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Opinión

Isabel Díaz Ayuso y la ‘operación Villacís’

Isabel Díaz Ayuso y Begoña Villacís

Dijo Oscar Wilde que “cada acierto nos trae un enemigo. Para ser popular hay que ser mediocre”. Curiosamente, ahora que la realidad de la curva de contagios está dando la razón al Gobierno de Madrid y a su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, vuelve a aparecer el fantasma de una nueva operación entre bambalinas con una protagonista dispuesta a derrocarla en el futuro: la vicealcaldesa Begoña Villacís.

Ahora, cuando por primera vez el índice de contagios a 14 días baja de los 300 casos por 100.000 habitantes, una cifra que ya solo mejoran Canarias, Baleares y Galicia; justo en la semana en que Europa valida los test de antígenos, los mismos que el Ministerio de Sanidad y un coro mediático ponía en duda como causa ficticia del ‘milagro’ de Madrid; unos días después de que Sanidad admitiera la realización de test PCR en origen para entrar por Barajas, como llevaba meses reclamándose desde Madrid; apenas unas horas, en fin, de que el propio Salvador Illa volviera a recular y aceptara que cada comunidad enviara un plan para poner en práctica la última exigencia de Ayuso, la realización de test de antígenos en farmacias, aparece de nuevo en el horizonte otra operación a largo plazo para desalojar a Ayuso de Sol.

La ‘operación Villacís’ –negada por activa, por pasiva y por perifrástica por el entorno de la vicealcaldesa, que lo tilda de “una intoxicación del PP”- habla de rumores e incluso conversaciones para que la vicealcaldesa se pase a las filas del Partido Popular a formar tándem con Ayuso en la Comunidad. En las filas naranjas del Ayuntamiento se rechaza de plano la operación, se tilda de “patraña” y se acusa al PP de lanzar el globo sonda.

¿Quién quiere, entonces, mover la silla de Ayuso justo ahora, cuando la guerra contra el virus en la calle y contra Sánchez parece sonreír a la presidenta madrileña?"

¿Quién quiere, entonces, mover la silla de Ayuso justo ahora, cuando la guerra contra el virus en la calle y contra Sánchez y el Gobierno parece sonreír a la presidenta madrileña? Las miradas en Sol se dirigen hacia Génova e, incluso, a la relación con el Ayuntamiento de Madrid a través de José Luis Martínez Almeida y su papel como portavoz nacional del partido.

“¿A quién beneficiaría la salida de Villacís hacia la Comunidad?”, preguntan de manera retórica en Sol. “Al alcalde”, insisten a continuación. Según estas fuentes, Almeida –que ha seguido la semana pasada colocando peones en agrupaciones de distrito del partido de cara a controlar el Congreso del PP que debe celebrarse el año próximo para poner fin a la interinidad que vive desde la dimisión de Cristina Cifuentes- se quitaría una figura que –pese a las buenas relaciones entre ambos- mediáticamente le hace sombra. Y nada mejor para el alcalde que Villacís subiera Alcalá arriba hasta Sol.

De Villacís, la propia expresidenta de la Comunidad Cristina Cifuentes decía en privado que “es más del PP que yo”, y no son pocos los que piensan que, en el futuro, y si sigue la deriva de Cs, podría acabar entre los populares. Otros advierten que por el camino habría que superarse la amistad que mantiene con Arrimadas (no en vano, su hija pequeña se llama Inés). “Eso sí, dicen fuentes cercanas al alcalde, ella no quiere ser una segundona”, señalando que la figura de Almeida está “muy consolidada” en Génova y nunca podría aspirar a ser su recambio.

Y es entonces cuando vuelven a mover la silla a Ayuso. Parte de Génova sigue recelando de su entorno y no desespera en su idea de que la presidenta no repita como candidata. Por mucho que fuera, como Almeida, una apuesta personal de Pablo Casado. Y por ello, algunos se empeñan en ‘convencer’ a éste de que no puede repetir aventando operaciones de recambio como la de Villacís.

Pero la realidad y las encuestas pueden torcer cualquier operación diseñada desde un despacho, en Génova o Cibeles: Ayuso está fortalecida por las rectificaciones del Gobierno y la bajada de la curva"

Pero la realidad y las encuestas pueden torcer cualquier operación diseñada desde un despacho, ya sea en Génova o en Cibeles. La presidenta de la Comunidad de Madrid no es la misma ahora que la que en julio acudía a Génova a exigir elecciones anticipadas porque se veía perdida entre el fuego amigo de Cs y una moción de censura con Gabilondo, y las balas enemigas de la lucha permanente con Moncloa durante la pandemia.

Ayuso, ahora, está fortalecida por las rectificaciones del Gobierno que, una a una, ha ido asumiendo la mayoría de las medidas que planteaba Madrid, desde los test de antígenos a los cierres perimetrales solo por días pasando por los PCR en Barajas o los confinamientos por Zonas Básicas de Salud.

Además, la curva está bajando. El Gobierno regional ha cambiado en poco más de un mes la “bomba epidemiológica” y la “madrileñofobia” por el “milagro de Madrid”, como lo califica la prensa alemana y hasta el propio hermano del jefe de la oposición en la Asamblea, que hace meses atacaba sin piedad a la presidenta. Y sin cerrar totalmente la hostelería –quien quiera comprobar los efectos del cierre total de la actividad, que se dé una vuelta por Barcelona y compare con Madrid…-.

¿Quién se atreverá a cuestionarla con la curva a la baja y los sondeos al alza?” avisan en su entorno. De momento, la ‘operación Villacís’ –que ésta tilda de 'patraña'- deberá esperar"

En Sol se esperan las encuestas como el arma definitiva para tumbar cualquier operación contra Ayuso. Aguardan a los sondeos internos y las encuestas públicas. “Si hace meses, cuando Madrid era centro de la pandemia, mostraban que el enfrentamiento con Sánchez le salía rentable –dice un afamado presidente de una encuestadora-, ahora, con la curva cayendo, puede salir disparada”.

El último sondeo, publicado por un medio nada sospechoso como Público hace dos semanas, daba a Ayuso ganadora con 39 escaños, tres más que el PSOE, y mantendría la mayoría absoluta de manera holgada con Vox y Cs. “¿Quién se atreverá a cuestionarla con la curva a la baja y los sondeos al alza?”, avisan en su entorno. De momento, la ‘operación Villacís’ –si es que existe- deberá esperar.

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