Lo primero que llama la atención del video de la declaración de David Sánchez Pérez-Castejón ante la jueza de instrucción Beatriz Biedma es su voz. Idéntica a la de su hermano, es el primer recordatorio para todos los que la escuchan de lo que es verdaderamente importante en este caso: Su relación familiar con el actual presidente de Gobierno. Las inflexiones, los latiguillos, la palabrería vacía que utiliza son también un calco de los usados por au hermano. Para el espectador es una experiencia estupefaciente, porque oímos a Pedro diciendo cosas propias de Pedro pero saliendo de la boca de un señor que no es Pedro pero que se le parece mucho. Una versión desleída y a medio cocer del firmante de “manual de resistencia” con menos ganas de resistir que de dejarse caer, a ser posible en los mullidos brazos de un sueldo público creado a su medida.
David Sánchez, que lleva desde el 17 ejerciendo de Primer Hermano, no se ha molestado ni siquiera en preparar mínimamente el interrogatorio, lo que es de por sí una primera falta de respeto grave para la jueza y para los profesionales presentes en el acto. Sabe de forma instintiva que su hermano le salvará de una forma u otra y no ha visto la necesidad de elaborar un relato, por usar terminología típicamente sanchista, que le permita defenderse con un mínimo de coherencia. Nada de eso. No nos va a evitar ni la vergüenza ajena ni el bochorno de la exhibición de su presunta invulnerabilidad.
Una profunda amnesia
A la pregunta de cómo se enteró de la existencia de la plaza responde que en un buscador, como si las plazas creadas para ti en una ciudad aleatoria a los pocos días de que tu hermano llegue a La Moncloa fueran cosas habituales de todos los días de las que nadie te va a informar y con las que te vas a encontrar de repente en google tras escribir en el campo de búsqueda, “apaño que me ha hecho mi hermano”. Después de esa primer contacto con lo que, en adelante, sería su arreglo económico tampoco sabe explicar nada de la entrevista de trabajo. Una profunda amnesia al respecto le lleva a aventurar, como si se tratara de otra persona y no de sí mismo, que puede imaginar en que consistió, pero sin entrar en más detalles. Yo aventuro la posibilidad de que el tema fundamental del encuentro fue una descripción detallada del árbol genealógico del aspirante haciendo especial hincapié en la larga sombra que puede llegar a proyectar, para bien y para mal, dicho árbol.
Una vez queda claro que la oficina de las Artes Escénicas es una de esas verdades inefables que se explican por sí solas, llega la hora de saber dónde reside la tal oficina. Nuestro hombre no lo sabe
Tampoco sabe nuestro insigne Sánchez bis a lo que se dedica, dónde se dedica a lo que se dedica y con quien se dedica a lo que se dedique. A la pregunta de "¿la oficina de Artes Escénicas, qué es?, responde tras un largo titubeo, “pues vamos a ver, entiendo que la oficina que se encarga de las Artes Escénicas”. Ole tú, David, di que sí, que ancho te quedas sancheando en sede judicial. Yo me pregunto, y me lo pregunto de verdad, que llevaba el cola-cao que se bebieron estos dos hermanos en la infancia para desarrollar esa jeta tan característica que es casi el ideal platónico de la jeta. Sigamos. Una vez queda claro que la oficina de las Artes Escénicas es una de esas verdades inefables que se explican por sí solas, llega la hora de saber dónde reside la tal oficina. Nuestro hombre no lo sabe, pero ya que estamos, y por responder algo, también imagina que en el despacho que le han puesto, pero es solo imaginación, no lo acaba de tener claro tampoco. En perfecta lógica la siguiente pregunta trata de saber quienes eran sus empleados. “Ya que es usted jefe de la oficina de Artes Escénicas, tendrá empleados. Quienes eran?” Ahí salta David Sánchez con toda la chulería marca de la casa a dejar muy claro que llevárselo crudo sí, pero que él es un hombre del pueblo. “Yo no tengo subordinados, tengo colaboradores”. El mensaje silencioso que queda colgando en el aire es “No como usted, que es una facha clasista”.
Un mangante con residencia en Portugal y que cobra en España de un trabajo que no sabe explicar, que no tiene idea de cómo consiguió, que no sabría ir a donde lo ejerce sin perderse
Sigue con ese tonito que vas muy bien, Sánchez 2.0. Y así todo. Respuestas absurdas propias de un sketch del especial de Nochevieja de José Mota y la sensación amarga de que los fondos públicos que pagan todas estas francachelas innecesarias y estos cargos inútiles para familiares y amigos de los políticos en el poder se gastan con total frivolidad y sin el menor miramiento. De mis bolsillos y los suyos, amable lector, a los de un mangante con residencia en Portugal y que cobra en España de un trabajo que no sabe explicar, que no tiene idea de cómo consiguió, que no sabría ir a donde lo ejerce sin perderse y que tampoco sabe decir que cargo desempeñan las personas con las que colorea figuritas los escasos días en que los ve. Para Artes Escénicas las suyas propias: Fingir que se hace algo para justificar el cobro de lo que no te has ganado con tu trabajo. Ventajas de apellidarse Sánchez de primero y Pérez-Castejón de segundo, y de tener una voz que no permite olvidar nunca a los que te han colocado de quién eres hermano.
Elissis de ruido
Aunque quizá sea mejor que cobre sin trabajar teniendo en cuenta el sagrado metal al que dice dedicarse. La ópera o la gran música en general no merece ser maltratada por personas que pretenden ser directores de orquesta cuando no pasan de amateurs. Recordemos la crítica que se publicó en el diario “Hoy” de Badajoz tras uno de los osados intentos del menor de los Sánchez a la batuta: “Y el epicentro de la catástrofe estuvo en el foso, donde un incalificable director sin noción alguna del tempi de la obra hacía aspavientos desde el podio a una orquesta amplificada que impedía oír a los cantantes. Ni siquiera al coro se le pudo escuchar en los fortísimos porque para fortísimo…. los de la orquesta en un “y yo más” incomprensible que fulminó la parte vocal de la obra”
Un total de 133.361 euros se gastaron para una sola representación del Elissire d’amore de Donizetti, que según la misma crítica, de haber estado allí hubiera salido pitando ante semejante desaforo. Y es que el ruido, un ruido desquiciante e insoportable que se te mete en el cerebro, es la verdadera especialidad de los Sánchez.
Bluesman
14/01/2025 09:28
A este 'músico' (vaya forma de insultar este noble arte) lo salvará el hermano, como a otros tantos salvó y salvará el hermano. A quienes pagan sus impuestos sin rechistar, soportan en silencio las dolorosas almorranas de tantas veces que el gobierno les ha dado por, ven como sus barrios son arrasados por marabuntas de turistas, sus hijos, con muchos más estudios, viven mucho peor que ellos; a esos no les salva nadie.