En Colón empezó la rebelión contra el sanchismo y el despegue de Vox. Han pasado cuatro años desde aquella foto de Colón en la que compartieron primer plano Albert Rivera (Ciudadanos), Pablo Casado (PP) y Santiago Abascal (Vox). En aquel momento, el único partido sin representación parlamentaria era Vox, y ahora el único superviviente de aquella instantánea es Santiago Abascal. Colón trae buenos recuerdos a Vox, que aspira a llenar la plaza con un mensaje claro: solo Santiago Abascal puede hacer frente al sanchismo.
En el partido consideran que se aprovechó la oportunidad en el debate a tres de erigirse como el verdadero altavoz contra las políticas sanchistas y de extrema izquierda. Vox siempre se fía más del ruido de la calle que de las encuestas, que en varias ocasiones les han puntuado a la baja. En esta campaña, los de Abascal han vuelto a llenar plazas y a recibir numerosos apoyos de los ciudadanos de a pie, uno de los motivos por los que el líder de Vox se mostró tan confiado en el debate pese a que algunos sondeos los sitúen por debajo de 'Sumar.
Vox quiere seguir aprovechando el silencio de Alberto Núñez Feijóo para atraer al votante más a la derecha que dudaba entre el gallego y Abascal. Y lo hará instalando una vez más ese mensaje que el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ha dejado claro este jueves: “Sólo queda uno, Santiago Abascal, y sólo queda VOX para confrontar con la izquierda”.
Espinosa de los Monteros subrayó en Ciudad Real que solo Vox puede enfrentarse “a las ideas y propuestas de la izquierda que han contribuido al hundimiento económico de España, y no sólo eso, sino que también están minando la moral y la unidad de nuestra nación”. El portavoz se ha mostrado confiado de que el fin de Sánchez está cerca: "quedan tres días para acabar con la peor pesadilla política que ha conocido España en los últimos 40 años, tres días para acabar con el peor Gobierno de la democracia, tres días para acabar con el Gobierno que ha acabado justamente con las esperanzas de muchos españoles, de muchos jóvenes, que ha hundido nuestra economía y nuestro sector productivo. Un Gobierno que ha legitimado, blanqueado y ha incorporado a la dirección del Estado al brazo político del grupo terrorista ETA, a un partido golpista como ERC y a comunistas, algo que no se había visto en Europa en los últimos 70 años”.
Vox y PP, condenados a entenderse
Pese a que Vox se venda como el único fortín antisanchista, es consciente de que tendrá que entenderse con Feijóo como ha ocurrido en múltiples comunidades autónomas. Lo mismo sucede en el caso del gallego. Feijóo no deja de pedir el voto útil e incluso de afirmar que hará lo posible para no gobernar con Vox, pero todos los sondeos son claros: Feijóo, solo, no podrá alcanzar la Moncloa.
Abascal no lanzó un solo ataque contra el PP en el debate a tres, y llegó a increpar a Yolanda Díaz y Pedro Sánchez de estar hablando de alguien que no estaba presente y que no podía defenderse. Las diferencias entre ambos partidos no han sido óbice para ponerse de acuerdo cuando ha sido necesario en las comunidades autónomas. Ejemplos claros son la Comunidad Valenciana, donde el acuerdo llegó a los pocos días de las elecciones, y Extremadura, donde la cúpula del PP dio un toque de atención a María Guardiola para que rubricara el cambio de Ejecutivo.
Santiago Abascal, en conversación con Vozpópuli, reconoció que las relaciones con el PP habían mejorado con Feijóo respecto a Pablo Casado (con el que la relación se quebró por su intervención en la moción de censura contra Sánchez): "Hoy yo tengo una interlocución normalizada con el Partido Popular, como es visible, con desacuerdos, pero creo que es una relación normal y es la que debemos tener".
