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Cultura

ENTREVISTAS

Andrea Levy: “El dolor ajeno es viral”

La política popular critica duramente al nacionalismo catalán en 'La utilidad de todo este dolor'

andrea levy
La periodista Andrea Levy. JULIO TOVAR

Hay cierta melancolía en Andrea Levy (Barcelona, 1984), la cual ha hecho de su paso accidentado por la política un libro bálsamo llamado La utilidad de todo este dolor (La Esfera de los Libros, 2024). Es difícil no usar la palabra víctima, ella que la odia, en esa joven que se enfrentó a las gorgonas independentistas y a no pocos basiliscos de la Podemia y sobrevivió. Porque fuera de cualquier fracaso político, el libro es una de las pocas piezas que transmite la terrible verdad, la ignominiosa certeza, de la miseria y crueldad de la política en España.

Pregunta: Este es un libro confesional y triste, ¿Fue difícil llevarlo a cabo? 

Respuesta: Para mí no es un libro triste. Es decir, cuando hablo de la utilidad de todo este dolor justamente lo que yo he aprendido ha sido a no caer en la frustración y en el pesimismo. Y, de hecho, es una de las cosas que suelo aconsejar a las personas que me escriben en relación a esta enfermedad (la fibromialgia). Si nos dejamos sumir por esa tristeza y ese dolor, la enfermedad se agrava porque implica que nuestro cerebro, que nuestras emociones están tirándonos para abajo.

P: Me fascina, de hecho, como racionalizas el dolor y la enfermedad. Nadie lo suele hacer…

R: Bueno, lo intento. Una de las primeras cuestiones cuando te diagnostican suele ser “¿Por qué me toca a mí?”. Entonces, yo creo que a partir de ahí tienes que hacer una reflexión de que esto te ha tocado y aceptarlo e intentar sacar lo mejor de ti (es el mensaje positivo con el que intenta acabar el libro). Lo que quiero decir es que no podemos normalizar la tristeza como algo que nos pueda evocar la vida bohemia o algo sexy.
Parece como si nos queramos recrear en un cierto estado de ánimo y yo pongo de manifiesto que no merece la pena, hay que salir de ese bucle. Por eso empiezo diciendo que yo no he hecho en cara nada de lo que me ha pasado porque creo que todo eso es una experiencia. Quizá, a lo mejor, era más ingenua cuando llegué y no estaba preparada para esto. Todo tiene que ver con una determinada fascinación por la juventud que hubo en política en un determinado momento y que se ha revelado como que igual no era tan necesaria.

P: ¿No pensaste en dejar solo los testimonios de tu enfermedad en lugar de entremezclarlos con los políticos? Quizá pierda intensidad la obra en estos últimos: son discursos diferenciados la confesión y el ensayo

R: Era imposible porque justamente era muy difícil hablar de la enfermedad en un compartimento estanco como si no tuviera nada que ver el factor externo. Este último para mí era la política igual que en cualquier otra persona enferma puede ser su trabajo e incluso su entorno familiar. Todo influye, el dolor es un todo y por esto en este libro lo que hago es una disección al dolor en todos sus aspectos desde el físico al emocional. Este último te afecta: puede ser una relación de pareja, no llegar a final de mes, las condiciones de vida o la política. Resulta evidente que tu día a día se ve condicionado por este dolor. Yo tenía un entorno político que influía en mi dolor físico.

P: Partes del libro recuerdan a esa pista de All Things Must Pass de George Harrison de nombre Beware of Darkness: “Watch out now, take care. Beware of the thoughts that linger. Winding up inside your head. The hopelessness around you. In the dead of night”.

R: Es precisamente en la noche, cuando se hace la oscuridad, cuando el dolor es más intenso porque estás solo con él conviviendo. Intentaba salir de mi burbuja y pensar que el dolor físico podía suplirlo o mitigarlo con las pastillas a la vez que evitaba reconocer el dolor emocional. Viví durante mucho tiempo sobreviviendo mal al dolor, pero también intentando hacer ver que no lo tenía, que no me estaba pasando todo eso. Esa manera de ignorar el dolor hace que este se vuelva más cruel contra ti.

P: ¿Por qué tardaste tanto en hacer público tu diagnóstico de fibromialgia? Sorprende tu orgullo, esa incapacidad de reconocerse como víctima, en una sociedad donde todo el mundo pretende ser una

R: En primer lugar, porque nunca me he considerado víctima. Quiero decir, yo consideraba que era posible hacer todo lo que yo tenía que hacer y en cierto modo, como dicen en una serie de Netflix de éxito, “lo que no se declara, no existe”

P: “En el principio era el verbo”, que iniciaba la novela de Eco.

