A regañadientes y tras una negociación a punta de navaja, en la tarde de este jueves, la Comunidad de Madrid ha rubricado con el Ministerio de Universidades, casi por obligación, el convenio para confinanciar el sueldo de 1.091 profesores ayudante doctor en las universidades de la región. Durante el acto, el responsable de Educación del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, Emilio Viciana, le ha cantado las cuarenta a Diana Morant. Mirándola fijamente, ha recalcado que el motivo por el que ha accedido a la firma ha sido por situarse "del lado de las universidades públicas" madrileñas. "Es lo único que justifica que hayamos firmado este convenio".
A las palabras de Morant, "Madrid no puede permitirse perder 169 millones de euros", el consejero ha reaccionado con una aclaración: que el convenio "hipoteca" a la administración autonómica "por valor de 2.000 millones de euros durante los próximos 35 años". Lo que equivale a unos 57 millones al año "hasta que se jubilen" los profesores contratados. "Ya lo denunciamos antes y lo volvemos a denunciar ahora: este convenio no es un convenio, es una imposición, es una cacicada, es un chantaje; es un Pedro Sánchez invita y las CCAA pagan", ha denunciado con dureza.
A juicio del consejero, la aportación económica no compensa el resto de consecuencias del llamado Programa María Goyri: "Envenena las universidades públicas vulnerando la autonomía universitaria e imponiendo una única figura de profesor". En su opinión, un error: "Se quiere acabar con la figura del profesor asociado, que es el que permite que los profesionales lleven su experiencia a las clases universitarias". Para Viciana, la intención del Ejecutivo de Sánchez es clara: "Volar los puentes entre la universidad y la empresa, entre la universidad y el mundo real". Así ha reprochado que quieren "aislar a la universidad cada vez más en la ideología y en la dependencia de los poderes públicas". Nada nuevo: "Esto ya lo hemos visto con la nefasta regulación de las prácticas obligando a cotizar por formarse a la que nos opusimos desde el primer momento".
Después de meses de desencuentros con el Ministerio, Viciana ha compartido su "secuencia del convenio trampa". Primero, "la LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario) reduce la educación docente, es decir, el número de horas que pueden impartir algunos profesores". Lo que "genera artificialmente un problema de falta de profesores". Sobre la ley, ha criticado "que nace con una memoria desastrosa y sin cumplir sus plazos". Hecho que denuncia la propia CRUE, asociación que representa a los rectores universitarios de toda España. Año y medio después, "el Ministerio sale con este convenio trampa que quiere librarse de un tipo de profesores y que no tiene en cuenta las necesidades docentes de cada universidad, todas mentiras". Y aquí viene, ha apuntillado, "la gran mentira" del convenio: "Decir que rejuvenece las plantillas".
"Es el estilo de Sánchez"
La Comunidad de Madrid lamenta que el dinero que se va a destinar con este programa no sirve "para cubrir jubilaciones ni para atraer talento", sino para "pagar los costes de la propioa LOSU". Una ley que, ha cifrado el consejero de Educación, "costará a los contribuyentes unos 1.500 millones". Pese a los intentos de consensuar "una redacción alternativa" para que el convenio "no fuera un panfleto político", el dirigente madrileño ha acusado al Gobierno de responder con evasivas: "Ni se plantean cambiar una coma". A modo de remate, ha resumido lo vivido con este episodio con unas duras palabras: "La imposición, el trágala, una cacicada, una más con el dinero de todos; es el estilo de Sánchez, el de doy ayudas para la DANA si me aprobais los Presupuestos".
Acto seguido, el consejero, bolígrafo en mano, ha procedido a la firma. Desde la Puerta del Sol, fuentes del Ejecutivo madrileño desvelan la "intrahistoria" de este discurso: "El consejero pidió firmar telemáticamente un convenio con el que no está de acuerdo, pero que tiene que firmar para no perder 169 millones de euros, a pesar de que sea un chantaje. La ministra se negó a la firma telemática. Así pues, el consejero decidió ir a la firma y decirle a la cara lo que piensa. La cara de la ministra era un poema".
RafaR
13/12/2024 07:06
No lo entiendo. Si tan malo es el convenio, ¿Para qué lo firman? Peperismo en estado puro.