En las conexiones históricas entre España y la actual México uno de los personajes más citados ha sido el de Hernán Cortés, el hidalgo extremeño que se convirtió en un estratega militar en el Nuevo Mundo. Sus andanzas por América han copado el interés de los historiadores, cuyos estudios se han centrado en cómo un castellano al mando de 500 hombres logró tomar la capital Tenochtitlán al Imperio mexica. Entre las alianzas con las tribus indígenas, o su relación con el emperador Moctezuma, emerge la figura de la intérprete doña Marina, quien cautivó al conquistador hasta tal punto de engendrar un hijo juntos: Martín Cortés, uno de los primeros mestizos de América.
La divulgación histórica se ha centrado en lo que este hecho suponía para el mestizaje, ya que los matrimonios mixtos estaban permitidos, aunque esta no fuera la opción que Hernán escogió con doña Marina. Previamente, el conquistador se había casado con una española de nombre Catalina Suárez en Cuba, antes de partir a México. Esta se embarcó en 1511 hacia un continente donde según el historiador Lucas Montojo, “las mujeres contaron con una mayor independencia que en la Península”. Este casamiento asentó a Cortés entre las familias más influyentes de los primeros años en el Nuevo Mundo, ya que el gobernador Diego Velázquez presionó para que así fuera.
“Hernán tuvo once hijos reconocidos en vida”
Juanjo de Lama, autor de Yo Hernán, Diario de Campaña
Juanjo de Lama, autor del libro Yo Hernán, Diario de Campaña (Almuzara, 2024), explica que Catalina era hermana del socio de Hernán, Juan Xuárez, “con el que explotaba a medias un ingenio de azúcar”. El matrimonio se concertó en 1512 y seis años más tarde será cuando Cortés comandará la expedición hacia la península del Yucatán. El expedicionario ya tenía una posición económica boyante, pero, aun así, decidió emprender la aventura. “Catalina estaba especialmente dolida porque después de seis años casados, Hernán no le había hecho un hijo, seguía persiguiendo faldas”, expone el también divulgador en la red social X bajo el seudónimo del mismo personaje.
Retrato de Hernán Cortés.
Gustavo Amorín cita en su libro sobre Los últimos días del Imperio azteca (Sekotia, 2023) a varios historiadores franceses que han tratado la conquista de la Nueva España. Uno de estos es Francois Baldy, quien informa que Catalina emprendió un viaje para reencontrarse con Cortés, en 1522. El recibimiento fue en la Villa Rica de la Veracruz, donde -según Juanjo de Lama- “la recibió como una reina”. Este espejismo chocaría rápidamente con la realidad al Catalina descubrir en la ciudad de Coyoacán la relación de su marido con una india, mal llamada La Malinche. Para este momento histórico existen dos interpretaciones: o se encontró a doña Marina embarazada de Cortés, o le pilló dándole el pecho al hijo recién nacido. Esta última opción es la más plausible para el divulgador, quien asegura que “Hernán tuvo once hijos reconocidos en vida”.
Salvador de Madariaga, en su obra Hernán Cortés (Espasa, 2000), habla de acaloradas discusiones durante la primera comida: “Los criados trajeron velas y encontraron el cuerpo de Doña Catalina sin vida en brazos de Cortés”. Lucas Montojo expone que previamente ella se levantó de la comitiva para dirigirse a una habitación, a la que su esposo fue detrás: “Dicen los testigos, una dama que asistía, que tenía los ojos fuera de las órbitas, marcas en el cuello y el collar que llevaba estaba roto al lado del cuerpo”.
“Se ve en Cortés no solo un asesino, sino un genocida, y es convertido en el chivo expiatorio”
Eric Cárdenas, historiador mexicano
La investigación histórica no ha podido corroborar lo que pasó realmente dando lugar a todo tipo de conjeturas. El otro análisis de estos hechos subraya que Catalina padecía asma y frecuentes desmayos. Para Juanjo de Lama la muerte le llegó “por culpa de un berrinche”, provocado por los enfrentamientos verbales. Eric Cárdenas, director del canal de Youtube México antes de México, expone que “ya se hablaba de los problemas de salud” de la mujer durante su estancia en Cuba. Según el historiador mexicano, “estos ataques de asma o de mal corazón -como se decía en la época- ya habían ocurrido en su familia”.
Bernal Díaz del Castillo es el autor de la crónica más verosímil de la Conquista para historiadores como Lucas Montojo, porque “la escribe al final de su vida y describe unos acontecimientos que ha vivido. Las cartas de Cortés no le parecieron las más objetivas, y el otro cronista Gómara habló de oídas, ya que nunca estuvo en América. Esto pudo incitarle a relatar lo ocurrido”. En un párrafo de su célebre libro Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España toca brevemente el objeto de estudio: “Tres meses después de su llegada, supimos que la habían encontrado muerta una noche de un ataque de asma, y que el día y la noche anteriores había habido un banquete y una gran fiesta. No sé más de lo que he dicho y no hablaremos más de ello. Pero otros, después, hablaron de ello abierta y muy claramente durante el juicio que sobre este tema se llevó a cabo en la Real Audiencia de México”.
Finalmente, Juanjo de Lama no cree que la matara, ya que “sería muy absurdo hacerla venir de Cuba para matarla, no tenía ninguna necesidad”. Por su parte, Lucas Montojo no se moja y deja la incógnita abierta, dando crédito a ambas versiones. El profesor Eric Cárdenas piensa que detenerse en este hecho es lo que quiere la leyenda negra para desviar la atención de la riqueza de este personaje. Mientras que, el historiador uruguayo Gustavo Amorín, no deja escapar la ocasión para resaltar la cantidad de españoles que murieron por enfermedades debido al clima tan diferente al de la Península, por lo que la versión sobre el estado de salud de Catalina no sería para nada descabellada.
Los rumores sobre el posible asesinato persiguieron a Hernán en sus juicios de residencia. Los familiares de la fallecida siguieron culpando a Cortés, ya sea por rendir cuentas, o por sacar un rédito económico con el pleito. También en este punto hay visiones encontradas. Eric Cárdenas habla que en el relato de su nación mexicana “se ve en Cortés no solo un asesino, sino un genocida, y es convertido en el chivo expiatorio para explicar todos los males que aquejan a nuestro país como la corrupción, el racismo o la violencia”. El enigma de lo que sucedió con Catalina Suárez sigue sin respuesta a la espera de que algún investigador, sin ideología de por medio, descubra lo que realmente le ocurrió.