R: Todo aquello que no tiene nombre, no existe; son dos similitudes. Ignorarlo para mí era una forma de ser más fuerte hasta que me di cuenta que al hacerlo tanto sólo me hacía más débil. Al hacerlo público, es cierto, encontré un elemento de fortaleza ya que la honestidad y la veracidad me parece que son elementos claves en política y creo que con ello gané empatía en la gente que me seguía.

P: A su manera, este es un libro sobre el “procés” y la crueldad del nacionalismo radical ¿No eran conscientes tus rivales políticos que las palabras pueden herir y somatizarse?

R: Bueno, es que por eso la política es importante contarla en el libro, porque esta no es ajena al dolor y al sufrimiento, es decir, a las cosas que me decían. Evidentemente eran comentarios que lo que querían es aniquilar mi estabilidad mental y buscaban que lo dejara. Eso es lo que interesa a cualquier totalitarismo como el nacionalismo.

P: Hay, también, mucho de Wilhelm Reich -odio a lo que se desea (a la chica guapa)- en los ataques que narras en el libro…

R: Eso hace que tengas ganas de combatirlo, ya que cualquier totalitarismo prefiere tu muerte civil y no podrán nunca ganar tu libertad de ideas. Se buscaba usar lo personal para llegar a mi muerte civil. Ahora, realmente aquello por lo que luchas lo que te hace libre.

Pilar Rahola forma parte de ese entramado totalitario que busca decidir quién es catalán y no

Pregunta: ¿Sentiría culpa Pilar Rahola al leer este libro?

Respuesta: No, en absoluto. Entre otras cosas porque ella forma parte de ese entramado totalitario que busca decidir quién es catalán y no; mucha gente se siente cómoda viviendo o generando odio. Al final, es un medio de vida: si conseguían sacarte del panorama político catalán, si conseguían esos pequeños triunfos, formabas parte de esa comedera que ha sido el independentismo. Por eso hemos visto tanto pelacañas cuando eran absolutamente infames, crueles, en todo lo que decían.

P: ¿No te ha salido caro profesionalmente militar en el Partido Popular? Se considera que es una puerta hacia al “trepaje” en el imaginario de las izquierdas, pero veo perfectamente que estarías en una posición social superior de haber entrado al PSC

R: Claro. La decisión de estar en Cataluña y llamar a la puerta del Partido Popular justamente es la punki, la contracorriente allí. Sobre todo, ya dar el paso y ser un altavoz y ahí el alto coste que tenía para mí, por ejemplo, participar en las tertulias de Rac1 donde evidentemente se ejercía una violencia verbal muy dura. Todos aquellos que no formamos parte de ese marco imaginario éramos expulsados.

El Partido Popular, además, tiene una implantación territorial por España sin igual. Es decir, somos el partido con mayor presencia en todo el territorio, en todos los municipios pequeños, y por eso considero que es un sitio en el cual el aprendizaje va de abajo arriba. Se debe respeto al militante de base, el cual está levantando la persiana en una pequeña sede de aldea en Galicia, como al de Madrid, que es un partido más institucionalizado y que da esa batalla de las ideas. 
Por eso considero que es una organización que te pone las cosas muy claras y donde los liderazgos personales son muchos más complicados que, por ejemplo, en partidos más pequeños como han sido Ciudadanos o Podemos (desaparecieron por esa causa).

P: De hecho, me divierten tus puyas a Ciudadanos, esos periodistas y empresarios entregados, que debilitaron al PP en Cataluña ¿Fue un partido estacional?

R: Fue un partido instrumental para ejercer un poder fáctico por parte de medios del poder económico. También, por parte de otros partidos políticos -creo que es importante destacarlo- porque al final la evolución que hemos visto de Ciudadanos ha tenido pautas un poco personales.

P: ¿No fuiste inocente en pensar que tu relación con Nacho Vegas podría pasar desapercibida en los mentideros de Madrid? Es una ciudad de cotilleos, no se guardan los secretos como en Barcelona…

R: Bueno, pero quiero decir, a mi plim el cotilleo: yo era feliz. Hay un punto en que yo no puedo luchar contra un cotilleo que forma parte de una realidad, aunque se digan cosas ofensivas. Me pareció que, de todas formas, aunque se dijeron muchas cosas que no fueron ciertas, se me respetó porque siempre he abanderado que lo importante es no engañar a nadie, que lo importante es ser uno mismo. Cuando consigues esa libertad personal, que es lo que te hace fuerte, contra ti no puede ningún dogmatismo.

