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Opinión

El talón de Aquiles de Sánchez

Avanza el sanchismo en el despiece de España. Iván blinda su estrategia. Hay un flanco vulnerable por el que el PP prepara su ofensiva

El gran farsante
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Europa Press

Habrá referéndum en Cataluña. Pactado, precocinado, a la escocesa, a la quebequesa, a la indostánica... Lo habrá. Para un nuevo Estatut, para la autodeterminación, para la segregación... Veremos. El independentismo ha cumplido todos sus plazos y alcanzado todas sus metas desde 1978. Cierto que en este itinerario se han registrado aparatosos tropezones, ridículos espantosos, delirios lisérgicos que, en algún momento, frenaron el ritmo de su marcha. Pero siempre ha avanzado. Una ley electoral absurda que consagra la hiperrepresentatividad de las formaciones nacionalistas y un compadreo, entre ridículo y cobarde, por parte de los distintos gobiernos centrales, han redondeado a lo largo de los años el escenario de desolación ante el que ahora nos enfrentamos. Sólo hacía falta el aterrizaje en la Moncloa de un aventurero sin escrúpulos, un arribista desalmado para culminar el estropicio.

En contra del sentir nacional y con el único aliento y respaldo de una minoría xenófoba, reaccionaria y secesionista, que apenas representa al seis por ciento del censo español, Sánchez ha culminado su propósito

El decreto de los indultos, que hace temblar los pilares de nuestra Constitución y los cimientos de nuestro marco de convivencia, se orienta en contra de lo votado por el pueblo español en noviembre de 2019, en contra de lo prometido por el propio presidente, en contra de lo expresado con insistencia por la opinión pública, en contra de lo defendido por la oposición, en contra de lo apuntado por los fiscales y de lo sentenciado por el Supremo... Es decir, en contra del sentir nacional y con el único aliento y respaldo de una minoría xenófoba y reaccionaria que apenas representa al seis por ciento del censo español y que, casualmente, da vida con su apoyo al gobierno actual.

El autoindulto de Sánchez, diseñado y engalanado con enorme habilidad por Iván Redondo, no sólo ofende y humilla a quienes se enfrentaron a la embestida golpista, desde el Rey a la Justicia, pasando por las fuerzas de Seguridad y los cientos de miles de españoles que desbordaron Barcelona en la histórica manifestación.del 8 de octubre. Los indultos avalan, ensalzan, refuerzan y reivindican las posiciones de los sediciosos y malversadores, tanto intramuros como muy especialmente en el ámbito europeo, donde tienen puestas todas sus expectativas y donde finalmente se dirimirá la fase final de este partido. Si el Gobierno español los indulta y hasta les alivia del delito de malversación, ¿cómo pretenden que la corte de Estrasburgo actúe en forma diferente?.

Argumentan desde el PP que Sánchez, ajeno a todo tipo de principios éticos y políticos, ha entregado esta baza decisiva a los enemigos de la Nación a cambio de cumplir con tranquilidad el bienio que le queda de legislatura. Es posible, aunque en este punto hay opiniones diversas y aun enfrentadas.

Llegará la mesa de negociación, la supresión del delito de secesión, el retorno de Puigdemont y los demás fugados, la anulación de las deudas, la anhelada amnistía y, finalmente, el referéndum de autodeterminación

Consideran algunos que esta indignidad preñada de vileza de poco le va servir porque los nacionalistas son incómodos compañeros de aventuras que jamás cesan en sus exigencias, como ha quedado plenamente demostrado. Tras la gracia de los indultos llegará la mesa de negociación, la supresión del delito de secesión, el retorno de Puigdemont y los demás fugados, la anulación de las deudas de los condenados por el Tribunal de Cuentas, la anhelada amnistía y, finalmente, el referéndum de autodeterminación, pactado y bien pactado, absolutamente ajeno a nuestro marco legal y rematadamente anticonstitucional.

Será un rosario inclemente de reclamos al que Sánchez deberá atender sin regateos salvo que quiera asumir poner en peligro su mayoría. Algunos apuntan que a Sánchez poco le importan las futuras votaciones en el Congreso dado que ya aprobó sus Presupuestos, única ley que tumba gobiernos y propicia adelantos electorales. Pero en un entorno de creciente malestar social (ahí la súbita bajada de mascarillas, impuesto de la luz, atención odontológica...), de enormes incertidumbres económicas y de menguante credibilidad del Ejecutivo, el presidente no se jugará su acolchada estabilidad y concederá sin pestañear lo que el separatismo le exija en aras a cumplir con su principal objetivo, que no es otro que las urnas de 2023/24.

Lo ocurrido con Ayuso va mucho más allá de la pandemia y los berberechos. Es una reacción encendida y visceral contra lo que representa el sanchismo devastador

Perdida Andalucía y reforzada la derecha en Madrid, Sánchez necesita imperiosamente recuperar el territorio catalán, siempre clave para el PSOE en unas generales. Hará concesiones hasta las lindes de lo necesario y más allá. ¿Nación de naciones? ¿Estado Federal? ¿República catalana? Lo que haga falta. Y ahí es donde aparece su talón de Aquiles, su verdadero punto débil electoral. Esta actitud de servil entreguismo hacia la jauría secesionista alimenta aceleradamente el rechazo frontal al PSOE fuera de Cataluña. Aún no se han enterado en Ferraz de que lo ocurrido con Ayuso va mucho más allá de la gestión de la pandemia y las bromas de los berberechos. Es una reacción encendida y visceral contra lo que representa el sanchismo. La extrapolación a nivel nacional de lo ocurrido en la Puerta del Sol.

"Los indultos son el principio del fin de Sánchez", aseguraba la presidenta madrileña esta semana en esRadio. Para ello es preciso que Pablo Casado, superada ya su fiebre de centrismo, emprenda gestos más decididos para atender lo que reclaman millones de españoles. Estuvo firme y contundente ante el detestable empresariado catalán el pasado fin de semana en las jornadas del Cercle vicioso. Fue una muestra del coraje que se le reclama. Hace falta más para plantarle cara a ese monstruo totalitario que está ya a la puertas.

Unirse a Vox y a Ciudadanos

Entre pugnas y relevos intestinos, el PP aparece algo desdibujado. No basta con dejarse llevar hasta Colón, con gesto osco y disgustado, o con recoger firmas a las puertas de la sede de Goya. Es preciso enfrentarse a Sánchez en todos los terrenos, con todos los recursos democráticos, tanto en casa como fuera. Le está faltando al PP el arrojo y la imaginación que le sobra a Ayuso. Es tiempo de desperezarse y reaccionar. De reagrupar fuerzas con Vox y Ciudadanos, ahora que Arrimadas ha tornado con brío. Un Colón, dos, tres, mil... los que hagan falta. Un Colón en cada rincón. Y acciones en Bruselas, Estrasburgo, Berlín, París... Todo lo que no hizo Rajoy cuando debió. No ha de acunarse Casado con el alegre rumor de las encuestas, el suave murmullo de los sondeos. De no reaccionar raudo, se hará realidad aquello que anunciaba Gaziel en 1931: "España ha muerto, han nacido las españas". Con la salvedad de que Junqueras y sus compañeros no dejarán de España ni la 'ñ'.

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