Un año más, la economía mundial se encuentra en una peculiar situación: estabilizada en muchos aspectos, pero sujeta a peligrosos riesgos geopolíticos. ¿Cuáles son los principales para 2025?
Varios de ellos están ligados a Estados Unidos y la forma en la que se desarrolle la presidencia de Trump, en al menos cinco ámbitos: la guerra de Gaza, la guerra de Ucrania, la relación con China, la relación con Europa y el proteccionismo comercial.
Respecto a la guerra de Gaza, el principio de acuerdo de alto el fuego entre el gobierno de Israel y Hamás –con entrega de rehenes a cambio de retirada progresiva de tropas– es una excelente noticia que permite tranquilizar los ánimos en la región, aunque estemos aún muy lejos de una paz duradera y de resolver otros problemas como el del tráfico comercial en el Mar Rojo.
Desde el punto de vista económico, la guerra de Ucrania es más relevante, pero la incertidumbre es aún mayor. Por un lado, nada indica que Putin esté dispuesto a negociar paz a cambio de territorios –como probablemente esperaba Trump–, y más bien parece que alberga esperanzas de que la ayuda a Ucrania se frene y desequilibre la guerra a su favor. Aunque la situación económica rusa sea extremadamente débil, probablemente Putin intente demorar cualquier posible negociación de paz, a la espera de que Ucrania caiga como fruta madura. Trump, mientras tanto, obsesionado con mostrarse como un líder fuerte, comienza a darse cuenta no solo de que Putin no va a ceder a su presión, sino de que la caída de Ucrania por falta de ayuda militar podría ser percibida como una demostración de debilidad estadounidense (similar al abandono de Afganistán). Por eso no es de extrañar que haya pasado de decir que resolvería la guerra de Ucrania en 24 horas a que necesita seis meses. Esta buena noticia, por desgracia, se eclipsa por sus declaraciones acerca de incorporar a Groenlandia (un territorio de Dinamarca) a EEUU por las buenas o por las malas por ser una “necesidad absoluta para la seguridad estadounidense”, argumento que no deja de ser una validación indirecta de la invasión rusa de Ucrania o de la posible invasión china de Taiwán. Mientras, Ucrania ha cerrado la distribución del gas ruso a Europa a través de su territorio, tensionando los mercados energéticos.
Si los países se ven obligados a incrementar considerablemente sus gastos de defensa, las inversiones europeas imprescindibles para hacer frente a la transición verde y digital se verían fuertemente dañadas
Ahora bien, a Europa el mantenimiento de la ayuda a Ucrania no le saldrá gratis: Trump ha dicho que los países de la OTAN deberán gastar al menos un 5% del PIB en defensa, cifra a la que ningún país se acerca siquiera (Polonia, la que más gasta, apenas supera el 4%, Francia y Alemania están en el entorno del 2% y España, la que menos, por debajo del 1.5%). Si los países se ven obligados a incrementar considerablemente sus gastos de defensa, las inversiones europeas imprescindibles para hacer frente a la transición verde y digital se verían fuertemente dañadas, al igual que los saldos fiscales y la deuda de los Estados miembros. La aplicación de las nuevas reglas fiscales resultaría fallida, y no habría que descartar tensiones financieras en Europa.
La evolución de la relación entre EEUU y China será clave también a la hora de evaluar los riesgos geopolíticos. EEUU mantiene una actitud cada vez más agresiva para impedir el acceso de China a las últimas tecnologías, con el objetivo claro de frenar su poderío industrial y militar y, de paso, su crecimiento. El 13 de enero decidió limitar el acceso de chips avanzados de inteligencia artificial a una lista corta de 19 países, en una clara demostración de que la guerra tecnológica termina impactando a todo el mundo. Por otro lado, está por ver cuál es la posición de Trump respecto a Taiwán, enclave estratégico sobre cuya defensa ha mantenido hasta al momento una cuidada ambigüedad.
