Juan Carlos I va camino de convertirse en un arma arrojadiza entre Zarzuela y Moncloa. La Casa Real se niega a rehabilitar la imagen del exjefe de Estado en el cincuenta aniversario de su proclamación, el próximo 22 de noviembre. Según el entorno del Rey Juan Carlos, nadie en Zarzuela le ha contactado para preparar tal evento. Ese día, el Gobierno organizará un acto de homenaje al papel trascendental de la Monarquía en el impulso de las libertades en España tras la muerte de Francisco Franco, dentro del ciclo de cien actos que ha preparado el Ejecutivo de Pedro Sánchez durante este año. El auténtico protagonista de esa jornada será Juan Carlos I, pese a que su hijo, Felipe VI, estará presente. Moncloa deja en manos de Zarzuela la decisión sobre su presencia en el homenaje.
Algunas fuentes consultadas por este diario precisan que el Gobierno puede estar intentando ofrecer a Zarzuela un pacto: enmendar la mala reputación del Rey Juan Carlos a cambio de una mayor implicación de los Reyes en el programa de actos de "España en libertad". Porque, por ahora, el Rey solo participará en el citado acto de noviembre y en una visita a los campos de concentración del nazismo de Auschwitz y Mauthausen, en Alemania. Fuentes gubernamentales de peso deslizan que esas conversaciones se están produciendo con la Casa Real. Lo cierto es que el Gobierno es plenamente consciente de que Juan Carlos I será el auténtico protagonista del homenaje a la Monarquía.
De manera que el Ejecutivo ha presionado políticamente al Rey, que se verá en la complicada tesitura de decidir si su padre recibe o no en vida el reconocimiento que tanto ansía. La última vez que Juan Carlos I participó en un homenaje fue en 2018, cuando se celebró en el Congreso de los Diputados el cuadragésimo aniversario de la Constitución Española. Cabe resaltar que en la Casa Real ha causado desconcierto el plan del Ejecutivo. Entre otras cosas, según explican fuentes de Zarzuela, porque fue la exvicepresidenta socialista Carmen Calvo quien puso hace casi cinco años las condiciones de la salida del padre del Rey. Y no fue hasta mayo de 2022, semanas después de que la Fiscalía cerrara la investigación sobre los presuntos delitos que pudo cometer Juan Carlos I, cuando se le permitió viajar a España para su vida personal. A partir de ese momento, sin la Justicia persiguiéndole los talones, las visitas del padre de Felipe VI fueron cada vez más recurrentes, bien fueran para navegar en Sanxenxo o para ver a su familia.
Aunque es cierto que desde que se le obligó a marcharse de España no ha trascendido que haya pernoctado en el Palacio de la Zarzuela, sede de la jefatura del Estado y su residencia durante décadas, en estos últimos dos años Felipe VI no ha puesto objeciones a que su padre se dejara ver en el país que reinó durante casi cuatro décadas. Y eso que, en un principio, Moncloa no veía con buenos ojos que el anterior jefe del Estado viniera esporádicamente. En cualquier caso, para su hijo, explican las fuentes consultadas, la relación con Juan Carlos I "está completamente normalizada". Pero "no va a pedirle que participe en los actos" organizados por el Gobierno. Zarzuela lo deja en manos del Rey y, en caso de que este quiera venir, de Moncloa.
Fuentes cercanas al Rey Juan Carlos trasladan a este diario el mal ánimo del monarca ahora que arranca este año de conmemoración, porque tiene la sensación de que no se le reconoce nada de lo que hizo cuando tomó las riendas de la jefatura del Estado. Aún no ha trasladado a su círculo cercano si visitará España ese día. El hoy jefe del Estado quiere una monarquía íntegra, transparente y renovada para “un tiempo nuevo” que ya lleva más de una década en el contador. Su máxima aspiración es que le quieran, porque de ese detalle depende su futuro y el de la Princesa de Asturias. Muestra de ello fue la forma en que el Rey aguantó estoicamente la nube de barro e insultos que le cayó en Paiporta. Felipe VI admira realmente el proyecto histórico de su padre, a quien reconoce su labor para hacer germinar en España un régimen de libertades homologable al resto de democracias occidentales tras cuatro décadas de mano dura. Pero ahora teme que el momento de limpiar la imagen de Juan Carlos I esté cerca.
Pedro Sánchez y Felipe VI se esfuerzan en trasladar una imagen de cordialidad. Pero lo cierto es que el vínculo entre Moncloa y Zarzuela vive uno de sus momentos de mayor tensión. Como ya adelantaron fuentes diplomáticas a este diario, el principal problema radica en la pésima relación existente entre el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y el jefe de la Casa de S.M. el Rey, el también diplomático Camilo Villarino. Esa confrontación fue la causa de la ausencia de una delegación española en la ceremonia de inauguración de Notre Dame de París, a la que sí acudieron líderes de medio mundo, entre ellos, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump. Ese vacío de representación en la catedral, que reabrió sus puertas tras cinco años de trabajos de rehabilitación por el incendio que arrasó buena parte del templo, desató una guerra sin cuartel entre el Ejecutivo y la Casa Real, que siguen librando su particular partida de ajedrez.
Pelosi
12/01/2025 09:16
El Emérito ya está en la historia de España como un patán y un golfo gracias a cuyo ejemplo y gestión (?) España ha llegado a ser el “Infrapaís” que es hoy. Que en un último hálito de dignidad declare a Hacienda su patrimonio oculto en el extranjero y pague los impuestos correspondientes: la historia de una gran nación como España se lo demanda.
stoicus
12/01/2025 13:10
¿Régimen democrático homologable? ¿Otra vez con el tripi?
lepanto2012
12/01/2025 13:52
Totalmente de acuerdo con el comentario anterior. Añado que " su logro" fue esta constitucion que condena a 40 millones de españoles a las imposiciones oportunistas antiespañolas miserables y ladronas del minoritario nazismo catalan y vasco