P: En tu testimonio hay un discurso implícito de comparación entre el adicto a las drogas fuera de curso legal y aquellas recetadas, propio de Antonio Escohotado ¿No acerca parte de esta obra a Prozac Nation y otros ensayos contra la medicalización masiva?

R: Obviamente. El libro lo que dice es que te puedes sentir dependiente de una sustancia, aunque ésta sea legal (el tabaco y el alcohol en abuso son también perjudiciales). La medicación, además, te la recetan y esto no solo está absolutamente normalizado en España, sino que lo abanderamos como el mayor consumidor. Lo pongo en relación a lo que ha pasado en Estados Unidos y lo que pensábamos que es normal…

P: En Estados Unidos la medicalización es masiva, ya desde la infancia…

R: Bueno, yo creo que esto se empieza a advertir en 'House'. Ese problema de adicción que a la vez le debilita y, también, le permite ser brillante diagnosticando. Es ese dolor que sufre y no lo puede extirpar y se tiene que medicalizar…

P: Esto no pasa al mismo nivel en Europa, por la seguridad social y el control del medicamento.

R: Sí está pasando con los ansiolíticos.

P: Eso es verdad: son más legales y consumidos

R: Sí, pero bueno, hoy he visto en las noticias que hay un jarabe de codeína que toman los niños para emborracharse los fines de semana. De hecho, gran parte de las drogas ahora de consumo ilegal vienen de ser medicamentos de uso legal (los derivados del opio). Hay que pensar que hay una industria detrás muy interesada en la sobre medicalización y ese punto, en el caso de los ansiolíticos, yo creo que nos deberían advertir mejor ya que tienen unos efectos secundarios muy grandes (yo los padecí y eso me ha motivado a escribir este libro).

P: Vamos con las redes sociales: siempre me sorprendió el cambio de alguien divertido en Twitter al mutismo posterior ¿Cómo has podido sobrevivir a las toneladas de misoginia allí?

R: Es verdad que tengo un sentimiento encontrado con mi desaparición en Twitter. Bueno, la voluntad inicial de las redes sociales fue el poder acercar a la gente. Te permite acceder a información, a documentación la cual no podías antes conseguir. Lo que pasa es que alguien descubre que lo que más se viraliza es lo ofensivo, el insulto, el meterse con alguien. Al final, el dolor ajeno es viral.

P: De hecho, ¿Se sintió alguna vez mal Mauro Entrialgo con la campaña obsesiva que te dedicó por el cierre discutible de radio Carmena?

R: Bueno, es que hay obsesiones…

P: Fue literalmente un troll de 4chan acosando a un rival político y deshumanizándolo

R: Yo creo que al final sabes que hay personas que cogen unas obsesiones contigo, que digas lo que digas, es imposible razonar. Él no era un tipo que tuviera que caerme mal, pero es que antes de entrar ya dijo que había hecho unos carteles con Paint. Eran de una programación de verano (de las fiestas de San Cayetano y La Paloma) y los hacían las asociaciones de vecinos. Y me acusaron a mí de hacerlos: esto lo publicó El Confidencial.

P: “Fake news”

R: Creo que hay una clara patología clínica de “twittero” y debería tratarse en la sanidad porque se ha convertido en una clase de enfermedad. Es aquel que necesita desprender odio. A esa persona la llamaríamos, quizá, violenta y la ingresaríamos en un psiquiátrico.

P: Quiero ponerme en la piel de Entrialgo y sus causas, romper una lanza por él, y es ¿No hubo alguna medida alternativa que permitiera mantener los trabajos de Radio Carmena?

R: No, no, es que los trabajadores que eran de Madrid Destino se quedaron allí y nosotros mantuvimos las programaciones hasta el fin de sus propios ejercicios. Las propias coordinadoras siguieron. Si ahora vas donde estaban los estudios de Radio M21, en Conde Duque, veras que se han convertido en locales de ensayo que creo hacían más falta en Madrid.
Yo lo que dije es que para grabar un programa no hacía falta la millonada que se habían gastado, ya que su audiencia era reducto del reducto. Mantuvimos, de hecho, la revista de los ilustradores porque eso sí nos parecía una buena iniciativa. Ahora, creo que cada administración que llega tiene derecho con su presupuesto hacer lo que considera.

