu y ERC, que se reclaman 'las fuerzas del independentismo progresista' del Congreso, reafirmaron en su encuentro en Barcelona su decisión de no obstaculizar los planes políticos de Sánchez. De momento, son estos los únicos respaldos pasivos que tiene claros el Gobierno. También cuenta con el minúsculo apoyo del PNV y con Revilla. Y sigue la duda de Podemos.

La imagen abominable que transmitió Otegi, una nefasta revelación para gran parte de la sociedad, ha entorpecido estos planes. La 'vía Frankenstein' a la investidura ha saltado hecha añicos. Hay socialistas que abominan de lo que han visto. No dudan de proclamarlo en privado, en las sedes y en las reuniones locales. En Moncloa se manejaba hasta ahora la teoría de que "si estos se abstienen, es cosa suya, nosotros no les vamos a pedir nada". Ahora hay posiciones mucho más críticas que consideran que aparecer avalados por Bildu transmite una imagen muy perniciosa. Opinan que sería mejor ir a elecciones que aparecer avalados por Otegi y hasta por ERC. 

Fuentes de la oposición, donde consideran que Sánchez es un político sin demasiados escrúpulos, comentan que este aparente rechazo por Otegi y por lo que significa está viciado desde el momento en que no les importa contar con su anuencia en el pacto de Navarra. De momento ya han metido a los concubinos de ETA en la Cámara foral. Lo siguiente será sumarlos al gobierno de la socialista Chivite. 

Aval de los frikis de la izquierda

Una cosa no quita la otra. Todo dependerá del nivel de empeño de Sánchez en resultar elegido en el intento de julio. Los pronósticos hablan de momento de una ceremonia fallida, dada la posición poco colaboradora de Pablo Iglesias Turrión. Por más que Bildu se empeñe en abstenerse, no habrá nada que hacer. Y en septiembre, todo está abierto. Desde la posible abstención de Ciudadanos hasta el sendero que conduce de nuevo a elecciones. Todo menos comparecer de la mano de Otegi, que, tras su entrevista en TVE ("más dolor del necesario o del que teníamos derecho a hacer") aparece en el puesto número uno de los tipos más detestables de nuestro país.

Tan sólo ha conseguido la anuencia de la extrema izquierda y de estrambóticos personajes que pululan en el friquismo político. Al margen del debate sobre la deontología profesional de TVE, nadie duda de que la entrevista fue un error para quienes pretendían 'humanizar' o hacer más próxima la imagen de quien es compañero de andanzas de asesinos. Hay planes en el Ejecutivo que ahora se están reestructurando sobre la marcha. 

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