El papel de Elon Musk en el gobierno de Trump se entiende cada vez menos, ya que, más allá del choque de egos, será difícil evitar conflictos en aspectos como la inmigración a EEUU de personal cualificado
En cualquier caso, no está claro aún si Trump está dispuesto a negociar con China o simplemente se propone hundirla; lo segundo podría ser tremendamente peligroso para la economía mundial, pues podría poner a China contra la pared y obligarla a tomar medidas extremas. Lo cierto es que la economía china se muestra cada vez más frágil, con una productividad cada vez débil y una población declinante, aumentando las tentaciones de movimientos nacionalistas que amalgamen a la población. Las grandes empresas tecnológicas, mientras tanto (al igual que otras grandes empresas), intentan congraciarse con Trump. En este sentido, el papel de Elon Musk en el gobierno de Trump se entiende cada vez menos, ya que, más allá del choque de egos, será difícil evitar conflictos en aspectos como la inmigración a EEUU de personal cualificado o la confrontación con China (algo que el fabricante de Tesla simplemente no se puede permitir). De hecho, la obsesión de Musk por debilitar a Europa a base de tuits incendiarios contrasta con su silencio sobre China.
Precisamente otro riesgo geopolítico tiene que ver con la propia situación política y la cohesión en una UE que se encuentra en un momento crítico. Las elecciones en Alemania el 23 de febrero serán un primer aviso sobre la estabilidad de la primera economía de la eurozona: si los resultados no son políticamente claros, la UE podría quedar estancada en los próximos años. Mientras, Francia prosigue su declive político y el nuevo primer ministro ya ha anunciado que está dispuesto a sacrificar la reforma de pensiones, lo que, de producirse, tensionaría aún más la prima de riesgo de Francia. Mientras tanto, el debate sobre el Plan Draghi parece apagarse, pese a los intentos de la Comisión. Habrá que ver si la aprobación de la Brújula de Competitividad en los próximos días logra evitar la grandilocuencia y se centra en objetivos concretos. Mientras, la Comisión acaba de publicar una recomendación sobre control de inversiones salientes en semiconductores, inteligencia artificial y tecnologías cuánticas, como mensaje directo a los Estados miembros de tomarse la seguridad económica en serio y como mensaje indirecto a EEUU de que la UE no servirá de canal al acceso a la tecnología de China o Rusia. La ratificación del acuerdo UE-Mercosur también será una buena medida de si la UE quiere realmente ser un actor geopolítico global o no.
Un efecto peligroso
Finalmente, las tentaciones proteccionistas determinarán gran parte de los riesgos económicos de los próximos meses. Es prácticamente imposible saber si Trump aplicará los aranceles prometidos, o si lo hará solo en algunos casos. Sería raro que no impusiera aranceles (por no perder credibilidad), pero es posible que inicialmente estén muy lejos de los anunciados, como herramienta de presión. Un efecto peligroso sería que eximiera de aranceles arbitrariamente a algunos países, lo que alteraría los precios relativos y distorsionaría aún más los flujos comerciales.
Por supuesto, hay otros elementos de incertidumbre geopolítica, como la evolución del nuevo gobierno en Siria, la crisis política de Corea del Sur o las tensiones en Venezuela, así como las de algunos países africanos, pero cuyo impacto sobre la economía mundial sería en principio menor.
En resumen, demasiados frentes geopolíticos abiertos como para que podamos esperar un año tranquilo.
JaimeRuiz
17/01/2025 12:27
Yo diría que Musk intenta implantar un trumpimo europeo en la línea de Meloni. La burocracia hostil es horrible. Bueno, muchos economistas aseguran que el proteccionismo es lesivo para Estados Unidos, y es lo que habría que evaluar, si cerrarse a la inmigración y a la competencia extranjera no será una opción que fortalecerá la economía y la moral estadounidense. A lo mejor no, pero es mejor pensarlo y no ceder a la respuesta automática. Uno de los motivos del triunfo de Trump fue que en su anterior gobierno aumentaron los empleos y los sueldos de los ciudadanos estadounidenses. Esa gente de la alta política estadounidense es muy lista y muy leída, no van a implantar políticas lesivas porque los conocimientos de economía establecen que eso causará empobrecimiento. Tal vez causará empobrecimiento a Europa, no a Estados Unidos. Pero hay más, la energía barata y abundante para la inteligencia artificial, exportarán a 15 euros robots que limpian la casa.