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Opinión

Tensa espera

Carles Puigdemont y Quim Torra en una fotografía de archivo.

No sé si tú te encuentras tenso. No sé si te preocupa la política. No sé si te preocupa la economía, o la educación, o la salud. Particularmente yo me encuentro tenso.

En Cataluña llevamos ya una década viendo como desde el procés nos roban el futuro, nos hunden la industria, nos ponen en fuga miles de empresas, y ahora, con la desgraciada situación sanitaria que nos rodea, empeor un sistema de salud que era ejemplar donde los hubiera.

Y tras todo ello, cuando llega el momento de poner soluciones, de pedir al pueblo, a los ciudadanos, que se pronuncien con su voto en unas elecciones que todos esperábamos inmediatas, resulta que el tactismo político maquinado por Puigdemont desde Waterloo, esa solución democrática de pedir opinión a todos los que hemos sufrido el procés, pasa al último puesto de la lista de prioridades, cronificando los problemas reales de Cataluña con tal de perpetuarse un ratito más en el Govern.

No es difícil imaginar que desde la irrelevancia actual en la que han convertido a Cataluña, cualquier decisión de un nuevo Govern no independentista será esperanzadora. Cualquier president que sepa negociar el reparto de fondos europeos en lugar de quedarse en casa pataleando por aquello que no es capaz de plantear, conseguiría una más adecuada contribución para Cataluña para reconstruir lo perdido y para invertir en lo necesario.

Está claro que cualquier president no secesionista que salga elegido de las próximas elecciones será más transparente y más abierto como para poder convencer que lo necesario para Cataluña no es más procés y más bronca, sino más capitalización en empresas tecnológicas, más inversión en conectividad de nuestras ciudades, y más retención de talento.

No olvidemos que el turismo viene a nuestro país cuando el entorno es cualificado y es sereno; y cuando hablamos de turismo no nos referimos solo al de tapas, cerveza, sol y playa (que también) sino al de los congresos, al de los directivos de empresas multinacionales que vienen a invertir, y a ese turismo que generan nuestros brillantes facultativos  y las prestaciones sanitarias que fueron referencia en el mundo entero.

Y estoy tenso porque veo que la maquinación de los personajillos está ganando al sentido de gobernanza eficaz, útil y necesaria para el futuro de nuestro país. No podemos seguir sin presupuestos, no podemos seguir con un president con los días contados ante una inhabilitación. No podemos seguir atónitos la lucha entre dos partidos para capitalizar el Procés en busca de un poder eterno, en lugar de capitalizar la gestión de lo que todavía nos queda de riqueza y de seny.

Desde Lliga Democrática seguimos insistiendo en que hay que desahuciar estas políticas del Palau de la Generalitat. Y lo vamos a conseguir a través de someter nuestro programa al voto democrático de miles y miles de catalanes huérfanos de referencias de gobierno y hartos de corruptelas políticas.

Apostamos por defender a las pymes y a los autónomos impulsando tanto la iniciativa privada como un sector público bien gestionado y transparente. Los fondos europeos deben servir para reconstruir, invertir y consolidar esta base de la economía catalana.

Apostamos por un mercado laboral flexible y de calidad que incentive la contratación indefinida a través de mejoras continuas en los procesos de formación.

Apostamos por defender la financiación de los centros de salud de atención primaria con mecanismos de mejora de las condiciones de nuestro personal sanitario y con una dotación de medios equivalente a la presión asistencial.

Defendemos la seguridad jurídica y la propiedad privada como único camino para una redistribución adecuada de la riqueza

Estamos convencidos que tras unas elecciones podríamos situar a la administración pública por encima de intereses partidistas devolviéndole el prestigio que debe tener mediante una rigurosísima ley contra la corrupción y en favor de la máxima transparencia de gestión.

Y, por encima de todo, defendemos la ley y el orden. La seguridad jurídica y la propiedad privada como único camino para una redistribución adecuada de la riqueza, con impuestos justos que permitan asistir a los más desfavorecidos tanto en su salud como en su derecho a una vivienda digna.

¿Tenso? Sí, estoy tenso. Quiero empezar ya a caminar. Quiero demostrar que con una política de consenso, de entrega, de sacrificio, podemos recuperar lo mejor de Cataluña abandonando la irrelevancia actual a la que la han llevado.

Estoy tenso porque veo que el procés nos puede seguir robando el futuro y quiero defenderlo con la ayuda de cientos de miles de patriotas que sienten su Cataluña como motor de progreso y de concordia.

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