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Política

Sánchez e Iglesias estudian ir juntos al Senado en algunas provincias

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en La Moncloa

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias mantienen conversaciones discretas para presentar listas conjuntas al Senado en las elecciones generales. El plan se limita, de momento, a algunas circunscripciones, entre ellas Madrid, tal y como desvela hoy Vozpópuli. El objetivo del PSOE y Podemos es evitar que se repita el esquema de los últimos meses de Gobierno socialista, en el que las iniciativas de Sánchez se vieron frustradas por la mayoría del PP en el Senado.

Las negociaciones se están llevando a cabo de manera secreta a través de dos mesas. La primera, protagonizada por los líderes del PSOE y Podemos. Ellos son los que llevan la “voz cantante”, según las fuentes conocedoras de los encuentros. A su lado, dos equipos formados por dirigentes de primera plana de ambos partidos están analizando como quedaría un posible acuerdo “provincia a provincia”. El estudio es ahora sobre todo de carácter “demoscópico”.

Sistema mayoritario

El Senado está compuesto por 266 senadores. De ellos, 208 se eligen a través de un escrutinio mayoritario y abierto, mientras que el resto son de designación autonómica. En cada circunscripción se nombran cuatro senadores (los candidatos aparecen agrupados por partido en la papeleta) y el modelo mayoritario plurinominal determina que normalmente la formación política con más votos de cada circunscripción se lleve la mayoría de sus escaños. Es decir, que es fundamental quedar como primera fuerza en varias provincias para tener el control de la Cámara Alta.

El plan que estudian Sánchez e Iglesias es llegar a acuerdos puntuales en las Comunidades más grandes. Entre ellas, provincias como Madrid y Valencia, además de Castilla La-Mancha, Galicia y Asturias, donde es más elevado el riesgo de que el PP acabe siendo el partido más votado.

En mayo de 2016, antes de las últimas elecciones generales, Podemos propuso a Sánchez una alianza de izquierdas para el Senado en Valencia, Aragón y Baleares. El objetivo era acabar con el “bloqueo del PP”. Sánchez rechazó la oferta al considerarla electoralista. Pero ahora el contexto político ha cambiado. Sánchez tiene el control del PSOE y nadie le puede vetar acuerdos con la formación morada. 

Aplicación del 155

Esta fórmula podría satisfacer, de hecho, a ambos partidos. Podemos se sentiría cómodo porque le permitiría avanzar hacia su intención de entrar en un futuro ejecutivo de Sánchez, impidiendo que el PSOE se decante a última hora por un gobierno en solitario o con Ciudadanos. A la vez, puede evitar acabar en posición testimonial en la Cámara Alta en el actual contexto electoral poco favorable.

El PSOE, por su parte, se blindaría ante un bloqueo en el Senado, cuyas votaciones son clave para medidas como la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Además, el líder del PSOE es consciente de lo “frustrante” que puede ser gobernar en minoría y con un Senado bloqueado por la derecha, apuntan fuentes conocedoras de la negociación.  

El último escollo se encontraría en la elección de los senadores en cada provincia. Los barones del PSOE podrían torpedear un pacto que favorecería en algunas circunscripciones a candidatos de Podemos. Pero sería suficiente que Sánchez presente el asunto como hecho consumado al comité federal para que se ratifique. Aun así, fuentes del equipo de líder socialista recalcan la complejidad de que este proyecto se materialice en un acuerdo viable. Ayer, el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, ha sostenido que un acuerdo para el Senado "no está encima de la mesa". 

Cada uno por su cuenta en el Congreso

La fórmula que se está debatiendo, por otro lado, excluiría el Congreso. El PSOE y Podemos mantendrían su autonomía, es decir, que irían con sus propias listas en la Cámara baja y harían campaña electoral por cuenta propia. Se sobrentiende que el nivel de confrontación en este caso no sería muy elevado.

Las negociaciones se están limitando de momento a un estudio sobre la viabilidad demoscópica del acuerdo. Nada está cerrado, y el debate se desarrolla de manera secreta. Pero, de fraguarse, sus efectos serían muy relevantes en ambos bandos políticos. Así que algunas fuentes apuntan a la conveniencia de que se oficialice en los últimos días de la precampaña.

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