Opinión

Un hombre de confianza

Sánchez y Puigdemont transportan maletines entregados por sus seguidores, creyendo que contienen sus máximos anhelos cuando, llevan munición política desgastada

  • Pedro Sánchez -

Hay una historia de Jack London que lleva el mismo título que el presente artículo. Al protagonista se le encarga, como hombre de confianza, que transporte un maletín del que ignora el contenido y, tras pasar multitud de vicisitudes y peligros, finalmente lo entrega a su propietario. Cuando pide ver qué contiene, descubre en el interior un revólver Colt del cuarenta y cuatro completamente oxidado y unas cajas de munición. Se había jugado la vida por nada. Si he recordado esta narración es porque creo que tanto Sánchez como Puigdemont transportan sendos maletines entregados por sus seguidores, creyendo éstos que contienen sus máximos anhelos cuando, en realidad, lo único que llevan es munición política gastada y armas ideológicas oxidadas. Es más que posible que los dos sepan lo que llevan así como que, no sirviendo para nada lo de dentro, hay que darle importancia a lo de fuera, al maletín. Que tanto socialistas como separatistas, hablo de los votantes, no hayan sabido ver la trampa dice mucho acerca de la condición de los mismos, más cercana a la fe que a la lógica.

El juego que se llevan sanchistas y separatistas ha sido siempre el mismo. Un fintar constante entre apoyar y no apoyar, prometer y dilatar, amenazar y luego no cumplir la amenaza, un teatrillo que no tiene nada que ver con sus respectivas ideologías. Entiendo que no pueden salir y decirles a sus respectivas parroquias que lo único que ambicionan es perpetuarse en el poder, en el cargo, en los sueldos astronómicos, las gabelas. Posiblemente, las masas que los siguen ciegamente tampoco se indignarían pues pertenecen a esa cainismo tan español – si, español, mal que le pese al de Waterloo – de que con tal de que no gane el adversario todo vale.

Pero quienes no comulgamos con ese potaje incomible debemos ver que si alguien no se fía de Sánchez es Puigdemont y viceversa. Las negociaciones en Suiza – que continúan sin que el gobierno dé la menor explicación sobre las mismas -, la foto de Sánchez con Puigdemont, la ida y vuelta de éste a Barcelona, el concierto catalán, las maniobras por debajo de la mesa de la ministra Montero a ver como se la maravillaría para anular la deuda de la generalidad son cosas que pueden interesar, pero lo sustancial es que en Cataluña el gobierno del socialista Illa sigue al pie de la letra el programa separatista sin apartarse ni un milímetro – TV3 y los medios públicos catalanes, la inmersión lingüística sí o sí, las subvenciones a entidades separatistas, el ninguno a los partidos constitucionalistas, las reivindicaciones económicas y políticas separatistas, etc. – mientras Sánchez aprueba amnistías que no se pueden aplicar al menos de momento y, como dice la canción, la vida sigue igual. Esto podría perpetuarse, porque a ambos les sobra caradura para ello, pero los tiempos están cambiando. Las elecciones las ha ido ganando una tras otra el PP y si se tuvieran que convocar generales veríamos si el Frankenstein seguiría sumando o, como dicen todas las encuestas – salvo las de Tezanos – la caída clamorosa de Sumar junto a la pérdida de votos del PSOE permitiría a PP y VOX conformar una mayoría sólida. Eso, si Feijoó quiere, porque no demuestra demasiado cariño al único partido capaz de apoyarlo. Otra cosa factible sería que, aprovechando el viento a favor que sopla del marco internacional, Abascal consiguiese suficientes diputados como para imponer una nueva línea política en España. ¿Puede Puigdemont permitirse eso?¿El electorado popular aceptaría un acuerdo con Junts, aunque fuese tan solo para acordar una moción de censura y echar a Sánchez? Muchas preguntas pero, en realidad, ignoramos lo que contienen los maletines que portan los dirigentes políticos. Aunque uno se teme que, como en el relato de London, lo que haya dentro sea la oxidada política de siempre.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli