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Juicio al cómico para el que piden cárcel y prohibirle ejercer su profesión

El proceso contra este humorista se celebra este lunes en la Audiencia Provincial de Madrid. “Vivimos en la era en la que alguien ofendido te puede meter en un gran problema”, denuncia, en declaraciones a este periódico

David Suárez
David Suárez Movistar

David Suárez arriesga con su humor negro y a veces, claro, derrapa. Hay quien repudia este género y tendrá la peor opinión de este cómico y hay quien le sigue porque le gusta la mezcla de maldad y cinismo del personaje que interpreta. Y hay una asociación que le ha denunciado por un chiste que hizo sobre las personas con síndrome de down.

El juicio sobre este asunto se celebra este lunes en la Audiencia Provincial de Madrid y tendrá un propósito, como es el de determinar si este joven cómico cometió un delito de odio al escribir el siguiente tuit: “El otro día me hicieron la mejor mamada de mi vida. El secreto fue que la chica usó muchas babas. Alguna ventaja tenía que tener el síndrome de down”.

El mensaje es grotesco y habrá quien considere que ni tiene gracia ni debía haber sido publicado. Ahora bien, la Asociación Plena Inclusión Madrid denunció este mensaje y la Fiscalía solicita 22 meses de prisión para Suárez, así como su inhabilitación como cómico durante el tiempo que dure la condena que le imponga el tribunal y por un lustro a mayores.

Un delito que puede suponer la suspensión de un derecho

Este periódico conversó recientemente con Suárez y dejó clara su postura: “No me voy a disculpar por el chiste porque considero que entra dentro de los límites del humor. Eso sí, desde que lo escribí, si ha venido alguien y me ha dicho que se sintió ofendido, en lo particular, le he pedido perdón".

Y aclara: "El matiz es importante: pido perdón a quien le haya ofendido, pero nunca lo haré por el chiste”.

¿Libertad de expresión u odio?

Suárez reivindica su derecho a interpretar a su personaje más conocido, una “mala persona que hace humor negro e incorrecto” y que “pega a todos por igual, sin tener en cuenta su ideología, sus defectos físicos o su profesión”. De hecho, defiende algo que es fácil de comprobar: uno de los personajes a los que más humilla es a sí mismo.

Según apuntó Infolibre, la acusación le imputa un delito contra el artículo 510.2 a) del Código Penal, que incide en que serán castigados con la pena de prisión de seis meses a dos años y multa de seis a doce meses “quienes lesionen la dignidad de las personas mediante acciones que entrañen humillación, menosprecio o descrédito “por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, la situación familiar o la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad”.

Suárez se muestra sorprendido porque un chiste pueda ser susceptible de una condena a pena de cárcel, pero sobre todo por la petición de vetar su ejercicio profesional durante más de cinco años. “Esto implica que en este tiempo no podría hacer actuaciones ni publicar contenido en mis redes sociales”, lamenta, en una conversación que duró diez minutos y en la que no alteró su tono serio y rotundo.

Más allá de lo que suceda en el juicio, lo cierto es que esta acusación ha tenido un coste profesional para Suárez, que incide en que, tras ser enjuiciado, perdió la colaboración que le unía a una televisión de Vodafone; y dejó de colaborar con otra productora. “Cualquiera que busque en Google mi nombre lo verá asociado a palabras como 'cárcel' o 'imputado'. No sé cómo terminará el juicio, pero aunque salga absuelto, eso no cambiará”, afirma.

Durante la llamada, también hace referencia a la capacidad de ofensa de determinados colectivos: “Yo empatizo con la situación que tenga cada persona, pero es que no me dirigí a ninguna en concreto. Y en mi perfil en Twitter, que es donde lo escribí, aparece claramente que soy cómico. El contexto es importante. Pero, aun así, es sorprendente cómo un colectivo ofendido puede llevarte a estos extremos y, con un poco de mala suerte, impedir que ejerzas tu libertad de creación”.

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