Quantcast

Política

Altos cargos del PSM presionan a Moncloa para que controle a Juan Lobato y anticipan un congreso caliente

La federación socialista de Madrid revive viejas intrigas palaciegas. Los sectores críticos con el secretario general toman posiciones; también el líder, que quiere tener "estilo propio"

(I-D) Reyes Maroto, Pedro Sánchez y Juan Lobato.
(I-D) Reyes Maroto, Pedro Sánchez y Juan Lobato. EUROPA PRESS / Gustavo Valiente.

El PSM nunca defrauda. La federación socialista de Madrid revive viejas intrigas palaciegas. Según ha sabido este diario, altos cargos del partido a nivel regional están presionando a Moncloa para que controle al secretario general, Juan Lobato, quien no lleva ni tres años a los mandos de la sucursal más revoltosa del PSOE. Pero en este tiempo ya está comprobando cómo se las gastan sus compañeros. Para entender lo que comienza a pasar en el PSM hay que tener en cuenta que Lobato, un político de 39 años y con proyección, no está dispuesto a ser un mero lacayo de Ferraz.

El exalcalde de Soto del Real quiere tener "estilo propio", según cuentan fuentes de su más estricta confianza. El plan de Lobato, dice él mismo, es un plan para Madrid; de consensos y de izquierdas, pero con "sentido común", lejos del insulto. El problema es que al secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán -el fontanero de Pedro Sánchez- no le gustaron dos de las últimas entrevistas que concedió Lobato. En ambas se desmarcó de las loas a la amnistía que se escriben en los argumentarios de Ferraz. En plata: el líder de los socialistas madrileños tuvo demasiado "estilo propio".

Que si la amnistía va "contra lo que nos define como sociedad"; que si tiene "cosas malas" y que si "tomar la decisión es muy complejo". Toda una serie de misiles a la línea marcada por la dirección federal que están utilizando algunos "rebotados" dentro del PSM para señalarle. "Se agarran a que no tenemos una línea de izquierdas", sostienen en su equipo, que niega la mayor. "Hacemos una política de izquierdas", zanjan.

Cepeda, Maroto... los supuestos descontentos

Los fieles al líder de los socialistas madrileños sitúan a tres personas molestas por haber perdido influencia y que estarían moviendo el avispero madrileño. Una de ellas sería el exsenador José Cepeda, afín al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, ambos de la agrupación madrileña de La Latina -una de las más importantes a nivel orgánico-. Algunas fuentes aseguran que el ministro, presionado, se habría visto obligado a frenar algunos movimientos contra Lobato a la espera de que sea el propio presidente quien decida el destino de su federación, que celebrará un nuevo congreso en dos años. Es decir, en los 6 meses siguientes al congreso federal, que será en otoño de 2025.

Según estas fuentes, se trata de una colisión de intereses. Por un lado, están los que han perdido algún cargo y están molestos con Lobato. Y, por otro, hay recién llegados que quieren ganar más peso orgánico como, sostienen, la portavoz en el Ayuntamiento, Reyes Maroto. No obstante, el entorno del ministro, en conversación con este diario, le saca de la cocina interna del Partido Socialista de Madrid: "Ni ha frenado ni ha impulsado ningún movimiento. Lleva meses sin dedicar un segundo al PSM. El tiempo que dedica es a Ferraz y a hacer campaña en Galicia. Le intentan meter unos y otros en cosas del PSM. Y a todos les dice que ni un segundo va a dedicar". En verdad, Bolaños está dedicado por completo a las negociaciones para desencallar la ley de amnistía y llegar a un acuerdo con Junts que garantice la viabilidad de la legislatura.

El equipo del Lobato asegura que sus discrepancias están pactadas con Cerdán. Aunque sus críticos lo descartan. De hecho le ven desconectado de las cuestiones orgánicas, que "no le interesan", dicen, y del día a día de las agrupaciones. Es más, algunas de las más importantes echan en falta más contacto con él. Quienes recelan de Lobato le ven más bien pensando en una época en la que la legislatura termine y el PSOE se enfrente a una larga travesía en el desierto. Las fuentes consultadas vienen a decir que Lobato intenta ser como Emiliano García-Page. Pero le recuerdan que carece de su poder. No solo no gobierna, sino que es tercera fuerza en Madrid.

La pinza de Óscar Puente

Otro de los problemas que está teniendo el líder del PSOE de Madrid es la conversión del ministro Óscar Puente en “portavoz contra Ayuso”. “Es un problema que ya tuvo la anterior legislatura y que vuelve a reproducirse ahora con un perfil más potente como Puente”, dicen fuentes de la federación madrileña. “El choque contra Ayuso que representa Puente es todo lo contrario de lo que vende Juan (Lobato), que busca acercamiento, pactos y una oposición que se centre en temas autonómicos: Sanidad, Educación, impuestos. En el choque contra Ayuso, perdemos”, añaden. Aunque el equipo de Lobato le quita hierro: "Hablamos y nos coordinamos a diario con los ministros", explican.

La crisis del PSOE de Madrid se ha convertido algo perenne. El partido va camino de los 30 años fuera del Gobierno de la Comunidad y de la Alcaldía de la capital. Y no hay visos de que se pueda revertir la tendencia a corto plazo. La militancia está desmovilizada y el rechazo a la amnistía ha generado problemas a algunas agrupaciones, cuyos locales se ven habitualmente vandalizados con pintadas. “El otro día se organizó un acto sectorial de igualdad en Las Rozas y fueron ocho personas”, lamentan.

El análisis de la dirección del PSM es que para tener bazas en Madrid, hay que hacer guiños al electorado más centrado. "Vienen a ser unos 200.000 o 300.000 votos que eran de Ciudadanos y ahora se fueron con Ayuso. Hay que convencerles de que pueden confiar en nuestro Partido Socialista. Y eso es lo que tenemos que hacer. Ser leales al federal, pero recordarles que tenemos que tener autonomía para ganar. Si ganamos, todo el PSOE es más fuerte", zanjan.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.

  • X
    xaxonem

    El PSOE dejó de ser socialista para convertirse en comunista.. Lo ve un ciego.

  • M
    marqueslinchado

    La PSOE, fascismo de trinque y faca.