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Opinión

La recuperación

Un joven deberá estar más de dos años completos ahorrando todo su sueldo sólo para pagar el aumento del IVA de una vivienda

“Rebotar no es crecer”. D. Lacalle.

Se habla mucho estos días de la recuperación de la economía española. Todos deseamos que se produzca lo antes posible porque resulta imprescindible para evitar que los daños derivados de la crisis económica, que ya son muy importantes, no se alarguen excesivamente y, sobre todo, no superen a los terribles de la sanitaria, con una de las mayores tasas de mortalidad por millón de habitantes del mundo. Los mismos cien días que nos llevaron a la ruina por no haber querido tomar medidas a tiempo son, parece, los que hoy faltan para que los brotes verdes que algunos atisban se tornen en praderas en las que el rebaño paste, recuperado y agradecido a su pastor.

Lo primero que debemos tener claro es que desde el momento en que el estado de alarma ha decaído, que las restricciones a la hostelería se han relajado, que se ha permitido la movilidad entre la mayor parte de las comunidades, lo normal es que se observe una recuperación en las macromagnitudes. Se gasta más en los bares (estaban cerrados fuera de Madrid, o prácticamente), en combustible (hay más desplazamientos), hay más pasajeros en los aeropuertos que hace sólo un mes. De no ocurrir, sería un tremendo problema, porque ni siquiera con menos restricciones estaríamos mejorando la actividad económica. Y si esto es así respecto a la situación de hace un mes, imagínense establecer comparaciones respecto a marzo o abril de 2020, en los momentos más duros del confinamiento, con toda la actividad económica y social (salvo la sanitaria, desgraciadamente) completamente paralizada. Si hay algo que, en estadística, es necesario cuidar para que no te acusen de manipular, es la base de la comparación.

Es especialmente duro el caso de las pequeñas cadenas de distribución, que están diez puntos por debajo del año base. En todas las CCAA, sin excepción, la tasa de ocupación es menor que un año antes

Las cifras de movilidad provincial que recoge en su web el Ministerio de Transportes, y que parten del 1 de marzo de 2020, reflejan que, pese a todo, ninguna provincia española se encuentra aún a los niveles de entonces. Sólo diez de las 52 provincias han alcanzado o superado el 90% de la movilidad de entonces, y donde en una situación normal (al menos, sin estar restringida) se hacían cien desplazamientos, hoy se efectúan 79.

El índice de cifra de negocios empresarial sigue por debajo de los valores de 2019, y a niveles del año base, 2015. Lo mismo ocurre con el índice de ocupación a 31 de marzo, salvo el de las grandes cadenas de distribución. Es especialmente duro el caso de las pequeñas cadenas de distribución, que están diez puntos por debajo del año base. En todas las comunidades, sin excepción, la tasa de ocupación es menor que un año antes.

En Andalucía la caída es de diecinueve veces, de dieciocho en Cataluña, en Valencia de catorce, de doce en Canarias, de nueve en Madrid y de seis en Baleares

El turismo, con un peso en el PIB y en el empleo que ronda el 13% en cada caso, acumulaba un total de 14.2 millones de viajeros extranjeros a 31 de marzo de 2019, que pasaron a ser 10.6 millones un año después y que se transforman en 1.2 millones en la misma fecha de 2021. Respecto a ese año de 2019, donde antes había catorce turistas extranjeros, hoy hay uno. El gasto total, magnitud fundamental para calibrar los efectos en los bolsillos de los ciudadanos y en las arcas de Hacienda, se ha desplomado desde 6.000 millones de euros a 31 de marzo de 2019 hasta los 512 millones. En Andalucía la caída es de diecinueve veces, de dieciocho en Cataluña, en Valencia de catorce, de doce en Canarias, de nueve en Madrid y de seis en Baleares. Por cada 4.3 pernoctaciones de turistas extranjeros en marzo de 2019 hoy hay sólo una, y si entonces representaban dos de cada tres de ellas, hoy son sólo una de cada tres.

En cuanto a las empresas, en febrero de 2019 se constituyeron 9.382 con un capital de 850 millones de euros por 8.786 y 600 millones de euros en el mismo mes de este año; y, desgraciadamente, si en febrero de 2019 se disolvieron 2.311 empresas, en el mismo mes de este año lo han hecho 2.501, un 8.2% más que entonces. Estas cifras permiten explicar que la población ocupada, que se incrementó en 210.000 personas desde el final del primer trimestre de 2019 al final del mismo trimestre de 2020, esté hoy por debajo de la de 2019 en unas 265.000 personas, situándose en el valor más bajo de los últimos tres años. Y hay hoy 300.000 parados más que en el mismo momento de 2019 y 638.000 personas más con su trabajo restringido por algún tipo de ERTE, con una población activa que no crece.

Combustibles y vivienda

El Gobierno tiene en sus manos acelerar esa recuperación. La vacunación es fundamental, pero no puede fiarlo todo a ella. Sólo una ideología asistencialista, que niega al individuo su capacidad de recuperarse sin la ayuda del Estado, carga sobre la sociedad su incapacidad de actuación. Eso explica plantearse la eliminación de los tipos reducidos del IVA, lo que elevará la carga fiscal de una vivienda media en Madrid de 29.000 euros a más de 60.000. Sólo para pagar ese incremento, un joven deberá estar más de dos años completos ahorrando todo su sueldo sólo para pagar el aumento del IVA. A esto habrá que añadir la subida de los combustibles, de la electricidad, los peajes en las autovías, y los impuestos sobre el trabajo autónomo, con un primer impacto estimado de casi 950 euros anuales sobre 200.000 de ellos. Recordemos los aplausos al presidente cuando volvió de Europa el verano pasado, y sus palabras diciéndonos que no iba a costarnos nada. Es un rebote, no una recuperación, y es el precio del rescate, que es lo que nos ofrece Europa.

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