P: ¿No existe una patrimonialización por la izquierda de Malasaña? ¿Ha pensado “Quequé” en montar un partido y declarar la independencia del barrio?

R: Bueno, es que Malasaña es un barrio que explica muy bien la izquierda madrileña, a la izquierda Más Madrid. Pecan de ser progres burgueses porque si nos fijamos en los líderes de izquierdas que tenemos veremos que tienen unas vidas muy asentadas (matrimonios, hijos, propiedades, etc.). 
Mira de dónde vienen las máximas líderes y representantes. La explicación de Malasaña es que es el café más esnob y más caro ¿no? La izquierda, por tradición, debería representan a las clases obreras que estarían en Villaverde, en Vicálvaro, en San Blas…Más Madrid no deja de ser un partido de esnob, de snob progres.

P: De hecho, luego de independizarse el barrio les aplicarían el 155 cuando se acabara “Estrella Galicia”

R: (Risas) Ya no sé si es esa cerveza, pero, hombre, yo creo que todas las ciudades tienen que tener su barrio que compagine esa cosa de la bohemia, pero ellos tampoco quieren pagar el precio de esta. Quiero decir, la bohemia son los que lo pasan mal, que no comen, y mueren por tubérculos en una buhardilla, no los que se van a tomar cócteles al José Alfredo.

P: Casi al final reivindicas tu gestión cultural del COVID ¿No eres responsable del inicio del verdadero “boom” cultural actual de la capital?

R: Creo que el éxito es una corresponsabilidad de haber sabido trabajar las instituciones, el ayuntamiento, con el sector privado. Tuve, así, una interlocución permanente con el tejido cultural de la ciudad, que independientemente de lo que ellos podían pensar, supimos sacar adelante en un momento complicado. Yo nunca me sentí como la líder espiritual de la cultura de la derecha; al revés necesitaba que se me ayudase…

P: Es pertinente la comparación con Barcelona, donde las restricciones COVID fueron más fuertes

R: Bueno, pero es que hay una cosa que yo la cito en el libro y es que hacemos el primer manual de cierre POSCOVID en entornos culturales. “Cultura segura” es, de hecho, un eslogan que se hace desde el Ayuntamiento de Madrid. Hablamos, incluso, con mucha gente de Barcelona de cómo se podía hacer para poder abrir y solucionar estos temas.

P: Un poco antes, poca gente sabe que el PP salvó la sala Max Aub de un cambio de nombre por el carmenismo. Aub, ese gran escritor republicano que parece que nadie en Más Madrid leyó…

R: Bueno, estuvieron a punto de cambiarle este, pero no porque odiaran a Max Aub sino porque no lo conocían. Creo que debieron interpretar que la obra de Matadero, espacio cultural que le debemos a Gallardón y que une norte y sur, debía tener en su sala el título de un fascista al ser creación del Partido Popular. Cuando hicimos la presentación de la nueva temporada del español fuimos a esa sala, reivindiqué a Max Aub y me empezaron a gritar no sé cuántos desde las sillas del auditorio “que no hiciera política”.

P: Me impacta una frase en el libro: “soy una persona muy leal con los míos” ¿Cómo alguien así puede pensar en hacer carrera política en la España de Pedro Sánchez donde el traidor es ídolo?

R: Yo creo que ser leal no es ser fiel, es más bien una norma que yo tengo en mi vida personal y que he pasado a la política. La vida es tejer redes de afecto, de cariño, de personas con las que puedes contar y pueden contar contigo. Al final, es la manera de hacer tu camino en la vida. Si vas dejando cadáveres, lo único que puedo decir es que la sangre es muy escandalosa. Me gusta mirar atrás y no encontrar rastro de sangre.

P: Cuando hablas de tus coetáneos generacionales, muchos fuera de la primera línea política, afirmas con nostalgia: “todos ellos tienen en común que empezaron su andadura en el año 2015”. ¿Queda solo la melancolía luego del paso por el hemiciclo?

R: Esto es una reflexión que me encontré al escribir las primeras páginas del libro. Es decir, yo no me creo que sea la única que haya padecido todas estas cosas: desde los ataques a las situaciones de responsabilidad y poder. Lamentablemente, fue una generación que -como dijo Gil de Biedma- vio “todas las grandes esperanzas puestas en nosotros”. Ha sido una decepción porque la mayoría de ellos en el primer asalto, cuando no consiguió lo que quiso, se fue.

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  • M
    M-47

    Andrea, muy sensata.