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Política

Baleares y el peligro de convertirse en laboratorio del pancatalanismo

Pedro Sánchez y Francina Armengol en Palma.

Políticas lingüísticas, televisión y subvenciones. Durante más de dos décadas el separatismo ha recurrido a estos tres elementos para construir en Cataluña una identidad diferenciada de la del resto de España. Esto ha llevado a una fractura en la sociedad y a una tentativa de golpe de Estado. Y ahora, esta ola nacionalista amenaza con envolver también a las Islas Baleares, gracias, paradójicamente, a un gobierno de un partido, el PSOE de Pedro Sánchez, que canta en sus actos La Internacional.

El gobierno de la socialista Francina Armengol, afín al nuevo curso sanchista, ha promovido el catalán como idioma vehicular y obligatorio para las oposiciones públicas en su primer mandato. La televisión local ya se inspira en TV3 y los regionalistas de Més per Mallorca ganan peso. La connivencia con el socialismo, así como en su idea fue en Cataluña la postura local del PSC, hacen que el nacionalismo pueda convertirse en hegemónico también en esa Comunidad.

Hace cuatro años, Armengol se alió con los regionalistas para desbancar al PP del poder. La maniobra, entonces criticada por lo que quedaba del socialismo pre-Sánchez, se ha convertido en la estela a seguir. Las encuestas arrojan incluso un escenario más soleado de lo esperado. El PSOE podría subir hasta los 19 escaños, Podemos perdería algo pero aguantaría entre siete u ocho diputados y los regionalistas podrían ganar uno, también con siete u ocho escaños.

La presidenta del Govern balear, Francina Armengol, y el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.

Como segunda formación más votada, según el CIS, estaría el PP, dirigido actualmente por Biel Company, que lograría entre 14 y 16 escaños. Ciudadanos obtendría entre nueve y 10 escaños, y Vox entre cero y uno, con lo que su líder, Jorge Campos, podría llegar a entrar en el Parlament. De confirmarse esta previsión, la mayoría absoluta estaría casi garantizada, y con ella un mayor impulso a la política nacionalista inspirada en la idea del pancatalanismo.

Los Países Catalanes

Este planteamiento se fundamenta en la idea de los Países Catalanes. Es decir, la ampliación de los confines de Cataluña como nación en función del elemento lingüístico (igual que en otros casos fue la religión, la raza o la historia). La semejanza idiomática sirve hoy para reivindicar el “derecho” de los catalanes a anexionar la Comunitat Valenciana y las Islas Baleares, además de parte de la isla italiana de Cerdeña y el sur de Francia. Como un lebensraum (espacio vital, en alemán) meridional.

El pancatalanismo es la demostración teórica de que todo nacionalismo alberga en sí una mezcla de revanchismo y expansionismo. “El nacionalismo es la guerra”, alertó el expresidente francés François Mitterrand ante las tumbas de los muertos en la Primera Guerra Mundial. Pero la paradoja es que en España es la izquierda, supuestamente internacionalista, la que más ha decidido envolverse en la bandera nacionalista para llegar al poder local.

Imitación de TV3

Todo tipo de alianza política conlleva un precio. Y hasta ahora la política de Armengol se ha concentrado en fomentar políticas catalanistas. Su idea es recoger la inmersión lingüística y la exigencia del catalán como idioma obligatorio para trabajar en el sector público. En la universidad la corriente catalanista va camino de convertirse en hegemónica e incluso a nivel mediático la televisión local ha llegado a acuerdos con TV3 para emitir contenidos compartidos.

En el pasado mes de noviembre, nació Bon Día TV, un canal digitado de “colaboración” entre la mallorquina IB3 y la catalana TV3. El acuerdo sirve para promover el “intercambio cultural y la cooperación con las comunidades y los territorios que tienen vínculos lingüísticos y culturales”, según dijeron en su presentación los directores de ambos medios.  

El "expolio" del "Estado español"

El proyecto elegido mira a Cataluña. Esto ha llevado a políticos de la oposición, como Ciudadanos, a alertar sobre una deriva peligrosa para el Estado. En Baleares, de hecho, ha surgido una entidad civil inspirada en el nacionalismo como lo es la Asamblea Nacional de Cataluña. Se llama Assemblea Sobiranista de Mallorca (ASM) y lleva en la portada de su página web un recuento de los euros que en su opinión el “estado español” (en minúscula) está “expoliando” a las Islas Baleares (en mayúscula) desde 1995.

Las entidades soberanistas baleares también tienen fecha para organizar su referéndum separatista. Es el año 2030, en el que quieren alcanzar la independencia. Una maniobra política que quieren llevar a cabo con el apoyo de los secesionistas catalanes, y el de los sectores regionalistas valencianos: los países catalanes.  

Como en todo proceso de creación de ingeniería social, el gasto público es esencial para construir estructuras y crear consenso. Es lo que en Cataluña la oposición llama “chiringuitos” financiados por la Generalitat, que van desde fundaciones y medios de comunicación. Una galaxia de entidades que sobreviven impulsadas por los gobiernos filonacionalistas. Y una realidad que podría experimentarse pronto también en las Islas Baleares. 

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